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Farmacéutico, bipadre y del atleti. A veces cuento anécdotas de mostrador, siempre con humor. Contador de historias de medicamentos y algo más…#hilojulsfm

Nov 24, 2021, 10 tweets

Años 70, y una pareja como tantas otras, en busca de ampliar familia. A pesar de intentarlo como sino hubiera mañana, no estaban teniendo suerte, como tantas parejas buscaron ayuda profesional, dieron con un ginecólogo, Christopher Steptoe, dispuesto a ayudarlos…

Christoper Steptoe trabajaba con colaboración con Robert G. Edwards.
Edwards era un científico de reputación internacional con conocimientos en genética, inmunología y embriología.

Su campo de trabajo era el problema de fertilidad en humanos, que tantos sinsabores causa.

Había hecho experimentos con embriones de ratones, y pensaba que sería posible hacerlo con un ovocito humano y luego implantarlo en el útero.
Al no ser médico, no tenía grandes oportunidades de obtener óvulos humanos.
Leyó un artículo de Steptoe sobre “laparoscopia y ovulación”

Se puso en contacto con él, y le dijo que se podían obtener ovocitos por laparoscopia y usarlos en fertilización “in vitro”.

Durante años de investigación, sufrieron presiones de la sociedad más conservadora, incluida la Iglesia y algún medio de comunicación.

La familia Brown, que así se llama nuestra pareja del principio, se pusieron en manos de ambos. Tras la implantación de los ovocitos fecundados, a las 38 semanas nació su hija Louise Brown. Con su nacimiento, nació la técnica de fertilización “in vitro”…lo habían conseguido!!

El embarazo fue tan mediático como los de revistas de corazón. Los reporteros rodearon terrenos del hospital para hacer un seguimiento, “sobornaron” a personal del hospital para obtener información…al final la señora Brown tuvo que ingresar con un nombre falso.

Se llegó a publicar una ecografía de Brown, haciendo especulaciones de que el bebé estaba muerto, con la consiguiente presión para la madre.
A pesar de toda la presión que produce un embarazo, la presión mediática, finalmente hubo éxito en la técnica y vino Louise al mundo.

Dos semanas después del nacimiento, se publicó en The Lancet. Ambos se habían hecho celebridades, y en cada conferencia querían ser escuchados.
El rechazo de parte de la sociedad siguió, llamando a estos niños despectivamente “niños probeta”.
Pero la ciencia había ganado.

En 2010, Robert Edwards recibió el Premio Nobel de Medicina como padre de la fertilización “in vitro”. Steptoe ya había fallecido.
Gracias a ellos, más de 4 millones de niños han nacido en todo el planeta, haciendo felices y dejando sin dormir una temporada a muchas parejas.

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