Hoy haremos un breve recorrido por el ARTE EFÍMERO. ¿Qué es? Son obras de arte hechas con materiales perecederos, y que, por tanto, no se han conservado. Se utilizó muchísimo a lo largo de la historia para conmemorar grandes ocasiones. Echemos un ojo. Vamos hasta el BARROCO. 🧵🧵
Imagínense toda la ciudad engalanada con arcos, columnas, trampantojos, tapices, obeliscos, templetes, carros, telones y adornos varios. TODO FALSO, TODO IMAGINADO. El motivo de tal dispendio económico en la ciudad es una celebración real:
bautizos, bodas, entradas en la ciudad, fallecimientos, exequias o victorias, que evidenciaban la magnificencia regia. Las entradas triunfales, especialmente, eran la mejor muestra de manifestación áulica.
La costumbre de la visita de un prócer destacado a los territorios que poseía se inició durante la Edad Media, si bien fue durante la Edad Moderna cuando adquirió características más protocolizadas. El rey debía tomar posesión de sus territorios, por lo que recibía las llaves de
la ciudad en señal de respeto y sometimiento, y éste, recibido por la plana mayor de la urbe, era conducido al centro de la misma entre un magnífico boato. Los Habsburgo españoles crearon toda una tendencia que se seguiría posteriormente.
La entrada de Carlos V en Burgos en 1520, el viaje de Felipe II por Alemania, o su entrada triunfal en Lisboa, marcaron las pautas para las posteriores "mitologías y arcos triunfales", como se conocían en la época.
Con Felipe IV habrá que destacar la entrada de Mariana de Austria, su segunda esposa, en Madrid el 15 de marzo de 1649. El cortejo que acompañaba a la joven reina desfiló desde el Buen Retiro al Alcázar, donde la esperaba el rey.
Madrid fue decorado profusamente para la ocasión: arcos del triunfo, grutas artificiales, templetes, pinturas en relieve, trampantojos, obeliscos de madera, pasta de papel, barro cocido o tela, materiales todos perecederos, se iban sucediendo a lo largo del cortejo.
El hilo conductor, amén del simbolismo y la grandilocuencia de inscripciones, emblemas y poesías en varias lenguas, no era otro que la mitología clásica. Detrás de la gallarda fiesta había todo un comité de sabios y artistas que había programado todo para tal evento.
El humanista Ramírez de Prado, del Consejo Real, con ayuda de un famoso Pedro Calderón de la Barca, fueron responsables, entre otros, de varias composiciones. Asimismo, la noticia de tan feliz suceso se recogió en "Noticia del recibimiento i entrada", publicada en 1650.
Les recomendamos que se den un paseo, si quieren y pueden, desde el Retiro hasta el Palacio Real de Madrid (antiguo Alcázar), siguiendo el periplo que realizaría la reina, imaginando la ciudad decorada con esas falsas arquitecturas entre el regocijo y sorpresa de la gente.
Para ello les recomendamos la lectura de "La Corte de Felipe IV se viste de Fiesta. La entrada de Mariana de Austria", de Teresa Zapata Fernández de la Hoz. Gracias por leernos...
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