Luis Landeira Caro Profile picture
Ser vivo

Oct 26, 2021, 14 tweets

Una jueza cosmopaleta ha desempolvado la frase «Galicia profunda» y a mí no me parece ofensiva sino todo lo contrario, pues me aburre la feísta Galicia urbanita y añoro la Galicia de antaño —oscura, mágica, medieval— que ya casi sólo pervive en las fotos de Ruth Matilda Anderson.

En la foto anterior, una mujer y sus cerdos en la feria de Betanzos, en 1926.

En esta foto, unos niños descalzos en Muros, A Coruña, el municipio de la polémica sentencia donde, en la actualidad —un siglo después— hay muchos menos niños pero, eso sí, perfectamente calzados.

También en Muros, en 1920, la genial Ruth Matilda Anderson inmortalizó a estas dos ancianas de luto cuando regresaban de la iglesia, cada una con su rosario entre las manos. La Galicia profunda, santa, católica, de credos incombustibles y milagros cotidianos.

Acompañada por su padre, la fotógrafa estadounidense Ruth Matilda Anderson recorrió la Costa da Morte entre 1920 y 1926, desarrollando un proyecto de toma de imágenes en Galicia —encargo de la Hispanic Society of America, Nueva York— que acompañó con apuntes de ella y de su padre

Ciertamente, la destrucción de la tradición y la decadencia del mundo rural hace que existan menos salidas laborales para los jóvenes hogaño que antaño, pero haberlas haylas. En la foto, un niño pastor con un abrigo de paja con capucha para la lluvia, en Lalín, Pontevedra, 1926.

Una anciana meditando en el cementerio el día de Todos los Santos, en Muros (A Coruña), en el año 1924, cuando la muerte todavía no era un terrorífico tabú y aún era costumbre popular visitar las tumbas de los muertos para llevarles flores, rezarles oraciones y honrar su memoria.

El legendario pan gallego tradicional, que duraba una eternidad, alimentaba a los cinco sentidos, y que venía, como puede apreciarse, con el peso marcado en cada bollita. La foto la sacó Ruth Matilda en Pontevedra, año 1926.

La Cruz permanece en pie mientras Galicia gira.
Costa da Morte, años veinte.
Foto de Ruth Matilda Anderson.

Una de las fotografías más contemplativas de Ruth Matilda Anderson, sacada el 22 de noviembre de 1924 a su paso por la villa marinera de Camariñas, A Coruña. El nombre de la villa viene de la 'caramiña', el singular arbusto de bolitas blancas que crece en la playa del Trece.

Una de las niñas lecheras que, descalzas y con ropa oscura, repartían productos lácteos a domicilio. (Ruth Matilda Anderson, Noia, A Coruña, 1924)

Grupo de mujeres sacando las redes en la playa de Ézaro, Dumbría, A Coruña.
Fotografía sacada por Ruth Matilda Anderson en 1924.

Una de las fotos más célebres de Ruth Mathilda Anderson: las bravas lecheras de la Costa da Morte, que recorrían más de cinco kilómetros a pie, con la leche a cuestas, sobre caminos de cabras formados por ásperos pedruscos.
Imagen tomada en Carnota, el 5 de noviembre de 1924.

Lugo, años 20. Ruth Matilda inmortaliza uno de los oficios más nobles y contemplativos de la tradición gallega: el zapatero de casta, sabio escultor de zuecos de madera que protegerían los pies de muchos gallegos de las inclemencias topográficas y meteorológicas.

Para terminar, un icono de la Galicia profunda: el hórreo, o 'celeiro', donde se conserva el grano. Sobre su techo, antaño se colocaba un símbolo fálico pagano que protegía la cosecha y más tarde fue sustituido por la Cruz. El hórreo —dicen los labriegos— SIEMPRE ha estado ahí.

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