Estas dos muchachas son Mariya Polivanova y Natalya Kovshova, francotiradoras soviéticas del Ejército Rojo.
Actuando como un equipo oteadora-francotiradora, entre las dos acabaron con más de 300 nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Natalya y Mariya se conocieron en el instituto, y según sus conocidos, "se volvieron inseparables". Cuando empezó la guerra y Natalya se alistó en el ejército, Mariya se alistó con ella.
Su pericia como equipo de francotiradoras quedó patente bien pronto, y rápidamente las asignaron a entrenar nuevos reclutas. Su bautismo de fuego tuvo lugar en la Batalla de Moscú, defendiendo la capital de los ejércitos nazis.
Por sus acciones en la defensa de Moscú, ambas fueron galardonadas con la Orden de la Estrella Roja.
En agosto de 1942 las jóvenes fueron destinadas a defender el pueblo de Sutoki-Byakovo, en el Oblast de Novgorod. Sería su última misión.
Un ataque nazi las sorprendió. A pesar de la contumaz defensa soviética, uno por uno los defensores fueron cayendo hasta que solo Natalya y Mariya quedaban con vida. Siguieron matando nazis hasta quedarse sin munición.
Con solo dos granadas de mano, y sabiendo lo que les esperaba de ser capturadas, tomaron una decisión. Se escondieron hasta que las tropas nazis estaban encima y entonces detonaron las granadas, muriendo ellas pero llevándose por delante a muchos nazis. Tenían 19 y 21 años.
En 1944 en gobierno de la URSS sacó un sello conmemorativo recordando su última gesta.
Ambas fueron reconocidas, a título póstumo, Heroínas de la Unión Soviética.
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