"El otro sionismo"
Hubo una corriente del sionismo muy diferente a la que hoy gobierna en Israel. Desde la fundación del Estado de Israel, salvo raras excepciones, prevaleció la visión "oficial" del sionismo de características supremacistas y racistas que pretende sin disimulo
negarle a los/as árabes palestinos/as el derecho a habitar la tierra de sus antepasados .
La corriente barrida por el poder bajo la alfombra de la historia propone coexistencia y unidad entre judíos y palestinos, dos pueblos históricamente oprimidos.
Hay que rescatar del olvido
a organizaciones como Brit Shalom (Alianza por la paz), un grupo fundado en 1925 y formado sobre todo por intelectuales europeos como Arthur Ruppin (presidente de la Agencia Judía antes de Ben Gurion), Martin Buber, Hugo Bergmann, Hans Kohn, Gershom Scholem o Henrietta
Szold (fundadora a su vez del Hadassah¸ la organización americana de mujeres sionistas) y entre cuyos simpatizantes estaban Albert Einstein o Judah Magnes.
Este corriente cuestionó gran parte del legado del padre del sionismo, Theodor Herzl y defendió la instauración de un
Estado binacional que integrara a los árabes, algo que sería retomado más tarde por la Liga por el Acercamiento y la Cooperación Judeo-Árabe (1939), dirigida por Chaim Malgarioth Kalvarisky.
En una línea semejante habría que considerar a personas o grupos que se identificarían
con lo que se ha denominado "sionismo cultural", donde a menudo se ha colocado a Ahad Ha’am, o también el "sionismo espiritual" frente a un sionismo de cariz más estrictamente nacionalista y político.
La brillante escritora alemana judía Hannah Arendt le reprochó a Herzl su idea
de antisemitismo: una teoría que define a todas las sociedades como antisemitas, razón por la que se infería que el único proyecto emancipador para los judíos podía estar en el sionismo.
Arendt críticó el carácter demagógico y propagandista de esta teoría, donde la idea
de un enemigo universal sería lo que legitimaría y daría cohesión al movimiento. También pensó que eso llevaría al aislacionismo del pueblo judío y que este se encerraría en sí mismo. Frente a eso, sostuvo que el pueblo judío, históricamente oprimido, debía buscar alianzas
con otros pueblos que padecían una situación semejante con el fin de alcanzar su libertad. Los otros pueblos parias, lejos de ser enemigos, podían aparecer como potenciales aliados para una causa común. Ella pensaba que uno de esos pueblos era sin lugar a dudas el árabe
palestino.
Hubo una interpretación del sionismo que le molestó al poder porqué buscó romper con las cadenas de la opresión, la del pueblo judío y la de todos los pueblos del mundo.
Es hora de revivir esta interpretación.
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