El 16 de junio de 1955 se modificó la categoría de lo posible en la política argentina.
El antiperonismo comenzó a dirimir en clave de guerra civil las diferencias políticas bombardeando plaza de mayo.
Se abrió una nueva etapa de la barbarie de los civilizadores.
Abro hilo
Los conflictos políticos desde la revolución de mayo siempre tuvieron componentes violentos. Sin embargo el bombardeo rompió las categorías de lo pensable y de lo imaginable.
No es anecdótico que fuese en plaza de mayo, el lugar donde el peronismo irrumpió el 17 de octubre
El sentido del lugar había cambiado para siempre desde aquella noche. Las bombas intentaban matar a Perón para recuperar el gobierno y romper los significados de la plaza para el peronismo y recuperar ese espacio perdido. Superando los límites de lo conocido
Un hecho que fue invisivilizado primero por el propio Perón que intentó no sobredimensionarlo y mostrarse prudente. Su mensaje fue de calma. No quiso fusilar a los asesinos, cuenta Félix Luna. Le dejó a ese honor a los golpistas que asesinarian a peronistas un año después.
Perón se muestra como garante del orden, exige prudencia. Los diarios oficialistas ilustrarán en tapa su abrazo con el Ministro del Ejército. Y posteriormente ilustrarán con las bombas desactivadas. No habrá imágenes de fallecidos. Sabía que ello generaría peores consecuencias
Así, fueron mostrados los destrozos y la voluntad del gobierno de sobreponerse al hecho. De mostrarse activo en la reconstrucción y dejarlo en el pasado. Consideraron que victimizarse era un símbolo de debilidad.
Será un documental hecho por los golpistas antiperonistas un año después el que difundirá por primera vez las imágenes de los fallecidos. Se honraba el bombardeo porque era el “inicio de la revolución contra la tirania y la dictadura”.
Aqui se puede ver
Los primeros relatos de los hechos, de J. L. Romero y T. Halperin Donghi hacen hincapié en la quema de iglesias que sectores violentos peronistas realizaron esa noche y no en los bombardeos. Y no hacen alusión a los muertos. Es más, equiparan y hacen simétricos los dos hechos.
Respecto a las imágenes será La Hora de los Hornos de Pino Solanas el primero que las difundirá con un sentido distinto, como un hecho de barbarie de la oligarquía. Hasta ese momento, el relato hegemónico no condenaba los bombardeos.
Veamos ahora cómo son relatados por Félix Luna en 1972.
Comparemos el espacio que le dedica a estos y el que le dedica a la quema de iglesias de esa noche.
Acusa a Perón de promover la violencia con su mensaje y equipara las violencias. Estamos ante el germen de la teoría de los dos demonios. Corría 1972 y su libro no era solo de historia, tambien sentaba la posición política del antiperonismo ante el irreversible retorno de Perón.
Así, el símbolo de la barbarie es la quema de las iglesias y no el bombardeo: “era un motivo para activar la lucha sin concesiones contra un sistema que había llegado a tales extremos”.
Estaba justificando el golpe que se vendría tres meses después y minimizando los bombardeos
En 1986 el mismo Félix Luna muestra que el discurso de Perón de esa tarde no había sido lo violento que había sostenido en 1972. Se puede escuchar en este video.
Sin embargo hacia, nuevamente, más énfasis en la quema de las iglesias que en los bombardeos.
“La barbarie de los incendios de esa noche duraba y se prolongaba en el tiempo, mucho más que la barbarie de las bombas de la mañana”.
Era la teoría de las dos barbaries. Pero una era peor porque “era un Anticristo contra el cual todo estaba permitido”.
Así los bombardeos se minimizaron. Para los golpistas fueron los inicios de la revolución libertadora. Los historiadores (antiperonistas) lo desvalorizaron al considerar más grave la “barbarie” de la quema de las iglesias, que hasta justificaban el golpe posterior
La historia de los relatos historias y las imágenes ocultadas y desvalorizadas de los bombardeos es la historia de una ruptura categorial.
No era posible aceptar que todo era posible para dilucidar los conflictos en la política interna.
Porque así se legitimaba el golpe del 76
Por eso el bombardeo fue minimizado por años. Perón lo minimizó en el contexto politico que vivía, la dictadura de Aramburu lo reconoció como el prolegómeno de la lucha “contra la tiranía”. Y los historiadores antiperonistas construían una bizarra teoría de los dos demonios
En el que uno era peor que otro. Utilizaron la quema de las iglesias para justificar el golpe. Y entraron en una lógica categorial que justificaba politicamente la violencia antiperonista. La misma lógica que los usarán los genocidas en el 76
Pero hay otros relatos y otras imágenes.
Que muestran que ese día la barbarie pasó un límite.
No es una chicana.
El peronismo no bombardeo ni fusiló a sus opositores.
El antiperonismo civil y militar no solo lo hizo sino que lo justificó.
En nombre de Cristo.
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