Aunque muchos pueblos han usado el adobe por su sencillez, su fragilidad lo ha limitado.
Una grandiosa excepción lo supone la que fuera la urbe más poblada de la Sudamérica precolombina.
Hoy en #HiloPatrimonio la mayor ciudad de barro del mundo: CHAN CHAN
Una de las desventajas del adobe es su continua necesidad de mantenimiento. La lluvia erosiona el material como un azucarillo.
No en vano, las grandes construcciones antiguas de adobe las encontramos en sitios muy secos, como los zigurats de Oriente Medio (📷Uruk) o Chan Chan
El árido clima de la costa peruana, hogar de Chan Chan, ha sido clave para que podamos apreciarla siglos tras su abandono.
No obstante, el viento y las tormentas de El Niño han sido y son una amenaza constante
Hablamos de una urbe de enormes dimensiones. Se calculan unos veinte kilómetros cuadrados en los que vivían hasta 100.000 personas.
En el centro, un complejo y original sistema de ciudadelas reservadas a las élites, aún en estudio
Estas élites eran las del imperio chimú, entidad política que se ganó este apelativo tras imponerse a otros pueblos de la costa peruana relacionadas, como los mochicas.
Hacia el siglo XV, los chimúes habían crecido y se enfrentaron al Altiplano
En otras palabras, el jefe final fueron los incas. Si hoy conocemos mucho más a estos que a los chimúes podemos sospechar cómo acabó el tema.
El último chimú, Minchancaman, fue apresado medio siglo antes de la llegada de los españoles
Los nuevos protagonistas de la región fueron su oportuna venganza. Muy cerca de Chan Chan les permitieron fundar Trujillo, base para el asalto final al imperio inca.
Trujillo fue, sin embargo, la puntilla de Chan Chan, pues atrajó su población
La ciudad estaba tocada, en todo caso, porque durante el asedio inca se dañaron varios acueductos que redujeron su población.
Porque Chan Chan, además de adobe, es una ciudad donde la ingeniería hidráulica es básica.
Si no llueve sobre el adobe, tampoco lo hace en el campo
Chan Chan, gran sol, hace honor a su nombre. Fundada sobre el siglo IX, los pozos hicieron viable la vida aquí.
Con los chimúes no eran suficientes para tanta población y se tendieron canales como La Cumbre para traer el agua de los escasos ríos
La agricultura, complementada con el marisqueo de la cercana costa, fue básica, pero un imperio aspira a más.
Chan Chan, protegida por murallas, aprendió a comerciar con ciudades del Altiplano y la selva y acogió a una rica red de artesanos
Estos se agolpaban en sencillas viviendas-taller que solo ahora se están investigando, porque aquí lo que llama la atención son las diez ciudadelas o recintos palaciegos
Muchas ciudades prehispánicas giran en torno a un centro ceremonial con estructuras monumentales que cada dirigente enriquecía, incluso superponiendo una nueva.
Chan Chan es diferente, única. Es una ciudad de ciudades
Chayhuac, Uhle, Gran Chimú, Tello, Laberinto, Velarde, Squier, Bandelier, Tschudi y Rivero. Cada una con sus matices, pero también puntos comunes como su orientación, acceso y división en plaza, almacén y zona residencial.
También es donde se concentra la decoración
Otra ventaja del adobe es que un artesano lo puede trabajar con facilidad. En Chan Chan abundan los bajorrelieves, que decoran distintos muros.
Los de la ciudadela Tschudi, también llamada Nik An, son los más finos y mejor conservados
Abandonada en el siglo XVI, lo peor para Chan Chan no fueron las lluvias, sino los saqueos. Desde muy pronto corrieron leyendas sobre tesoros ocultos que dañaron las frágiles estructuras.
Hasta bien entrado el siglo XX no fue investigada y se conservó en condiciones
Como el mar que surcan los caballitos de totora en la costa, herencia chimú, Chan Chan parece un mar de barro moldeado por viento y agua en una batalla sin fin.
Su futuro es complicado, pero su legado cultural seguirá vivo en el norte de Perú
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