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Acercando el espacio a nuestras vidas cotidianas. Columnista en @PrimeraLineaArg✍️ y @UnDinamo📻. 👉 https://t.co/25zpc1JZpI

Mar 14, 2022, 13 tweets

Seguimos con nuestro #MesDeMujeresEnElEspacio y les aviso que esta entrega es estremecedora. Vamos a repasar la historia de Christa McAuliffe, la primera maestra astronauta.

Una historia tan triste que tuve que parar varias veces al armar este hilo. ¿Vamos?

Sharon Christa Corrigan nació en Boston, EEUU el 2 de septiembre de 1948. La mayor de 5 hermanos, siempre prefirió ser llamada por su segundo nombre.

De chica quedó muy sorprendida por los programa Mercury y Apollo y comentaba que algún día ella también quería ir al espacio.

En 1970 se casó con Steven McAuliffe, su novio de la secundaria, de quien tomó el apellido. Al poco tiempo llegaron sus hijos Scott y Caroline para completar su familia.

Christa estudió para ser maestra y ejerció primero en Maryland y luego en New Hampshire. Enseñaba materias tales como inglés, historia y ciencias sociales. Su estilo involucraba sacar a los chicos del aula como así también traer visitas de afuera.

En 1984, el presidente de los EEUU Ronald Reagan lanzó el programa "Educadores en el espacio" (Teachers in space). La idea era que una persona común y corriente viajara al espacio e inspirara a las nuevas generaciones.

Christa fue una de las 11.000 personas que se anotaron. Luego quedó entre las 114 semifinalistas. Y luego entre las 10 finalistas. Christa fue finalmente seleccionada como la maestra que volaría al espacio. Barbara Morgan, una maestra de Idaho, sería su suplente.

Barbara y Christa se tomaron un año de licencia para poder entrenar para su vuelo, que sería recién en 1986. El cronograma de actividades para Christa una vez allí arriba incluiría experimentos en cromatografía, magnetismo e hidroponía, entre otros.

También impartiría 2 clases de 15 minutos cada una, las cuales serían transmitidas en vivo a todos los alumnos de secundaria de EEUU. Una de esas clases sería un tour completo por el Transbordador Espacial en el cual volarían.

Christa se convirtió en una celebridad de la noche a la mañana. Todos los programas de TV querían contar con su presencia. Hizo decenas de entrevistas, dejando frases hermosas como por ejemplo: "Si te ofrecen un asiento en un cohete, no preguntes qué asiento es. Sólo súbete."

El 28 de enero de 1986, Christa y sus 6 compañeros de vuelo abordaron el Transbordador Espacial Challenger. A los 73 segundos y a una altura de 14 km los motores sólidos de la nave tuvieron una falla estructural que generó una explosión catastrófica. No hubo sobrevivientes.

El legado de Christa, con su magnetismo y su estilo descontracturado, perdura al día de hoy. Innumerables escuelas y programas de becas llevan su nombre.

Tras retomar los vuelos con el Transbordador Espacial, la NASA retomó la idea de llevar civiles al espacio.

La historia nos hace recordar que el espacio es un lugar que puede inspirar a otros... pero no está libre de riesgos. Que un sinfín de cosas pueden salir mal y que cuando no se pone el foco en la seguridad, pueden pasar desgracias como la del Challenger.

No quise enfocar este hilo en los detalles de la investigación sobre el accidente. Si les interesa, les recomiendo este enorme artículo de @Eurekablog.

Mañana seguimos con más historias en este #MesDeMujeresEnElEspacio.
danielmarin.naukas.com/2012/01/26/los….

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