Hace 76 años, un 6 de enero de 1945, un avión japonés kamikaze impactaba contra el crucero de la Us Navy USS Columbia. Como siempre hay una historia que contar tras esta foto.
Pero como siempre la historia comienza más atrás en el tiempo. En 1935 se publica el libro “ Principles of Warship Construction and Damage Control “. Además en las academias de la Us Navy se incide a los alumnos en la supervivencia de los buques durante el combate y tras este.
El portaaviones USS Yorktown había sido construido ya pensando en estas premisas. Entraría en servicio en 1937 y fue protagonista de las primeras acciones en el Pacífico.
El Yorktown tenía varios equipos de control de daños repartidos por todo el buque. Se les separaba para estar cerca de los centros neurálgicos del barco y para que un solo impacto no acabase con esa capacidad.
En la batalla del Mar del Coral el 7 de mayo de 1942 el Yorktown esquivaría nada menos que 8 torpedos. Su capitán había sido en sus inicios capitán de un destructor rápido y manejó el Yorktown como uno de ellos. Recibió el impacto de dos bombas aéreas.
Los equipos de control de daños apagaron los incendios y el portaaviones regresó renqueante al dique seco de Pearl Harbor. En 72 horas 1400 obreros parchearon al Yorktown para que saliera pitando hacia Midway. Se estimó que una reparación completa ordinaria hubiera durado 3 meses
El 4 de junio de 1942 comenzaba la batalla de Midway. Los aviones del Yorktown hundirían el portaaviones japonés Sōryū. Un ataque aéreo japonés dejó al Yorktown ardiendo por el impacto de 3 bombas. Los japoneses lo dieron por hundido.
A la hora y media del ataque y tras el trabajo de sus equipos de control de daños el Yorktown reanudaba sus operaciones de vuelo.
Una de las razones de la ausencia de daños graves es que los equipos de control de daños habían ideado un sistema de purgado del circuito de combustible de aviación para realizarlo antes de entrar en combate.
En el siguiente ataque los japoneses atacaron de nuevo al Yorktown pensando que era un nuevo barco. Esta vez recibió el impacto de dos torpedos. Con peligro de volcar se dio la orden de abandonar el barco. Nuevamente el control de daños consiguió estabilizar el buque.
Finalmente un submarino japonés le daría el golpe de gracia hundiéndolo mientras era remolcado. La acción de una bien entrada tripulación y unos magníficos equipos de control de daños hizo que solo se registraran 144 víctimas entre sus más de 2000 tripulantes.
El hundimiento del Yorktown no fue estéril. El estudio de como había aguantado los ataques y que se podía hacer para mejorar e implementar esas medidas salvaría hombres y barcos en los duros años que vendrían.
Regresamos al Uss Columbia. Era un crucero de la clase Cleveland que había entrado en servicio a finales de 1942. Como el resto de sus hermanos vería abundante acción en multitud de campañas en el Pacífico.
El 6 de enero de 1945 sufrió el impacto de un Kamikaze en aguas filipinas. La fotografía del avión japonés un segundo antes del impacto es una de las fotografías más dramáticas de la guerra en el Pacífico.
El avión japonés y su bomba atravesarían dos cubiertas antes de explotar. Tendrían 13 muertos y 44 heridos.
Varias de las víctimas eran tripulantes rescatados del portaaviones de escolta USS Ommaney Bay, hundido por un Kamikaze 2 días antes.
El 9 de enero, tres días más tarde del primer ataque, el Columbia fue de nuevo atacado por un Kamikaze mientras apoyaba los desembarcos en la costa filipina. Esta vez sufriría 24 muertos y 99 heridos.
Muchos buques sufrirían este tipo de ataques pero el Columbia sobresalió. El motivo es que sus equipos de control de daños conseguirían que tras sufrir dos ataques devastadores el buque seguiría cumpliendo su misión de apoyos de fuego al desembarco.
Al final de la guerra la Us Navy había hecho del control de daños una de sus prioridades en el entrenamiento y organización de sus tripulaciones.
Una de las principales ventajas de la Us Navy fue aprender de sus acciones, aciertos y errores para mejorar sobre la marcha la supervivencia de sus tripulaciones.
Otra de las ventajas fue que pequeños equipos de control de daños podían tomar la iniciativa en casos de emergencia y actuar con resolución . En la armada imperial japonesa semejante iniciativa individual era impensable.
El principio fundamental aprendido fue "Todos, desde el oficial al mando hacia abajo, deben estar completamente familiarizados con todas las fases del control de daños que se aplican a su propio barco"
Y para terminar y como he escuchado decir alguna vez a @FSupervielleB, por mucho que reduzcan el personal embarcado en los modernos buques de guerra siempre tendrá que quedar un grupo de hombres y mujeres para reaccionar cuando la cosa se tuerza.
Y hasta aquí la historia de una foto y sus relatos paralelos.
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