Si estuviéramos paseando por Roma y quisiéramos saber qué hora es…sería algo dificultoso. Veamos el porqué.
1. Los romanos disponían de sistemas poco precisos para determinar las horas. El día estaba dividido en 24 horas, 12 diurnas y 12 nocturnas, hasta aquí como nosotros.
2. Pero para ellos el día empezaba al amanecer con la hora prima, seguían con la hora secunda, tertia, etc. hasta la puesta de sol, que era la hora duodécima y desde ahí vuelta a empezar toda la noche con otras doce horas. Carecían de minutos y segundos, además las horas no ⤵️
3. tenían siempre la misma duración ya que dependía de la estación del año. El punto de referencia era el mediodía, cuando el sol está en su cénit, es decir cuando está en su punto más alto: han pasado 6 horas desde el amanecer y faltan otras 6 hasta el ocaso. En verano al ser ⤵️
4. los días mas largos que en invierno las horas estivales duraban más que las invernales. Para medir el tiempo el sistema más difundido fue el de los relojes de sol, estos se hallaban instalados en edificios públicos, jardines y en las casas de algunos ricos. Estaban ⤵️
5. divididos en 11 líneas que cortaban la circunferencia del reloj en gajos (11 y no 12 ya que cuando la sombra del indicador se posaba sobre la 1ª línea significaba que ya había pasado la prima hora) y teniendo en cuenta que el tiempo de exposición del sol en invierno es ⤵️
6. menor que en verano, el tiempo que medía el reloj de sol se adecuaba la utilización de horas más cortas y horas más largas.
Como curiosidad, también había una especie de reloj de bolsillo llamado “solaria” que se llevaba encima. Era un pequeño cuadrante de unos 3 cm de ⤵️
7. forma cóncava que en un lado tenía un agujero para que pasase la luz del sol que se proyectaba en forma de puntito luminoso en unos signos y líneas que había en el interior.
El reloj de sol más grande fue el obelisco de Heliópolis, que en el año 10 a.C. fue llevado a Roma⤵️
8. por orden del emperador Augusto, el “Horologium Augusti” de 30 m de altura, erigido por el faraón Psamético II entre 595 y 589 a.C. Situado en el antiguo Campo de Marte proyectaba su sombra sobre un pavimento de mármol compuesto de losas de travertino, con lineas y letras ⤵️
9. de bronce dorado incrustado que indicaban los meses, las estaciones y las horas.
A partir del siglo XI el obelisco desapareció de la historia, aunque reapareció en el s. XVI, se volvió a perder y no sería hasta 1792 cuando se restauró y se colocó en su emplazamiento actual, ⤵️
10. la Pz. de Montecitorio por orden del Papa Pío VI.
Otro tipo fueron los relojes de agua. Funcionaban de forma parecida a los de arena, dos recipientes de vidrio, uno superior dejaba caer el líquido al inferior. Unas muescas grabadas en el vidrio señalaban, según ⤵️
11. iba subiendo el nivel, los cambios de hora. Una ventaja de estos relojes sobre los de sol es que funcionaban igual de día que de noche. Fueron muy populares entre las clases pudientes ya que eran una demostración de riqueza y estatus. Algunos de estos relojes incluso daban ⤵️
12. la hora con sonidos, así Vitrubio cuenta que mediante unos flotadores conectados a unos mecanismos estos emitían silbidos o pitidos.
La vida cotidiana en Roma era más tranquila en general y, desde luego, mucho menos rígida que la nuestra en lo referente a la puntualidad.
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