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Granbonaerense. Hijo del Polimodal. Politólogo portador sano.

Aug 24, 2021, 27 tweets

En estos días se habló mucho de La Isla, nuevo barrio natal de María Eugenia Vidal. Es un rincón de Recoleta que parece trasplantado de París, pocas cuadras que rompen el damero urbano porteño, aisladas del resto de la ciudad por escalinatas majestuosas. ¿De dónde salió? Veamos.

Hasta bien entrado el siglo XIX Recoleta era una zona semirrural de quintas y arrabales, estructurada alrededor del convento, el cementerio y el asilo de mendigos. La Calle Larga (Alvear) y el Paseo de Julio (Libertador) la vinculaban al centro. Aquí la Iglesia del Pilar en 1870.

Pasando el asilo tenía una quinta el hacendado de origen estadounidense Samuel Hale, uno de los fundadores de la SRA (linda gente). La Quinta de Hale, así se la conocía, tenía unos 88.000 m² y varios lujos para la época. La vemos en una acuarela de Prilidiano Pueyrredón de 1860.

Hale murió en 1888 y su quinta pasó a la Baring Brothers (la del empréstito). Entre tanto, la epidemia de fiebre amarilla había provocado la conocida mudanza de las clases acomodadas a la zona norte de la ciudad: Recoleta comenzaba a urbanizarse rápidamente con grandes mansiones.

En esta vista aérea de 1910 tenemos en primer plano a la derecha el Hospital Rivadavia, sobre la Avenida Las Heras. Al fondo a la izquierda se ve el Cementerio de la Recoleta. El gran parche verde entre las actuales Las Heras, Agüero, Agote y Libertador es la Quinta de Hale.

En 1906 la Municipalidad adquirió la Quinta de Hale con el propósito de generar un barrio parque. En la parte baja se crearía una plaza, mientras que en lo alto se diagramó el laberinto de callejuelas que lo caracteriza. ¿El responsable? Literalmente un parisino, Joseph Bouvard.

Además de diseñar la traza del barrio La Isla, Bouvard estuvo detrás de otros proyectos en Buenos Aires, como la Plaza del Congreso y un ambicioso plan de avenidas diagonales del que sólo se construyeron –y parcialmente– las actuales diagonales Norte y Sur.

Buenos Aires buscaba desesperadamente ocultar sus rasgos coloniales, como las calles en cuadrícula: las diagonales, La Isla, Palermo Chico o Parque Centenario forman parte del mismo movimiento. Como nueva rica, buscaba los mejores cirujanos urbanos que pudieran cambiarle la cara.

Volvamos a La Isla. Para 1908 la Municipalidad, además de rematar los primeros terrenos, había edificado una escalinata monumental para crear una terraza con vista al río desde lo alto de la Plaza Mitre, que entonces se llamaba Avellaneda: recibió su nombre definitivo en 1921.

Tan exclusiva era La Isla que en 1913 la Municipalidad pensó en ofrecer terrenos al gobierno nacional para que construyera allí la residencia presidencial a cambio del terreno del Arsenal de Guerra (la actual zona del Htal. Garrahan), donde planeaba construir otro barrio parque.

El plan no prosperó, aunque picó cerca: en 1937 el Estado adquirió el Palacio Unzué, contiguo a La Isla –y también alguna vez parte del terreno de Hale–, para destinarlo a residencia presidencial. Destruido por el odio antiperonista, hoy se erige allí la Biblioteca Nacional.

La Isla terminó de tomar forma entre 1906 y 1914, cuando sus calles recibieron nombres por ordenanza: Galileo, Copérnico, Newton. Las escalinatas son, con probabilidad, contemporáneas. Los edificios eran otros, sin embargo: mansiones familiares, de las que sólo sobrevive una.

La actual embajada británica es la única sobreviviente de la tipología original de construcciones de La Isla. Fue construida como residencia de la familia Madero-Unzué entre 1914 y 1917. En 1947 fue adquirida para embajada y se le anexó el parque remanente de la Quinta de Hale.

¿Por qué se cambió el nombre del Parque Avellaneda por Mitre? Para erigir su monumento, inaugurado en 1927. Para eso fue preciso destruir la escalinata central de la terraza: sobreviven las bajadas laterales, al igual que las dos de la calle Guido y las de la calle Copérnico.

En 1938 hubo un intento de "modernizar" la Plaza Mitre, bastante desconocido: el intendente Mariano de Vedia y Mitre –más conocido por el Obelisco– mandó a instalar una fuente-cascada racionalista. El adefesio duró poco tiempo: en la foto de 1941 vemos la barranca repuesta.

Una curiosidad: de los laterales del Monumento a Mitre salen dos calles. Una, República del Líbano, baja en curva hacia Libertador. La otra es posiblemente la calle más corta de la ciudad: tras un par de metros, Arjonilla se transforma en la escalinata que baja hacia Agüero.

En el relevamiento aéreo municipal de 1940 vemos que La Isla ya tiene su fisonomía definitiva, aunque sobrevive aún sobre Agote (entonces Anchorena) el casco de la antigua Quinta de Hale, que pronto sería demolido para anexar ese terreno como jardines de la embajada británica.

Con excepción del cambio de las residencias palaciegas por edificios de departamentos, La Isla preserva como pocos lugares los sueños de grandeza de la Buenos Aires del Centenario. Acá vemos los dos extremos del tramo "isleño" de la calle Guido en la lente de Makarius (ca. 1960).

El mirador sobre Plaza Mitre perdió la vista del río, que se alejó con los progresivos rellenos. Buenos Aires cada vez tiene menos acceso a la costa y la voracidad inmobiliaria del GCBA, en lugar de recuperar espacio público, busca la forma de privatizarlo. Pero ese es otro tema.

Esto fue todo. Los croquis y planos originales son extraídos de memorias municipales. Los relevamientos aéreos, del GCBA. Las fotos son del AGN y compartidas en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de la Ciudad de Buenos Aires". Si buscan planos, acá:

sites.google.com/view/ba-en-car…

Acá hay una nota muy interesante de La Nación sobre las escaleras de La Isla de la que tomé las fotos iniciales:

lanacion.com.ar/buenos-aires/p…

No muy lejos de La Isla sobrevive en Recoleta otra arquitectura singular de la misma época que las escalinatas: el paredón del Asilo General Viamonte, hoy integrado al ex-shopping Design, coronado por misteriosas figuras alegóricas. Hablamos de él acá:

Pero si hablamos de escalinatas y de los intentos de Buenos Aires por acercarse a París no podemos omitir mencionar al Pasaje Seaver, mítico rincón –también bastante turbianga– caído bajo la fiebre de demoliciones de Cacciatore:

Y, por último, si se preguntaron mirando el plano cómo es posible que la Plaza Mitre diera a la Avenida Alvear (que actualmente termina a varias cuadras de allí), es por esto:

Casi me olvidaba: las esquinas que dan a la plazoleta central de La Isla fueron uno de los pocos lugares de Buenos Aires en conservar las antiguas farolas Val d'Osne, alguna vez omnipresentes en sus avenidas. Aquí indagamos un poco sobre ellas:

Obligada fe de erratas: la Calle Larga no era Alvear sino la actual Quintana, que contra todo pronóstico es anterior. Siempre me confundo. Lo demás vale.

Sumo una foto que por supuesto se me pasó al armar el hilo: una vista aérea de la Recoleta en 1928 donde se ve claramente La Isla, ya con el Monumento a Mitre. A su derecha el Palacio Madero-Unzué y, alejándose de este, el antiguo casco de la Quinta de Hale, demolido en los 40.

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