Nacho Montes de Oca Profile picture
Periodista y escritor. En Youtube: https://t.co/HoWfcX2ptn

Oct 12, 2021, 22 tweets

Los caricaturistas y el autoritarismo son irreconciliables. El autoritarismo no admite crítica y menos aún la inteligencia que usa el humor para hacerla más efectiva. Solo admite la burla, siempre y cuando sea al opositor. Sale un breve hilo de historia para entender la anibalada

La caricatura política argentina es tan vieja como la revista El Mosquito de 1868 y tuvo en Caras y Caretas y PBT su era dorada hasta la década del 40. Podían dejar en ridículo a cualquier figura oficialista o de la oposición sin sufrir represalias. Luego, algo cambió para mal

Desde el golpe del 43 se gestó la idea del Estado como padre incuestionable. Con Perón, un líder providencial que no podía ser caricaturizado, al igual que sucedía con sus funcionarios, bajo el riesgo de caer en la sospecha de antipatria. La caricatura, se convirtió en sospechosa

El diario socialista Vanguardia usaba el humor para criticar a Perón. En 1955 su redacción fue clausurada y fueron a buscar a sus integrantes casa por casa. Los que pudieron huyeron a Uruguay y siguieron editándola para hacerla entrar de contrabando hasta 1955

La revolución Libertadora prohibió nombrar a Perón y fue entonces que Landrú usó la genial fórmula “«Aumentativos no son/aunque terminen en on», presentó los siguientes ejemplos ilustrados: buzo/buzón – pelo/pelón – lecho/lechón – coraza/corazón – velo/velón – pera/decreto 4161”

En la era de Onganía, la víctima fue Tía Vicenta, que además de retratar al dictador como una morsa, se animaba a cuestionar al gobierno de facto y hacerse muy popular para esquivar la censura. Finalmente fue cerrada por orden del gobierno el 17 de junio de 1966

En 1972 se adivinó el regreso de las elecciones y salió la revista Satiricón. Sus caricaturistas se reían de todos los políticos, producto de una redacción diversa en opiniones. Fue censurada en 1972 por Lanusse, de nuevo en 1973 por Perón y cerrada finalmente por Isabelita

En tiempos de Perón, la caricatura fue una herramienta política. Desde el boletín oficial de la Revista El Caudillo Triple A, la caricatura “Ortodoxio” insultaba a la izquierda, bajaba línea partidaria y anticipaba los siguientes fusilados. La tercera presidencia carecía de humor

A Quino también le tocó ser censurado en esos años. Pero por la dictadura de Franco que obligó a que la primera edición de un libro de Mafalda en España tuviera que ir con una banda que advertía que era solo literatura para adultos.

En la dictadura, el miedo y los Falcon desaparecieron a la caricatura política de los medios. En 1982 apareció la revista Humor que desafió la censura. No pudo evitar que le secuestraran la edición N° 97 por una tapa que ofendió al general Cristino (risas de fondo) Nicolaides

En la era K desapareció la caricatura política de la TV. Tato se había ido. El humor político se refugió en la gráfica. Otros en el Estado. Hubo caricaturistas que recibieron contratos por usar su arte para el régimen, como las revista Barcelona. Al resto, insultos militantes

En 2008, Cris se brotó por una caricatura de Sabat en la que aparecía con la boca tapada "¿Nos quieren calladitas y obedientes?", dijo, y acusó a Clarín de publicar un mensaje mafioso. La militancia acosó por mucho tiempo al autor. Volvía a regularse a quién podía caricaturizarse

Era la segunda vez que Sabat era atacado por su trabajo. La anterior fue durante la dictadura militar cuando el general Suarez Mason, irritado por sus caricaturas, le dijo a un allegado: “Decile a ese boludo que si sigue insistiendo con los dibujitos, lo vamos a tirar al río”

Con Mencho Sabat sucedió lo mismo que desde los tiempos de Perón. Los caricaturistas adictos al régimen recibieron contratos para publicar, espacio en medios oficiales y homenajes. Al que osaba irse a la vereda contraria, el repudio y el silencio de sus colegas. Como hoy

Y recordemos el ataque a la revista francesa Charlie Hebdeo el 7 de enero de 2015 por parte de un grupo islamista ofendido por una caricatura de Mahoma para demostrar que el fanatismo seguía vivo en todo el mundo. Y que la caricatura puede desatarlo en un instante

Hay algo en la caricatura que irrita a los autoritarios. Quizás la inteligencia o la popularidad, dos atributos que siempre reclama como exclusivos. O quizás carece de la primera y no admite competencia en la segunda. Lo cierto es que les sigue molestando.

“Vive agraviándonos” dije Aníbal Fernández para justificar su mención amenazante al colegio de las hijas de Nik. Hasta donde se sabe, Gaturro es un personaje infantil. Las opiniones de su autor son mesuradas en lo político. Pero es popular y llega donde ellos no están llegando

Luego del ataque muchos colegas de Nik se solidarizaron. Otros, eligieron el silencio obediente y lucrativo. Otros, defendieron sus ingresos apoyando al ministro de seguridad y se convirtieron en caricaturas de sí mismos. Más mansos que Gaturro y más brutos que Manolito

PS: el autoritarismo nunca permitió otra forma de humor que la burla hiriente contra el adversario. Es el único tipo de humor que no exige ni una gota de inteligencia en ningún extremo. Es el tipo de humor que prefiere el ministro, es que es tan parecido a la morsa de Landrú

En 1978, siempre un error de tipeo. Es como el ADN

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En 1951 su redacción fue clausurada, malditos dedos que se pasaron al bando del ministro de seguridad!

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