Catéter Doble Jota Profile picture
Ingeniero (MSc, PhD) e historiador especialista en #HistoriaMedicina (PhD). En ocasiones doy clases a universitarios. @cateterdoblej@med-mastodon.com

Nov 14, 2021, 68 tweets

Cuando un viajero llegó a Brevig Mission, todo el pueblo (eran menos de 100 habitantes) se alegró muchísimo. No era nada habitual recibir visitas allí… y menos en invierno #HistoriaMedicina #hilo 🧵⤵️

Brevig Mission era una pequeña población de la zona de Nome, donde en invierno los termómetros siempre están en negativo. Tampoco los veranos en esa región de Alaska son muy llevaderos, con suerte el mercurio está alrededor de los 10ºC

Era 1950 y Johan Hultin, el “viajero bienvenido”, en ese momento tenía 25 años. Él era de origen sueco y desde el año anterior, tras licenciarse en medicina en Uppsala, estaba estudiando en Iowa. Quería dedicarse a la patología y enfocarse en estudiar el bioterrorismo

Su director de tesis le enfocó al estudio de los virus, en particular al que más de 30 años atrás había matado a millones de personas: el virus de la mal llamada “Gripe española”, del que se seguía sin saber mucho porque no se había podido secuenciar por los medios de la época

Además, hasta ese momento no se había encontrado el virus “completo”, ya que la pandemia de “influenza” de 1918, tras varias oleadas, tal y como había venido, se había ido y, por suerte, ya no había azotado de nuevo a la humanidad

Johan escuchó un día a un profesor decir que la única manera de haberse conservado el virus era con el frío, a lo que entonces él dijo algo así como: “pues la llevamos clara...”
Rápidamente el primero comentó: “Que sepas que la pandemia llegó incluso al Ártico...”

Johan rápidamente se obsesionó con poder “resucitar” el letal virus y pensó en buscar tejidos de una víctima que estuviera enterrada en un lugar extremadamente frío y que durante todo el tiempo hubiera estado así.

Se le encendió la bombilla y pensó en el permafrost

El permafrost o permahielo, como algunos llaman, es la capa de suelo permanentemente congelada, aunque no obligatoriamente cubierta siempre de hielo o nieve. Se divide en pergelisol, que es la capa helada más profunda, y mollisol, la más superficial que suele descongelarse

Alaska en gran parte de su extensión tiene suelos de permafrost y su subcapa de pergelisol es la ideal para conservar materia orgánica razonablemente intacta, debido a que en su interior no se produce putrefacción

Johan acaba de dar con el que iba a ser el tema de su tesis doctoral: encontrar el letal virus de 1918, recuperarlo y analizarlo completamente para conocer su origen y qué lo hizo tan devastador

Después de visitar muchas bibliotecas, de estudiar profundamente las hemerotecas y de cruzar infinidad de datos, además de consultar con sus dos profesores, Johan sacó un mapa y marcó tres cruces sobre él

Johan y sus dos mentores emprendieron un viaje hacia las frías tierras de Nome en Alaska, ya que los tres teóricos enterramientos que podían cumplir estar en permafrost y tener victimas del virus estaban allí

Al llegar al primero, un cementerio cerca de Nome, resultó estar demasiado cerca de un río, por lo que se había ablandado el permafrost y no había posibilidad de encontrar restos humanos bien conservados

El segundo era en una playa de Gales, la aldea más occidental del continente, a unos 80 km. de Siberia. Allí el océano había descongelado el permafrost y a las 178 víctimas de la gripe que había allí enterradas

La última esperanza era la aldea de Brevig Mission, que era inalcanzable en avión, por lo que el piloto aterrizó en Teller a pocos kilómetros de distancia. Desde allí unos inuit les llevaron por la costa en un bote ballenero hecho de piel de morsa

Johan había averiguado que el cementerio local tenía una fosa común, concretamente de 72 fallecidos en 1918 por la pandemia.
Junto a esos enterramientos se habían levantado dos cruces en su honor, una de las cuales tenía una inscripción. Ahora estaban muy deterioradas

Una vez allí y al exponerles a los lugareños porque habían ido, el alcalde junto con otros vecinos les contaron que la pandemia la llevó al pueblo el cartero, que llegaba de uvas a peras en trineo para darles cartas, aunque en esa ocasión les llevó un “paquete” poco deseado

Que en aquel entonces eran 80 habitantes, casi todos familia, aunque fuera lejana, y que el virus que llegó el 15/11/1918 se había llevado a 72 de ellos en menos de una semana, reduciendo la población a solo 8 habitantes

Lo que no había logrado la I Guerra Mundial, ya que, al ser esquimales aislados, nadie les había llamado a filas, lo había hecho un “bicho”.

Había sido auténticamente devastador

Después de solicitar los permisos pertinentes al consejo de la aldea, Johan y sus profesores se habían decidido a exhumar algún cadáver y obtener muestras de él para ver si encontraban el virus.
Allí el permafrost en invierno podía tener temperaturas en torno a los -30ºC

Rápidamente les hicieron desistir por las dificultades y le dijeron que volviera en verano que iba a serle mucho más fácil realizar su trabajo.
Johan y sus profesores volvieron a Iowa City…

JUNIO 1951

La inscripción de la cruz decía: "Los siguientes 72 esquimales iñupiat están enterrados en esta fosa común. Reza por ellos, honra y recuerda a estos aldeanos que perdieron la vida en la pandemia de gripe durante el breve lapso de cinco días, del 15 al 20 de noviembre de 1918"

Hacía frío, no era lo del invierno, pero era duro. Johan, que esta vez había ido solo, excavó un par de metros en el permafrost del cementerio durante cuatro días hasta que dio con un cadáver, era una niña con cintas en el pelo

Junto con el de la pequeña, exhumó otros cuatro cadáveres con signos evidentes de muerte por hemorragia pulmonar. Lo tenía claro pese a no poder realizar una autopsia como tal

Johan se había documentado bien y en los históricos de las autopsias realizadas durante la pandemia había una descripción recurrente: los pulmones de las víctimas aparecían extrañamente azules y llenos de líquido.
Exactamente como los de los cinco esquimales exhumados

Tomó diferentes muestras de tejidos y órganos de los fallecidos y las selló en recipientes herméticos que introdujo en una nevera de viaje que rápidamente le acompañó de regreso a la Universidad de Iowa

Ya en la Universidad, uso las muestras obtenidas para cultivar el material en huevos fertilizados y para infectar ratones de laboratorio y hurones.
Intentaba despertar al virus de su letargo de tres décadas, para poder estudiarlo

Aunque había prometido a los esquimales no “resucitar” el virus, con las técnicas de la época, era a lo único que podía aspirar.
Cabe recordar que en ese momento no se conocía ni la doble hélice del ADN, que sería conocida dos años después

Tras seis semanas de intentos, … el experimento había fallado estrepitosamente.
Habían viajado a los confines del mundo para nada...

Pese al frío, allí no quedaba ni un solo virus que pudiera ser revivido.
El “asesino” estaba definitivamente muerto.

Esto sumió a Johan en una enorme tristeza, tanto es así que hasta cambió el planteamiento de su tesis doctoral y la dirigió a otros aspectos de microbiología

MARZO 1997

El doctor Johan Hultin ya jubilado y con la doble nacionalidad sueca-estadounidense estaba apaciblemente sentado en su casa leyendo de ciencia,... que era lo que más le gustaba.
De hecho, seguía visitando la Universidad asiduamente pese a su retiro

Johan se fijó en un artículo publicado en la revista Science el 21 de marzo de ese año por el virólogo de origen alemán Jeffery K. Taubenberger, por aquel entonces Jefe de Patología Molecular del AFIP (Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas)
science.org/doi/abs/10.112…

El artículo suponía un gran avance para descifrar los secretos de la gripe de 1918.
Habían empleado la novedosa PCR inventada en 1983 por Kary Banks Mullis, pero cuyo uso hasta los 90’s era escaso. Se “popularizó” justo cuando en 1993 le concedieron el Nobel de Química

Habían aplicado esta técnica de biología molecular en muestras de tejido pulmonar de 120 soldados víctimas de aquella gripe (aunque solo eran válidas 13 muestras).
Las artífices principales del experimento fueron las doctoras Ann Reid y Amy Krafft, del equipo de Taubenberger

De las 13/120 muestras, sólo las procedentes de dos soldados (Roscoe Waughn y James Downs de Carolina del Sur y de Nueva York respectivamente, fallecidos el 26/09/1918) guardaban fragmentos aprovechables del genoma del virus mal llamado “español”

Había sido un éxito, pero parcial. De hecho, la revista Nature había rechazado publicar el mismo estudio un poco de tiempo antes porque no lo veía suficientemente esclarecedor

Cuando publicaron su artículo, el equipo de Taubenberger tenía un gran problema: resucitar aquel fragmento del virus había significado agotar todo el material disponible, ya que no había más fallecidos de gripe en condiciones buenas para ser obtenidos más fragmentos de virus

Cuando termino de leer el artículo, el cerebro de Johan Hultin unió recuerdos pasados de sus viajes al cementerio de Brevig y del presente representado por el texto.
Lo primero que pensó es: “Si yo hubiera tenido esa técnica de la reacción en cadena de la polimerasa, PCR…”

Además, leyó entre líneas que Taubenberger y cia. daban por concluido el experimento porque no podían obtener más fragmentos del virus.

Pero él creía saber dónde poderlo obtenerlos y pensó: “Esto no puede quedar así…”

Hultin escribió una carta a Taubenberger contándole sus viajes a la fosa común de Brevig Mission y que ahí podía estar la clave para acabar su estudio inconcluso.
Esperaba que este no le tomara por loco

A Taubenberger la información de Johan Hultin le pareció fantástica y le escribió de vuelta agradeciéndole la misiva y emplazándose para una conversación telefónica para profundizar sobre el tema

Hultin al recibir la respuesta llamó inmediatamente por teléfono a Taubenberger y le contó sus andanzas en busca del virus de hacía, nada más y nada menos, 47 años.
Al teutón de nacionalidad americana se le iluminó la cara…

Taubenberger pregúnto a Hultin cuando podían ir juntos a Brevig Mission. Este le contestó que estaba libre la semana siguiente.
Hubiera ido ese mismo día, pero había prometido a sus nietos que para el finde estaría acabada una cabaña de secuoyas que estaba construyéndoles

Pocos días después, Hultin con 73 años y Taubenberger volaban juntos hacia Brevig, donde el ahora alcalde Brian Crockett, que también era pastor luterano, y algunos de los esquimales todavía se acordaban de las excavaciones realizadas casi medio siglo antes por el primero

Tras los permisos pertinentes, volvieron a excavar en la fosa común a los pies de las cruces y exhumaron los restos de una mujer muy obesa fallecida aproximadamente con 30 años a la que llamaron cariñosamente “Lucy"

Pensaban que la gruesa capa de grasa corporal de la oranda mujer podía haber ayudado a conservar todavía más trazas del virus en sus pulmones, ya que estos estarían más protegidos

Aprovechando el viaje, Johan Hultin reconstruyó las dos cruces que había junto a la fosa común, reescribiendo la inscripción de la de mayor tamaño que anteriormente estaba casi borrada por el paso de los años y las inclemencias meteorológicas

Hultin regresó a su casa una vez concluidas las tomas de muestras y Taubenberger voló directamente a Washington con los restos orgánicos congelados para poder emplear las novedosas técnicas que había utilizado con los cadáveres de los soldados

SEPTIEMBRE 2005

Johan Hultin tenía ya 81 años y ocupaba su tiempo en leer, cuidar su jardín con sus secuoyas y jugar con sus nietos. Ya no tenía energía para el alpinismo, el senderismo y el esquí de fondo que durante tantos años había practicado

Una mañana, mientras observaba el laberinto que había hecho años atrás, sonó el teléfono y al otro lado de la línea estaba Taubenberger.
- “Johan, tenemos al bicho entero. Lo hemos conseguido y es gracias a ti. Te lo cuento antes que lo leas en Nature y Science”

Después de arduos trabajos e investigaciones, el equipo de Taubenberger había resucitado al virus de la gripe de 1918

En octubre de 2005, Nature y Science publicaron uno de los hitos científicos de los últimos años: la reconstrucción completa del virus de la gripe mal conocida como española

▶️nature.com/articles/43779…
▶️science.org/doi/10.1126/sc…
The Lancet lo consideró el artículo del año

*Una primera aproximación a la secuencia del virus fue publicada en 1999 en la revista PNAS USA (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America) con Hultin como coautor
ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/P…

Taubenberger no había encontrado en los restos de tejidos y órganos traídos de Brevig Mission virus intactos, pero sí muchos fragmentos de sus genes, valiosas piezas para añadir al puzle que había empezado a montar con las muestras de los dos soldados

El resultado fueron ocho ristras de bases A, T, G y C que representaban los ocho genes del virus de 1918. El patógeno era un virus de la gripe aviar que tenía 25 mutaciones. Entre esas 25 mutaciones estaban las que le permitieron adaptarse al ser humano

Al “resucitarlo” comprobaron que el virus de la Gripe aviar de 1918 se multiplicaba 50 veces más que la gripe común tras un día de infección, y 39.000 veces más tras cuatro días. Además, mataba al 100% de los ratones de laboratorio inoculados en menos de una semana.

El extraordinario hallazgo no gustó a toda la comunidad científica porque muchos tuvieron el temor que este mortal virus en manos de manos equivocadas fuera usado como arma biológica. Incluso que, sin ser a propósito, se les escapara del laboratorio…

Esperemos que no

En la actualidad solo queda un misterio, al que Taubenberger y su equipo quieren dar respuesta y no lo han logrado aún: ¿de qué pájaro pasó el virus a los humanos?

Han secuenciado cientos de virus aviares sacados de la cloaca (ano) de diferentes aves, pero todavía no han encontrado de dónde se produjo la zoonosis.

Quizá algún día cercano nos lo digan…

Cerca de un siglo después de que la peor pandemia de la historia hubiera matado tanta gente como ambas guerras mundiales juntas (según muchas fuentes), el octogenario Dr. Hultin dio por terminada su "tesis doctoral fallida", que se había convertido en una obsesión personal

Hultin, junto al equipo de Taubenberger, y gracias a los pulmones de Lucy, resucitaron el “virus surgido del frío” como muchos medios de comunicación dijeron

Hoy en día el Dr. Johan Hultin hace vida contemplativa y ya tiene los achaques propios de su edad, incluidas pequeñas lagunas de memoria.
Pese a eso todas las mañanas dice: "¡Estoy aquí de nuevo!"
Y se va a la cama por la noche diciendo: "¿No ha sido un día maravilloso?"

El Dr. Jeffery K. Taubenberger es un prestigioso virólogo, posiblemente uno de los mayores expertos del mundo en gripe aviar y porcina. Es una de las caras visibles de la lucha de los EE.UU. contra la #COVID19 .
En su tiempo libre compone música clásica

Además de los artículos de Taubenberger que aparecen en este hilo, también se ha obtenido información del siguiente documento del CDC y de algunas de las referencias que aparecen al pie del mismo
cdc.gov/flu/pandemic-r…

Johan Hultin dijo en 2002: "Es absolutamente seguro que vendrá otra pandemia, pero no sabemos cómo será. La pregunta es... ¿cómo podemos prepararnos?"

Y ha pasado... No era un visionario, era un científico…

#gracias #esperooshayagustado

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