Álava Medieval/Erdi Aroko Araba Profile picture
Somos un proyecto dedicado a la investigación y divulgación de la historia, el patrimonio y la cultura alavesa. Nuestra sede está en el santuario de Estíbaliz.

Nov 25, 2021, 12 tweets

En este día en el que recordamos a las víctimas de violencia de género hemos rebuscado en el pasado para sacar a la luz un asesinato machista en la Vitoria-Gasteiz del s. XVI. Hoy queremos acordarnos de Catalina Ibañez de Marquina, asesinada por su marido Juan de Lequeitio. #25N

Catalina Ibañez de Marquina era una alta dama casada con uno de los hombres más poderosos y ricos de la ciudad: Juan de Lequeitio. Juan incluso había llegado a ostentar algunos importantes cargos políticos, por lo que se trataba de una de las familias más relevantes de la época.

Las gentes adineradas solían acoger a importantes personajes de la corte, que se alojaban en sus palacios durante unos días en sus viajes diplomáticos. Así fue como el cortesano Álvaro de Osorio recaló en la casa de la pareja en el año 1530, unos días antes del crimen.

Los celos de Juan de Lequeitio le llevaron a pensar que su esposa estaba siendo infiel con su invitado, por lo que planeó pillarlos en pleno acto de adulterio y darles muerte a ambos. Con esa idea acudió a los aposentos de su esposa a las once de la noche, donde se la encontró…

...sola, ajena a las sospechas de su marido. Sin mediar palabra Juan de Lequeitio se abalanzó sobre Catalina Ibañez de Marquina y le asestó varias puñaladas hasta matarla.

Tras asesinar a su esposa a sangre fría acudió a la habitación de su invitado Álvaro de Osorio, donde se lo encontró también solo y sin sospechar las intenciones de Juan. Cuchillo en mano trató de acabar con su vida, aunque sólo consiguió herirle de gravedad.

Dejando una mujer muerta y un hombre herido tras de sí, Juan de Lequeitio huyó para refugiarse en el desaparecido convento de San Francisco, donde no fue muy bien acogido por los frailes.

A pesar de ser un miembro de la élite y de todo su poder e influencia, ello no le sirvió para librarse de la condena. Su castigo fue ejemplar. Se le montó en un asno y se le paseó para vergüenza pública, se le cortó la mano con la que había cometido el crimen…

... y después de ello se le condenó a pena de encubamiento, un castigo de herencia romana que consistía en meter al reo en una cuba junto a un gato, un mono y un gallo para lanzarlo al río y que se ahogase entre terribles sufrimientos.

La respuesta contundente que existía en la Edad Moderna frente a crímenes machistas que resultaban en la muerte de la esposa chocan con realidades posteriores, en las que se trataba de exculpar al asesino o se procuraba que el asunto quedase en la intimidad del hogar.

Casos como el de Catalina Ibañez de Marquina nos enseñan que la violencia de género afecta a todas las mujeres, sean de la clase social que sean, y que no dejan tras de sí sino un rastro de muerte, destrucción y lágrimas.

Sigamos luchando por el fin de esta lacra que lleva al asesinato de mujeres, las condena en vida y destroza a sus seres queridos. #25N #25Noviembre #25Nov

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