#Hilo 🧵🗞️¡El mítico Festival de Avándaro cumple 50 años! y sobre este evento hay todo tipo de historias que merecen recordarse. La prensa mexicana se sumó al linchamiento de los organizadores y asistentes, pero más allá de ello, aquel festival fue un suceso que acá te contamos.
El recuerdo de la represión del 10 de junio de 1971 estaba muy presente, cuando el Gobierno de Luis Echeverría, en el ánimo de dejar atrás su rostro de represor, autorizó en Avándaro, una carrera de automóviles que como segundo evento tendría un festival de música.
En el evento se involucró incluso Telesistema Mexicano y Coca Cola. Uno de los factores que provocó que la televisora tomara parte en la difusión del evento es que uno de sus productores, Luis de Llano, era parte de los organizadores.
Y Coca Cola ofreció su apoyo económico para que Radio Juventud, una radiodifusora de la Familia Azcárraga, transmitiera en su totalidad el festival y la carrera.
‘Rock & Ruedas’ fue el lema de Avándaro, y los organizadores al no poder contratar a Javier Bátiz y ‘La Revolución de Emiliano Zapata’, anunciaron que el cartel musical estaría integrado por 12 bandas que en su mayoría cantaban en inglés.
Y es que se mantenía la prohibición oficial de que los grupos de Rock cantaran y grabaran en español, para evitar los mensajes que pudieran incitar a la rebelión juvenil.
La cita para el evento fueron el 11 y 12 de septiembre, primero se daría el festival de música y al otro día la carrera de autos.
La entrada al evento tuvo un costo de 25 pesos, recordemos que en 1971, nuestra moneda era bastante estable y todavía no vivíamos en los tiempos de la inflación desatada..
Pero todo se vino al traste, cuando largas caravanas de jóvenes se dirigieron a Avándaro bajo el recuerdo del Festival de Woodstock. Los organizadores pensaron que la asistencia podría llegar a los 100 mil; al final se acercaron a los 300 mil. La carrera simplemente se canceló.
Y en el día después del festival, la prensa nacional, con el aval de una autoridad rebasada por el interminable peregrinaje de jóvenes, llenó sus planas con calificativos y escenarios apocalípticos de una juventud desenfrenada.
“Avándaro, donde los principios se acaban”, escribió El Sol de México en su edición del 12 de septiembre de 1971 y abundaron las fotografías de jóvenes presuntamente drogados y dispuestos a pisotear los valores de la sociedad mexicana.
Los enviados por los diarios capitalinos afirmaron que el Festival de Avándaro fue un interminable fumadero, en donde la droga corrió sin mayores problemas y la chaviza se deschongó.
Y sobre la música, un total silencio, más allá de que la calidad del equipo para que los grupos desplegaran su espectáculo dejó mucho que desear.
La revista Alarma! le hizo homenaje a su nombre. Sin tapujos y sin mediar explicaciones, le adjudicó a los asistentes del festival todos los milagros del desenfreno, la pachequez y el exceso.
En su edición del 29 de septiembre de 1971, Alarma!, afirmó que Avándaro fue un total fraude para una juventud enferma y engañada.
A las mujeres que osaron asistir a la interminable tocada, los enviados de la revista las calificaron de mujeres de la calle.
Para los organizadores del festival, entre los que se encontraban Luis de Llano Macedo, Justino Compeán Palacios y los hermanos Eduardo y Alfonso López Negrete, la publicación tuvo toda clase de adjetivos, desde cínicos hasta vividores.
Más allá del linchamiento, es bueno recordar a las bandas que desfillaron por el escenario: Los Dug Dug’s, El Epílogo, La División del Norte, Tequila, Peace & Love, El Ritual, Bandido, Los Yaki, Tinta Blanca, El Amor y Three Souls in My Mind.
Los testimonios de los asistentes coincidieron en que la mala calidad del equipo de audio fue la causa de que las bandas no se escucharan en todo su potencial y además, el evento casi se cancela cuando decenas de personas treparon por las torres de audio y el escenario principal.
Y el hecho que todo mundo recuerda, además de la famosa ‘Encuerada de Avándaro', fue cuando actuaba ‘Peace & Love’ y del escenario surgió el grito ‘Tengo el Poder’ y todo el mundo se sumó a la consigna.
En ese momento, la señal de Radio Juventud fue silenciada, pero aquel grito fue el recuerdo más claro del último evento masivo de rock en México por la presión de las autoridades. Los grupos se refugiaron en los ‘hoyos fonky’, en la periferia de la capital. Final del #Hilo.
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