Salva Gutiérrez Solís Profile picture
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Sep 27, 2021, 32 tweets

Primero se secaron todas las plantas del portal. Poco después aparecieron abiertos los buzones, las cerraduras estaban sin forzar. Y hace 15 días saltaron en mil pedazos las lunas de los coches que estacionan en el garaje. Al revisar las cámaras de seguridad no vieron a nadie>>>

Y todos estos sucesos coinciden con la llegada de los vecinos del 1ºG, hace 3 meses. Desde entonces nada ha sido igual. Porque a lo contado anteriormente, habría que añadir las veces que dejamos de ver la televisión, los extraños ruidos o los repentinos cortes de electricidad>>>

Se trata de una familia formada por una pareja joven, educados y amables, muy guapa ella, Abel y Nora, con 2 hijos, un niño y una niña, de unos 9 años, aunque gemelos no se parecen en nada. Mientras ella, Sira, es sonriente y rubia, Saúl es moreno, callado y muy observador>>>

Desde el primer día, he sentido un escalofrío cada vez que me he cruzado con ellos, especialmente con Saúl. Como si me transmitieran energía negativa, y por eso he hecho todo lo posible por esquivarlos en el portal, en las escaleras o en el garaje. No siempre lo he conseguido>>>

Hace sólo 5 días, me encontré con Saúl y Sira en el pasillo, tras comprar el pan, y de repente la bolsa que llevaba se rompió y los bollos cayeron al suelo. Al agacharme a recogerlos, me giré y descubrí a Saúl mirándome, con una extraña sonrisa. Lo reconozco: tuve mucho miedo>>>

Y hace 2 días estuve una hora encerrado en el ascensor. No funcionó la alarma y me quedé sin cobertura. A pesar de aporrear la puerta, nadie acudió en mi ayuda, y eso que creí escuchar voces de niño cerca. Cuando al fin pudo salir, me pareció ver a alguien al final del pasillo>>>

Hasta ayer no fui capaz de hablar de esto con alguno de mis vecinos. Lo hice con Javi, a pesar de ser nuevo. Él también se había dado cuenta de algunas de las situaciones que le conté, pero no había caído en hacerlas coincidir con la llegada de Abel y Nora, y sus hijos>>>

Yo había pensado en Curro, me dijo. Y por un segundo vino a mi cabeza la imagen de Curro tras de mí con un martillo en la mano, con sus habituales zapatillas blancas. ¿Tú conoces a Curro, el hijo de Pepa?, le pregunté. Sólo por lo que me han contado otros vecinos, respondió>>>

Según cuentan, ha estado ingresado Curro varios años en una clínica, y ahora está más calmado, seguramente como consecuencia de la medicación. En cualquier caso prefiero seguir sin verlo, que fueron muchos los malos momentos a su lado. Ahora que lo pienso, Saúl tiene su mirada>>>

Otra vez se vuelve a apagar la luz. Me asomo a la ventana y sólo está a oscuras mi edificio. Abro la puerta y el pasillo de mi planta es una cueva: no veo nada. Conecto la linterna del móvil y recorro unos metros, para ver si algún vecino tiene electricidad. Todos a oscuras>>>

Al bajar la escalera escucho unos pasos acercándose. La oscuridad me impide ver de quién se trata. Cuando está a punto de llegar a donde me encuentro, gira en la planta. Por un segundo sólo veo sus piernas, no creo que se trate de Saúl. Por las zapatillas, parece Curro>>>

Me acerco hasta el pasillo y lo veo perderse en la oscuridad. Sólo distingo unas zapatillas blancas. Siempre recuerdo a Curro con unas. Escucho una puerta que se cierra y la luz regresa. Qué casualidad. Entro en mi casa, me siento en el sofá y conecto la televisión. Sin señal>>>

Cambio de canal varias veces, hasta que llego a uno en el que la voz de un niño, sobre una pantalla en blanco, habla en un idioma que desconozco. Parece uno muy antiguo, de otro tiempo, en desuso. Sólo soy capaz de distinguir una palabra, Iblis, que repite sin parar. IBLIS>>>

Tecleo IBLIS en mi teléfono pero no tengo cobertura, y lo mismo me pasa con el portátil, ni rastro de la señal wifi. Y para colmo otro corte eléctrico. Me asomo a la ventana y sólo está mi edificio sin luz, de nuevo. Me asomo al pasillo de la planta y todo está a oscuras>>>

Escucho un golpe muy fuerte, al final del pasillo, y a continuación unos pasos que se acercan y una voz de niño, que no deja de repetir IBLIS, IBLIS. Empieza a emerger una silueta en la oscuridad cuando me encierro en casa, aterrorizado. El corazón me late en la garganta>>>

Me quedo tras la puerta, pegado a la mirilla, a pesar de la oscuridad. Creo escuchar pasos y voces que hablan en ese idioma que desconozco, tan extraño. De repente, regresa la luz y por un segundo veo unas piernas que se alejan en el pasillo, es lo poco que me da tiempo a ver>>>

Aprovecho que mi teléfono vuelve a tener cobertura para llamar a mi vecino Javi. Están pasando cosas muy raras, le digo, sin poder disimular el miedo que padezco. No cesan de repetir IBLIS, añado. ¿Qué has dicho?, sobresaltado, pregunta. IBLIS, repito. Ven ahora mismo, me dice>>>

Antes de salir compruebo por la mirilla si ha vuelto la luz al pasillo. Ha vuelto. Nada más comenzar a subir la escalera se hace de nuevo la oscuridad. Escucho una puerta que se cierra de golpe. Más cerca del piso de Javi, corro lo que puedo. Escucho esa voz de niño, IBLIS>>>

Javi abre la puerta antes de que llegue. Cierra y pasa al salón, me dice desde otra habitación. Obedezco. Huele a algo parecido a incienso y sobre la mesa hay una cruz dorada. En la librería puedo ver varias fotografías de Javi vestido de ¡sacerdote! ¿Sorprendido?, me pregunta>>>

Cuando me giro lo veo como en las fotografías: alzacuellos blanco y camisa negra. ¿Por qué estás así vestido?, pregunto. Porque soy… fui sacerdote, duda. De una bolsa negra extrae una cruz, que cuelga de una gruesa cadena también dorada, y que se coloca alrededor del cuello>>>

¿Qué es lo que pasa?, pregunto incrédulo. No estoy seguro, responde y abre un cajón del que extrae una botellita con agua del río Jordán, puedo leer en la etiqueta. ¿Y para qué es todo esto?, sorprendido, me intereso. Espero que no sea necesario, responde con gesto muy serio>>>

Quédate aquí hasta que vuelva, me ordena, y agarra una vieja Biblia. ¿Adónde vas?, pregunto con el corazón en un puño. No te preocupes, y se va sin dar más explicaciones. Me quedo solo en el piso de Javi. Vuelvo a contemplar sus fotografías vestido de sacerdote, en la librería>>>

Me doy cuenta de que ha dejado a medio abrir el cajón de donde sacó el agua del río Jordán. Lo termino de abrir, atraído por los recortes de periódico que asoman. Un diario de Elche reproduce su fotografía, bajo el titular: EL SACERDOTE JAVIER GIL REALIZA UN EXORCISMO. Joder!>>>

En 4 periódicos más aparecen titulares parecidos. No puedo creer lo que está ocurriendo. Hace 10 minutos que se ha ido Javi y no he vuelto a saber de él. Aunque muerto de miedo, me asomo al pasillo, y nada más hacerlo la luz se va de nuevo. Escucho un grito a lo lejos: IBLIS>>>

Sin pensarlo, cierro la puerta de un portazo y corro hacia el salón, donde agarro el crucifijo que hay sobre la mesa. Me lo apoyo contra el pecho, a modo de escudo. Y, como si se obrase un instantáneo milagro, regresa la luz y minutos después escucho como la puerta se abre>>>

Afortunadamente, es Javi quien entra con el pelo revuelto, empapado en sudor y la cara blanca. ¿Qué ha pasado?, le pregunto. Todo solucionado, puedes regresar a tu casa, responde. ¿Qué has hecho?, insisto. Lo que tenía que hacer, se limita a responder y abandona el salón>>>

Extrañado por el comportamiento de Javi, regreso a mi casa. Estupefacto descubro que la puerta está abierta. ¿Quién hay?, grito y entro a la cocina, en donde cojo un cuchillo. Todos los cajones están abiertos. Llamo a Javi para que me acompañe a entrar en el resto de la casa>>>

No responde. Me armo de valor y lo hago solo, con el cuchillo en la mano. A simple vista, se han llevado el ordenador, la tablet y 2 cuadros. Y han encontrado el sitio donde escondía el dinero para las emergencias: 3.000 euros tenía. Llamo a la policía y explico lo sucedido>>>

¿Le ha ocurrido algo extraño recientemente?, pregunta el policía tras escucharme. Le cuento lo de los cortes de luz, las voces extrañas y lo de Saúl; también lo de Javi, vestido de cura. Perdone, me interrumpe el policía, me temo que ha sido engañado por ese falso sacerdote>>>

Y prosigue diciéndome: ya hemos detectado 8 robos similares en los últimos días. Lo llamamos el "ladrón exorcista", y los comete con la colaboración de un cómplice, me explica. Nada más colgar, y sin pensarlo, enrabietado por lo que acabo de escuchar, vuelvo al piso de Javi>>>

Pulso el timbre, primero, y golpeo la puerta, después, y nadie responde. Cómo me ha podido engañar de este modo, me pregunto muy furioso. De camino a mi casa la luz se apaga de nuevo. Curro, Javi, si estáis ahí quiero que sepáis que la policía viene de camino, les advierto>>>

Desde lo más profundo del pasillo, en la oscuridad, una voz de niño me responde: IBLIS. ¡Os vais a enterar!, grito y comienzo a correr con el cuchillo en la mano. Al final, encuentro a Saúl, sonriendo, y con unas enormes zapatillas blancas en sus pies. IBLIS, repite.

FIN

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