Publicado en septiembre de 2020
No perdió vigencia
Tomas de tierras, asistencialismo y la siempre presente excusa de la “paz social”. Es una propuesta que repite en ciertos rasgos la política de Juan Manuel de Rosas en el siglo XIX que terminó de un modo dramático.
El joven Rosas fue designado por el gobernador Martín Rodríguez en 1826 para negociar con los ranqueles y otras tribus de la región. Su primera medida fue ratificar el tratado Laguna de Guanacos que acordaba la entrega de comida, ropa y armas a los caciques a cambio de la paz
Además, en un anticipo de la “vacunas para todos”, Rosas comenzó a administrar la vacuna contra la viruela a las tribus aliadas en tiempos que la epidemia diezmaba las taperas nativas o debilitaba a la rebeldes para dejarlas vulnerables a los ataques del gobierno o sus aliados
En realidad la vacuna inglesa era producida localmente por el médico Francisco Muñiz, pero Rosas supo aprovechar su aplicación para ganar prestigio personal entre los caciques más importantes de la época. Y ellos aportaron tropa a sus milicias personales, lo cual aumentó su poder
Lo mismo sucedía en otras regiones de Argentina, en donde caudillos como Quiroga y Aldao pactaban regalos a las tribus a cambio de aportes de tropas cuando había que disputas políticas y dejaran a sus feudos libres de ataques. Era un toma y daca lubricado con sobornos
Es así que Rosas logró así derrotar militarmente a los unitarios porteños y a sus enemigos de Córdoba, Mendoza y otras provincias en donde los “liberales” rechazaban su propuesta del liderazgo autocrático. Los malones asediaron siempre a sus enemigos
Rosas profundizó el intercambio de provisiones por paz y la política de fortalecer aliados y debilitar a los adversarios. Los malones, siguieron siendo más frecuentes en zonas de enemigos políticos del gobernador. El "problema indio", era un instrumento de los caudillos
Incluso el robo de hacienda era un negocio inmenso. Los arreos iban hacia la cordillera o el Uruguay en donde las familias aliadas de los caudillos locales compraban "la producción" a los caciques y se convertían en socios de los hombres fuertes de la política Argentina
La toma de tierras repetía el mismo esquema. Las tribus aliadas de Rosas no le usurpaban sus campos ni atacaban a sus aliados, casi siempre iban terrenos de tribus rebeldes o propiedades de enemigos del líder. El “ocupa” era un instrumento más de la política.
La solución de “asistencia por paz” trajo mas violencia: el cacique que no recibía suficientes dádivas o tierras organizaba un malón y luego se sentaba a negociar. Se estima que entre 1820 y 1870 hubo al menos unos 30.000 muertos, cautivos y desaparecidos por los malones
el crecimiento de la violencia era previsible: un cacique necesitaba demostrar poder para luego reclamar la dádiva que consistía en comida, medicinas, alcohol y por sobre todo armas, que reforzaban su peso
Entonces, el sistema crecía por inercia propia y la pagaban los habitantes
Otro problema fue el arribo de los araucanos nómades en 1832. Enterados del sistema de regalos por paz y perseguidos en Chile, invadieron a tehuelches y ranqueles para reclamar su parte del botín. Rosas se entendió con ellos. Y de paso reordenó su nómina de enemigos y aliados
El trato con ellos fue el mismo; sujeción y obediencia a cambio de provisiones y un permiso para traficar ganado cimarrón a Chile por la ruta por la que habían llegado. Pero además un control sobre los sitios y lugares que atacaban. Todos contentos, menos los enemigos de Rosas
Los araucanos de Calfulcurá tomaron los salares de Guamini que eran vitales para los saladeros que exportaban carne a Europa. El cacique solo dialogaba con Rosas, por lo que los exportadores dependían ahora por partida doble del gobierno; para no ser asaltados y para producir
De este modo los caudillos dominaron la política por décadas. Lanzaban expediciones punitivas contra las tolderías en las regiones que se resistían a su control y entregaban armas y mercancías a tribus aliadas. Le pagaban al indio por la guerra y le cobraban al colono por la paz
En 1831 Yanquetruz creyó que Rosas había sido derrocado y atacó la ciudad de Río Cuarto para reservar un espacio de poder. Furioso, Rosas lo hizo reemplazar por su hermano Painé, que a su vez me envió a su hijo, Mariano, para que fuera criado por el caudillo
Sin embargo la cantidad de tribus hostiles era minoritaria, pero su impacto político era desproporcionado. En la mayor parte del territorio convivían y se mestizaban colonos y nativos en campos y ciudades. Pero esos pocos sirvieron para demonizar a las tolderías
Luego de la batalla de Caseros en 1852 se sostuvo el sistema de dadivas por paz porque los vencedores se dedicaron a la guerra interna o la campaña de Paraguay de 1856 a 1870. Los malones se aceleraron hasta asolar las ciudades más grandes como Luján, Lobos y Bahía Blanca.
Es más, en 1853 el cacique Calfulcurá arrasó con sus malones las poblaciones de Quequén, Tres Arroyos y Cristiano Muerto. Un poco para mostrar su descontento con la caída de su aliado y otro poco para reclamar la continuidad de los envíos de mercancías. Y las obtuvo.
Tal era el descaro que el cacique Cafulcurá le envió en marzo de 1863 una airada cara al presidente Mitre reclamando provisiones y regalos en forma de botas y adornos de plata a cambio de su buena conducta. En las ciudades, comenzó a reclamarse una salida radicalizada
Sucede que además el sistema de “caciques punteros” trajo un colosal sistema de corrupción de parte de funcionarios criollos que ayudaba a que una parte de las provisiones para las tolderías “se perdiera” en el camino y con ello aumentara la furia y ritmo de los malones
Y mientras tanto la prensa comenzó a reflejar la impaciencia de los propietarios, de los políticos que los representaban y de los colonos. El nacionalismo y el riesgo de perder territorios, hizo el resto. Regalar mercancías y paciencia, llevaba 50 años de fracasos
El último intento de negociar paz por bienes fue hecho por Nicolás Avellaneda en 1875. Quiso limitar los reclamos de los caciques al tiempo que reforzó la presencia militar en la “frontera” y ordenó construir una inmensa zanja de 600 km y fortines para controlar el robo de ganado
El hastío por la extorsión y la falsa paz que se lograba con el modelo de dádivas llegó a un límite en 1877 con la asunción de Julio A Roca como Ministro de Guerra. A diferencia de los “dialoguistas”, Roca venía proponiendo mano dura con las tolderías. Sucedió lo previsible
La respuesta fue contundente y excusada en la violencia inherente del sistema heredado del rosismo. Y porque había un deseo de insertarse en la economía mundial que colisionaba con el retraso del esquema de soborno por paz. Era el principio de acción y reacción
Y parte de la respuesta fue acompañada por las "tribus amigas" despreciadas por los caciques punteros. Trece columnas de nativos y rastreadores cruciales para ganar la partida contra los malones mas bravos. La violencia germinada, dio sus frutos como era natural que sucediera
Si el presente es consecuencia del pasado, no viene mal revisarlo porque a la larga los ganadores suelen convertirse en perdedores cuando las tensiones irresueltas provocan un giro completo de la rueda.
No es una predicción, sino una lectura del presente desde la historia
PS: Tuve que simplificar hechos para hacer entendible el hilo. La idea es que sirva para explicar el presente. Por favor, si uno señala algo que puede ser interesante no se quede mirando el dedo para criticarlo. Mi dedo es feo y no pretende usurpar ningún rol en esta historia
Continúo publicando gracias a los que me apoyan para seguir haciendo periodismo libre, sin sugerencias de anunciantes y funcionarios
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PS tardía: casi todos los que leemos este hilo en Argentina tenemos sangre indígena en las venas. Ese mestizaje no fue producto de la violencia sino de la convivencia
Que los caciques truchos aliados a políticos igual de jodidos no nos confundan el adversario ni el objetivo
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