Luis Soravilla Profile picture
Ingeniero, licenciado en humanidades, sablista, lector, autor de "La conjura de Perregaux", la "Historia torcida de la Filosofía" y "Mujeres de armas tomar".

Mar 11, 2022, 12 tweets

Como estamos hablando estos días de genios y también de mujeres que merecen un destacado lugar en la historia, y no tienen, hoy os dejo esto para hablar de una mujer que hizo una genialidad y merece, de verdad, un destacado.

Vamos allá con la #RistraDeTuits
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Voy a hablar de esta risueña señora, Ruth Graves Wakefield (1903-1977), de soltera Ruth Graves Jones, que nació y murió en el estado de Massachusetts, o como se escriba, en los EE. UU.

Ruth trabajó varios años como dietista hasta que se enamoró y se casó con Kenneth Donald Wakefield. En 1930, compraron una posada para turistas en en Whitman en el condado de Plymouth, la Toll House Inn, que ofrecía comida rápida a los viajeros de la ruta de Boston.

La señora Wakefield pronto se ganó el respeto y la admiración de viajeros y vecindario por sus sabrosas recetas caseras, que eran la delicia del personal.

Tenía por costumbre servir una doble ración de postre. Un postre para consumir en el restaurante y otro, para después.

Y el postre que tenía más éxito de todos eran sus galletas con trocitos de chocolate.

La leyenda dice que hacía unas galletas y se le cayeron unos trocitos de chocolate en la masa... Pero no. La señora Wakefield sabía lo que se hacía desde el primer momento. Tuvo un arrebato de genialidad al mezclar pedacitos de chocolate con la masa.

La señora Wakefield.

Eran, en origen, trocitos de chocolate de una barra de chocolate con leche de Nestlé. Pronto, muy pronto, las galletitas Toll House (así las llamó) se hicieron famosísimas.

La señora Wakefield, lejos de quedarse con la receta, la hizo pública en un libro que todavía está a la venta, "Toll House Tried and True Recipes", que hoy cuenta con más de 39 ediciones y no sé cuántas reimpresiones.

Nestlé pagó un dólar (uno) por publicar la receta en sus campañas publicitarias, con el permiso de la señora Wakefield, cuya única intención era incrementar el número de personas que pudieran alegrarse la vida con su receta.

Las galletitas Toll House salieron de Machasutes, o como se escriba, para conquistar los EE. UU. y el mundo durante la Segunda Guerra Mundial.

Madres y esposas enviaban al frente galletitas con trocitos de chocolate a los soldados y éstos pidieron más y más, por supuesto.

En 1997, el estado de Masachutes... eh... ¡ya me entendéis!

Decía que en 1997 declararon las galletitas de chocolate de la señora Wakefield comida oficial del estado, a modo de homenaje por tan feliz y genial idea, y por tanta generosidad.

Ya es hora de rendir un sentido homenaje a la señora Wakefield por su contribución a la historia, ¿no? También hay que recordar a los benefactores de la humanidad, me parece a mí.

Ahí os dejo, que me ha entrado el hambre y ahora vuelvo.

Gracias por leerme.

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