Cuando el ministro de justicia Soria convoca junto a D´Elía a una marcha contra la Corte Suprema el 1 de febrero, surgen recuerdos del día Perón destituyó a toda la Corte con una maniobra bastante retorcida. Ese momento definió a la Argentina hasta el presente. Sale hilo
Perón empezó a pelearse con la Corte Suprema en 1945 cuando era Secretario de Trabajo y mandó a los gremios a organizar algunas manifestaciones contra ella por fallos adversos a sus políticas laborales. En campaña electoral, el coronel criticaba a menudo su “falta de eficacia”
La Corte estaba integrada por Roberto Repetto nombrado por Alvear, Francisco Ramos Mejía nombrado por Ortiz, Antonio Sagarna puesto por Yrigoyen, Benito Nazar Anchorena nombrado por Justo y Tomas Casares que fue propuesto por Farrell y Perón tras el retiro en 1944 de Luis Linares
Corría el año 1947 y Perón se hartó de la Corte. Cada intento por imponer un sistema corporativista con sus sindicatos como ariete, era arruinado por fallos del máximo tribunal. Le encargó a su ministro de Justicia, Belisario Gaché Pirán, resolver el asunto de manera definitiva
El primer paso fue el discurso de Perón ante la Asamblea Legislativa del 4 de junio de 1946 cuando ordenó aplicar un concepto político radicalizado: “Pongo el espíritu de justicia por encima del Poder Judicial, que es requisito indispensable para la prosperidad de las naciones”
El 8 de julio el diputado peronista Rodolfo Decker presentó un pedido de juicio político a toda la Corte, excepto a Casares, que era tropa propia. En ese momento Perón tenía mayoría en ambas Cámaras y sabía que la propuesta iba a prosperar. El 29 de agosto, se aprobó el pedido
Y como estaban cebados, incriminaron al procurador general Juan Álvarez, que era igual de aprensivo frente al peronismo y ocupaba un cargo que el gobierno necesitaba manejar. En un solo movimiento, pusieron en jaque a todo lo que se les oponía dentro de la justicia
Ahora viene la parte bizarra de la historia. La acusación presentó una gran lista de presuntos delitos e irregularidades. Pero la más fuerte y que en definitiva iba a ser el motivo de la destitución, era que los miembros de esa Corte habían avalado los golpes del 1930 y del |943
Aquello era una hijaputez política suprema dado que Perón, el que mandaba a acusar, había participado en el golpe del 30 como tropa y en la dictadura del 43 como instigador, luego como ministro de guerra y más tarde como vicepresidente. Pero ese exceso confesaba la intención
Porque además había que demostrar que Perón venía a disciplinar al que se le opusiera. Esto quedó en evidencia ante un dato real: Repetto había pedido su retiro de la Corte en abril y aun así se procedió a juzgarlo. Le cerraron la puerta cuando se iba para poder echarlo después
La comisión acusadora integrada por peronistas obedientes hizo su tarea con la ayuda de testigos de la acusación que, por supuesto, dijeron lo que se esperaba y la ausencia de testimonios de la defensa que fueron apartados prolijamente con excusas más o menos violentas
Para salvar al juez Casares los miembros de la comisión dijeron que si bien había firmado algunos fallos que se usaban para acusar al resto, lo había hecho “por distracción, sin advertir el error”. Macondo jurídico. Al amigo todo, incluso la pavada. Al enemigo, ni justicia
El 30 de abril de 1947 todos los enjuiciados fueron declarados culpables y la sentencia fue aprobada por los dos tercios de la Cámara de Senadores. Recordemos que en esos días absolutamente todos los senadores respondían al peronismo por lo que el fallo estaba cantado
En las semanas siguiente Perón nominó a los nuevos supremos: Justo Álvarez Rodríguez, Felipe Santiago Pérez y Rodolfo Valenzuela Luis Longhi. Como Casares que siguió en su cargo, ahora todos eran fieles al presidente. Aprobar sus pliegos en el Senado fue un trámite rápido
La nueva Corte peronista le dio “legalidad” a todos los cambios sociales, políticos y económicos que implementó Perón hasta 1955. El presidente dominaba el Legislativo y con la “maniobra Pirán”, pasó a tener el poder absoluto y abrió la puerta a la reforma constitucional de 1949
Cumplida la tarea de Pirán llegó el turno del ministro de Asuntos Políticos, Román Subiza. Su misión, según dijo, era que “todos los ciudadanos sean peronistas”. En los hechos, se dedicó a remover a los jueces que se expresaran o fallaran en contra del gobierno y sus aliados
Subiza, un ex yrigoyenista devenido en fanático peronista, organizaba acusaciones y testigos que llegaban al Senado en donde la mayoría aprobaba la destitución del juez rebelde y su reemplazo por un justicialista sugerido por Pirán. Al menos 32 jueces sufrieron ese destino
El gobernador bonaerense Carlos Aloé, lo explicó así: “los jueces de la Nueva Argentina, no son jueces de un orden común, sino jueces que deben saber interpretar los principios de la Doctrina y la voluntad del General Perón.” Más claro que un albino tomando la Primera Comunión
Al mismo tiempo Subiza manejara las patotas del peronismo y la Alianza Libertadora Nacionalista. Era el hombre de Perón para impartir justicia en los estrados y en las calles. Y fue el que en octubre de 1948 ordenó afiliar a todos los empleados públicos al Justicialismo
Hacia 1949 la justicia estaba “ordenada” bajo los designios de Perón. En tres años logró el poder absoluto y en ese año organizó una Reforma Constitucional. Los supremos peronistas, fueron convencionales constituyentes y luego avalaron la legalidad de la nueva Carta Magna
Sin una Corte que lo frenase, Perón gobernó con los otros dos poderes lamiéndole las botas de montar. Ahora quizás se entienda porque en esos tiempos nadie recurría a los estrados ante los aprietes del gobierno y el partido. Era porque la sentencia se conocía antes de la denuncia
Ni el golpe del 55 ni los cambios posteriores en la Corte con los nuevos gobiernos modificaron la esencia de la jurisprudencia sobre cuestiones laborales, gremios y el rol del estado en la economía. Y la cultura de jugar con los nombramientos, se incorporó con fuerza de Ley
De este modo se instaló una tradición de nombramiento y destitución de jueces donde el “valetodo” es la regla cardinal. Así lo entendió el peronista Menem cuando amplió la Corte de 5 a 9 integrantes para lograr la “mayoría automática”, consolidar su poder y anular las disidencias
Con los jueces sumisos de Subiza comenzó la llegada de impresentables como Ramos Ladilla, Oyohervido, “Ropero” Trovatto o el juez Bavia que se sacó un 2 en el examen y emite fallos en jurisdicciones ajenas. Desde entonces, el Código de Justicia fue puesto junto al calefón
Con la ofensiva de Perón sobre la Corte se instaló la idea de la primacía de los objetivos políticos peronistas por sobre la administración de justicia. Lo que consideran como única “Justicia Legitima”, comenzó con esa frase dada por Perón en 1946 que sonó a orden
Volvamos entonces al presente con Soria y D´Elía marchando contra una Corte que el presidente viene insultando con críticas y que la dueña de la Casa Patria Rosada considera un estorbo para sus planes políticos. De nuevo, en los nombres de la justicia se dirime lucha política
¿Cómo usar a Pirán Mena y a D´Elía que aspira a ser un nuevo Subiza? Aprovechando un estado de crisis general y un error de Macri cuando nombró a dos supremos por el decreto 83 en diciembre de 2015 intentando esquivar a un Senado peronista. Otra vez, la historia enseña
El peronismo tenía 43 de las 72 bancas. Imposible que Rozenkratz y Rosatti pasaran una votación y entonces se emitió el decreto que los nombró aprovechando el receso legislativo. Hoy, el peronismo tiene minoría. Y la Corte cuatro miembros. Y ante el dilema, la leyenda se repite
Es probable que además, inspirados en el chavismo, el gobierno apele a un estado de excepción y busquen remover a los miembros de la Corte para armar otra a su medida y controlar dos de los tres poderes. Les fallan los números, pero les sobra intención y desesperación
Recordemos que en 1999 Chávez eliminó la Corte Suprema y la reemplazó por el Tribunal Supremo de Justicia. En la movida ampliaron el número de integrantes de 5 a 20 y se justificaron en la falta de eficiencia del viejo tribunal. El TSJ luego habilitó una reforma constitucional
Acá tenemos a Beto diciendo que “La Corte Suprema tiene un problema de funcionamiento muy serio” para habilitar luego a su ministro y a la tropa más recalcitrante a marchar “para que funcione como lo que es, un servicio”. Beto pide “eficacia” como Perón en 1945 y Chávez en 1999
Y Cris sabe que en la Corte tiene un obstáculo serio para sus planes. Por eso la acusó de habilitar el espionaje interno y los supremos le contestaron declarando la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura. Hay una guerra en curso, pero pocos la notan
Ya son varias las batallas. Beto los atacó por devolver las clases a las aulas porteñas y Cris los acusó de ser culpables del “lawfare” en connivencia con Macri y sugirió que había que ampliar la Corte. Beto dijo que no estaba necesariamente de acuerdo, pero a nadie le importa
A su vez la Corte tiene diferencias internas entre el permutable Lorenzetti, Roznekratz y Rosatti que tampoco son del todo predecibles y Maqueda que a veces parece peronista y otras, independiente. Highton renunció en 2021 y se mudó a Pisa. Aún falta uno para llegar a 5
El problema de fondo es que aquella política inaugurada por Perón al destituir a la Corte con argumentos perversos y lo que hizo luego a través de Subiza y Pirán se estableció como doctrina y cultura. Casi todos los problemas de la justicia se derivan de aquel desvío político
PS: La historia explica nuestro presente y sus dilemas, decía Freud desde el diván. No se trata de la Corte, sino de nuestra concepción de la justicia. Si se insiste por el camino de la política partidaria, todo vuelve a 1946. Es hora de madurar, que no es lo mismo que ser Maduro
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