Kevin R. Wittmann Profile picture
Medievalista. Historia cultural de la cartografía. Postdoc en @ULL. Paso la mitad del tiempo leyendo e investigando, y la otra mitad deletreando mi apellido.

Sep 13, 2021, 21 tweets

Bueno, pues aquí hay novedades. Les presento #losmapasyelmundo. Un acercamiento directo, sencillo, breve, a diferentes mapas de nuestra historia. Distintas maneras de ver el mundo, que hablan de nuestra relación con él.

¿En qué consiste esto? Te lo explico ⬇️🗺️

A partir de hoy, vamos a darle un poco de salsa a los lunes. Cada dos semanas traeré un mapa diferente, de distintas épocas y contextos geográficos y culturales. Mapas que nos transportan a determinados momentos de la historia, y que nos acercan a ella.

En ocasiones serán mapas más conocidos, y en otras no lo serán tanto. No haremos concienzudas y rigurosas disquisiciones sobre ellos, sino que los comentaremos brevemente. La idea no es hacer exámenes, sino observarlos, admirarlos y comprender el valor de la fuente cartográfica.

Y empezamos ya mismo con un mapa quizás no tan conocido, pero fundamental.

Un mapa que nos transporta a la primera mitad del s. XVI, y que nos muestra un mundo cambiante, un mundo que no deja de abrirse, de crecer.

Es el conocido como mapamundi Castiglioni.

Echémosle un ojo.

Para acercarnos a este mapa, debemos situarnos en un momento específico.

El 2 de febrero de 1529 fallece en Toledo Baltasar Castiglione, uno de los humanistas más importantes del XVI, autor del famoso tratado "Il Cortegiano" (1528).

Aquí está, en un retrato atribuido a Rafael.

Un año después, el 4 de febrero de 1530, su madre, Luigia Gonzaga, encarga un inventario de los libros y manuscritos que su hijo tenía en su casa de Toledo.

Entre esos manuscritos había "una carta de navegación en pergamino" ("Una carta del navigar in carta de capreto"). ⬇️

Esa carta de navegación estuvo en poder de la familia Castiglioni durante generaciones, hasta que, en el año 2000, la adquirió el Ministerio de Bienes Culturales italiano y la sumó a los fondos de la Biblioteca Estense de Módena, que lo tiene digitalizado:
edl.beniculturali.it/beu/850013656

No se sabe demasiado con certeza sobre el origen de este mapa. Está datado en 1525, y se cree que pudo ser un regalo de Carlos V a Castiglione. La obra no está firmada, pero se ha atribuido a Diego Ribeiro (fallecido en 1533), uno de los grandes cosmógrafos del siglo XVI.

Diego Ribeiro fue una de las principales figuras de la Casa de la Contratación de Sevilla. Sus mapas mostraron la imagen oficial (y secreta) del mundo, su rostro definitivo. Lo que se llamó Padrón Real, una especie de mapa modelo que reflejaba una imagen actualizada del mundo.

* Recordemos que el control del territorio, de las rutas y de las costas descubiertas era un tema muy delicado. El secretismo alrededor de los mapas que los representaban de forma actualizada era una cuestión de Estado. No se tomaba a la ligera.

Bueno, volvamos a nuestro mapa.

La carta Castiglioni está realizada en pergamino, y mide 82 x 214 cm. Como podemos ver, nos está mostrando un mundo casi a tiempo real, en el que vemos muy claramente el contraste entre las tierras ya conocidas y las que estaban por conocer.

En comparación con otros mapas de la época, la decoración de la carta no es muy profusa. Pero tiene elementos que no dejan de fascinar. Fíjense en las rosas de los vientos o en el círculo graduado que representa las esferas solares, los meses del año y el zodiaco.

Son elementos habituales en los mapas de Ribeiro, y los que han permitido atribuir esta carta a él. De hecho, se la considera una copia del Padrón Real.

Observar el mapa Castiglioni es observar el estado del mundo en un momento muy concreto. Un momento fundamental.

En la base del mapa vemos las banderas de Castilla y Portugal, justo en el centro. Algo que nos muestra la famosa línea de demarcación nacida con el Tratado de Tordesillas (1494), la frontera territorial que marcaba los respectivos derechos sobre las tierras descubiertas.

Tengamos en cuenta que muchas de las tierras fueron conocidas para los europeos pocos años antes de la realización del mapa. Pero miren con qué calidad están delineadas las líneas costeras de Brasil, por ejemplo (recordemos que Pedro Álvarez Cabral había llegado en 1500).

De hecho, incluso vemos menciones casi contemporáneas al mapa, como la llegada de Esteban Gómez (cartógrafo y explorador) a Norteamérica en el mismo año 1525.

Lo dicho: información casi a tiempo real.

Claro que en nuestro mapa también hay lugar para la tradición. No son dos realidades contrapuestas. Fíjense con qué protagonismo están representadas las ciudades de El Cairo y Jerusalén, incluyendo esta última el recuerdo de la Crucifixión.

O el mítico reino del Preste Juan, monarca de una utópica tierra cristiana localizada en territorio pagano; uno de los contextos utópicos clave de la Edad Media, primero localizado en Asia y luego en África oriental.

*A la derecha, detalle del atlas de Diogo Homem de 1558.

El mapa Castiglioni es un perfecto ejemplo del mundo del s. XVI: un mundo en desarrollo, en crecimiento, en constante cambio y con constantes contactos, pero al mismo tiempo anclado en la tradición.

Un mundo que parecía no tener límites. Y un mapa que nos sirve de ventana a él.

Y hasta aquí nuestro primer contacto con estos mapas. Dentro de dos lunes, uno nuevo.

Porque pocas cosas hay más fascinantes que viajar al pasado a través de los mapas, y así descubrir la enorme relación que hay entre #losmapasyelmundo.

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