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Mar 16, 2022, 22 tweets

¿Y si los primeros que pisaron la Antártida fueron españoles?🇪🇸🧊

¿Y si lo ignorásemos a causa de una gran catástrofe naval?

Hoy os relatamos el triste final del San Telmo⛵️

¡Embarcamos!🧵
👇👇👇

Hace apenas una semana despertábamos con una gran noticia: el hallazgo del Endurance, el barco a bordo del cual Shackleton y sus hombres llegaron a la Antártida y que encontró, nave y tripulación, un triste final.

La historia de hoy también tiene un final dramático, un barco como protagonista y la Antártida como escenario accidental.

Pero tiene un sabor ibérico.

Para comenzar, debemos poner algo de contexto: nos remontamos a inicios del siglo XIX, a un momento en que el rey de España Fernando VII acababa de retomar el trono tras el paréntesis que había supuesto la Guerra de Independencia, y había decidido volver su mirada a América.

Las posesiones hispanas en América habían sido muy ignoradas desde antes incluso de que estallase la guerra con el francés.

Y el conflicto no había hecho sino agravar la situación de desafección de los ultramarinos a las autoridades peninsulares.

De hecho, a la vuelta de Fernando VII, Chile ya era independiente en la práctica y las autoridades de la corona española habían perdido sus puestos y respeto en distintos lugares del continente americano.

Así que el rey se había propuesto retomar el control de la situación.

Pero para ello había que empezar por recomponer la flota. Y esta no era tarea fácil tras los avatares vividos por el reino en los años previos.

Y lejos de hacer un trabajo serio, la corte de Fernando VII se dio a la chapuza.

Buena muestra de ello es la compra de cinco naves que la corona española hizo a la rusa.

Los barcos adquiridos estaban en un estado tan lamentable, que el zar Alejandro I tuvo a bien regalar tres fragatas más como compensación.

Además, para retomar las misiones americanas, la corona echó mano de viejos navíos españoles.

Uno de ellos era precisamente nuestro protagonista, el San Telmo, un navío de línea de 74 cañones botado en 1788.

El 11 de mayo de 1819 partió del puerto de Cádiz una escuadra compuesta por nuestro San Telmo, uno de los buques rusos, el Alejandro I, la Primorosa Mariana y la Prueba.

De los 1400 hombres, 644 viajaban en el San Telmo, y su misión era servir de refuerzos y transportar dinero.

El viaje no empezó con buen pie, precisamente el ruso, Alejandro I, hubo de regresar a Cádiz al poco de partir a causa de una serie de daños que le impedían viajar.

Y en septiembre el resto de la escuadra fue sorprendida por un gran temporal al intentar doblar el Cabo de Hornos.

Según las anotaciones de la tripulación del Primorosa Mariana, el San Telmo fue visto por última vez en mitad de ese temporal el 2 de septiembre.

Y el vendaval habría provocado graves daños en el timón. la verga y los mástiles.

(No, no ese timón. Ni mucho menos esa verga)

Aunque el Primorosa Mariana trató de socorrer al San Telmo, no sirvió de nada, y el navío desapareció hacia el sur.

No se perdió la esperanza de recuperar a los 644 tripulantes hasta varios años después.

En 1823 se les dio formalmente de baja.

El barco se había perdido de vista mientras flotaba a la deriva hacia el sur, hacia la Antártida.

Por aquel entonces la Antártida era un continente completamente desconocido. Nadie había puesto aun un pie en él.

Curiosamente, lo único que se sabía del continente helado era que existía, algo que ya había constatado precisamente el explorador palentino Gabriel de Castilla en 1603.

(La base antártica española lleva su nombre)

Gabriel de Castilla había realizado el primer avistamiento de la Antártida confirmando las sospechas de su existencia que venían desde la Grecia clásica, cuando Ptolomeo y otros autores habían afirmado que en los polos debían existir tierras sin explorar.

Pero pasarían más de 200 años desde el descubrimiento de Gabriel de Castilla hasta que alguien pusiera un pie allí.

Esa persona sería el británico William Smith, que llegó a las islas Shetland del Sur en octubre de 1819, unas semanas después de la desaparición del San Telmo.

En su exploración, Smith dijo haber encontrado los restos de un barco que parecía ser español con características similares a las del San Telmo.

Poco tiempo después, otro marino británico, James Weddell, confirmó los hallazgos de Smith y que se trataba de un navío español.

Sin embargo, los restos hallados por las distintas expediciones no permitían concluir que se tratase del San Telmo: un zapato, pequeños utensilios, algún fragmento de la cubierta del barco… pero nada definitorio.

Por otra parte, el hecho de que no se hayan encontrado restos humanos ha llevado a muchos investigadores a sospechar que, o bien los supervivientes habrían tratado de lanzarse al mar en botes hacia América, o en algún lugar de la Antártida habrían improvisado un campamento.

Habrá que esperar que una misión como la que ha recuperado el Endurance, nos aporte pruebas definitivas del destino final del San Telmo o de su tripulación.

Hasta entonces, encomendémonos a San Telmo, patrón de los marineros, que parece que aquel 2 de septiembre de 1819 se quedó dormido, permitiendo que, por un capricho del destino, fueran quizá náufragos españoles los primeros en pisar suelo antártico.

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