Samuel Martín-Sosa Profile picture
Activista ecologista. Senior Network Development Coordinator en @CANEurope. Productor y editor del #podcast Europe Climate Connection. En @ecologistas. He/him

Oct 17, 2021, 13 tweets

Ahora que la celebración de la #GlasgowCop26 está a la vuelta de la esquina, creo oportuno repasar cuales son las principales brechas en la acción climática gubernamental. A mi juicio existen al menos 4 GRANDES BRECHAS. Abro hilo al respecto🧵👇

En primer lugar, existe una evidente BRECHA DE AMBICIÓN, es decir, la diferencia entre lo que los gobiernos prometen en términos de reducción de emisiones (NDCs) y lo que sería realmente necesario para ajustarse al objetivo de 1,5ºC (el objetivo del Acuerdo de París).

Según Naciones Unidas, aun si se cumplen las promesas realizadas hasta la fecha por los gobiernos, el planeta se dirige a un calentamiento de cerca de 2,7ºC a final de siglo respecto a la temperatura preindustrial. La gráfica del reciente informe del #IPCC lo corrobora.

En segundo lugar, existe una BRECHA DE IMPLEMENTACIÓN, es decir, la diferencia entre lo que se promete y lo que realmente se cumple. El cumplimiento es una zona ciega. El Acuerdo de París no establece ni obligación de cumplir lo que se promete ni un mecanismo de verificación.

Una forma de intentar cerrar esta brecha es acudir a los tribunales. Ya son varias sentencias en diversos países como Holanda, Alemania o el caso más reciente de la semana pasada, Francia, las que obligan a los gobiernos a poner en marcha medidas.

En tercer lugar, existe una BRECHA DE REALISMO. Esta es de la que menos se habla y quizás la más preocupante. Se refiere a la diferencia entre lo que se promete y lo que realmente es realizable. Uno de los elementos centrales en esta brecha son las emisiones netas cero.

Ese es el objetivo al que cada vez más países se adhieren en sus estrategias a largo plazo (2050), para teóricamente alinearse con lo establecido por el IPCC. El adjetivo “netas” es la madre del cordero…

…ya que implica compensar las emisiones que no se logran reducir con aumentos en la capacidad de captar CO2 de la atmósfera, las llamadas “emisiones negativas”. Una buena gestión de sumideros naturales como los bosques y los suelos puede aumentar algo la capacidad de captación…

…sin embargo los gobiernos están contando con unas expectativas de captación de CO2 muy por encima de las posibilidades reales. Para ello esperan que se desarrollen tecnologías como BECCS, de viabilidad no está demostrada, que acarrearía problemas ecológicos y de uso del suelo.

Otro talón de Aquiles es la disponibilidad material para la transición energética. El desarrollo de renovables a la escala necesaria para cumplir con el objetivo emisiones cero para 2050 (1,5ºC) requiere una cantidad de minerales superior a su disponibilidad (Li, Co, Ni...)

Por último, está la BRECHA DE JUSTICIA. Las NDCs prometidas por los países no responden a un reparto acorde a la responsabilidad histórica. Grandes potencias como EEUU, Japón o la UE está muy lejos de contribuir lo que deberían.

Si bajamos a un nivel micro, las diferencias en la responsabilidad de las emisiones de las distintas clase sociales son brutales.

- Poner la justicia climática en el centro
- Redoblar la presión sobre los gobiernos para democratizar las decisiones de la transición ecosocial, expulsando a los poderes corporativos,
- Aumentar la financiación a los países y capas sociales menos responsables y que más sufren

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