Creo que sería una buena idea hacer #MiPaseo por un museo y he elegido el museo mas vivo que hay en Madrid, El Jardín Botánico. Quizá así podamos conocerlo un poco mejor. Hemos pasado muchas veces por delante de sus puertas, hoy entramos a disfrutar de sus rincones
Recorramos su historia. Al 1º que se le ocurre crear un Jardín Botánico es a Luis Riqueur, boticario de Felipe V. Él cree que sería interesante tener un huerto con plantas medicinales como ya ocurre en algunas ciudades de Europa. Y será en 1755 cuando se funda el RJB.
El lugar elegido será el Soto de Migas Calientes (lugar cercano al Palacio de la Moncloa, para orientarnos), por entonces contaba con unas 2000 plantas. Aquí ya había un huerto regado por el arroyo de Cantarranas. Desde el siglo XV, los nobles ocupaban esta zona en días de verano
Incluso en 1792 se instalaron en la zona unos baños públicos, siendo ya una zona de recreo para todo el mundo. Fernando VI cede este huerto a la corona y allí trabajará José Quer como primer Catedrático que hace que crezca el jardín gracias a sus viajes y expediciones.
El rey cambia de palacio y el botánico cambia de sitio. Con Carlos III, en 1777 con el traslado al Retino, el Botánico se va a su lado, al Prado Viejo de Atocha, donde ya había unos cuantos árboles. (puede que sean estos los mas antiguos del jardín botánico)
Un sitio perfecto para colocar el Jardín, El Salón del Prado. La monarquía quería ser moderna, y quería que el pueblo lo viera, allí colocaron ciencia y belleza; el museo de ciencias, el observatorio, el Retiro y el Botánico.
Y ¿a quién llamamos para hacer el jardín? Efectivamente a Sabatini, pero también a Antonio Berete y a Juan de Villanueva. Junto a ellos trabajaría el botánico Casimiro Gómez Ortega.
Sabatini divide el terreno en 2, un jardín y una zona de vivero y huerto que llega hasta Atocha.
Distribuye el espacio en 3 terrazas para adaptarse al terreno y proyecta el cerramiento y la puerta Real. Esta puerta tiene tres vamos, el central estaba destinado para el rey y los dos laterales, adintelados y mas pequeños para el resto de los mortales, ejem.
“Para la entrada del Pueblo se usará únicamente los dos postigos de la Puerta principal, sin abrir la del medio, sino cuando el Rey o algunas de las Personas Reales se dignen en ir” así decían las ordenanzas del jardín.
Villanueva mantendrá las 3 terrazas ya que se adaptan a la orografía del terreno y realiza el diseño de cuadrantes con fontines, así como la puerta que hoy da acceso frente al museo del Prado.
Las terrazas son: terraza de los cuadros, la mas grande, terraza de las escuelas botánicas y terraza de plano de la flor.
De Villanueva es el pabellón para invernadero (1781) que funcionó como biblioteca desde el siglo XIX y que hoy, su primer piso, es lugar de exposiciones.
Desde su fundación el J.B. fue centro de estudio, en el pabellón de Villanueva dieron clases personajes como, Antonio José Cavanilles (1745-1804), importante botánico español. Tb. el centro, organizaba expediciones para recoger plantas y plasmar en láminas los descubrimientos.
En 1857 se crea la estufa fría, el llamado el invernadero Graells (en honor al director Mariano de la Paz Graells) también se conoce como estufa fría. Para mantener las plantas tropicales. Se trata de uno de los espacios con mas encanto del Botánico.
Tiene una planta rectangular con dos pasillos paralelos que se comunican entre sí. Al fondo de la nave encontramos un estanque con plantas acuáticas y alguna ranita cantarina. El techo es de vidrio templado y la estructura de hierro fundido.
La temperatura se conseguía por un sistema de gloria, son canales bajo el suelo tapados con unas rejas de hierro. Se llenaban de estiércol procedente de las caballerizas reales. Gracias a su fermentación se elevaba la humedad y la temperatura ambiente.
Por estas fechas estuvo aquí instalado el zoo que luego pasaría a ser la casa de fieras del Retiro, tengamos en cuenta que el Botánico era mucho mas grande de lo vemos ahora, pues formaba parte de él todo el terreno que ocupa hoy el Ministerio de Agricultura
y un poco mas tarde se abre la calle que hoy conocemos como cuesta de Moyano con las casetas de los libreros. Hoy el botánico mide 8 hectáreas. El JB va sufriendo avatares, por ejemplo un ciclón en mayo de 1886 que derribó 560 árboles.
Y lo peor, la dejadez.
Después de la Guerra Civil casi podemos decir que quedó abandonado, con lo cual los árboles crecían un poco a lo loco y también sufrió la poda drástica. En 1939 pasa a depender del CSIC, pero se termina cerrando en 1974. Hasta que en 1975 se inician las obras de restauración.
En este año 1975 se hicieron las fichas de cada árbol y se hizo el primer plano de árboles del jardín. Se vuelve a abrir en diciembre de 1981.
A finales del siglo XX se construyó el segundo Invernadero junto a la antigua estufa y que llamaron Invernadero Santiago Castroviejo, director del JB (1984-1994). Está compuesto por 3 secciones: desértica, subtropical y tropical.
En 2005 se hace una nueva terraza detrás del pabellón de Villanueva, la Terraza Alta o de Los Laureles, mas pequeña que las otras pero que hace que el jardín gane espacio de exposición.
Allí se van a colocar la colección de bonsáis que donó Felipe González en 1996. Se exponen unos 61 bonsáis de especies autóctonas junto con otros de diferentes procedencias, algunos fueron regalos de jefes de gobierno a Felipe González.
Una de las zonas que se ha restaurado recientemente es la rosaleda. Se trata de la colección Blanca Urquijo de rosales antiguos que hizo esta señora en 1977 y comprende una extensión de 2000 metros cuadrados.
Paseando por el recinto encontramos la zona de la huerta, plantas que van cambiando con las distintas temporadas. Con espantapájaros incluido.
Recorriendo el “Pº de las Estatuas” encontramos las esculturas que representan a 4 importantes directores del J.B. José Quer y Martínez (1695-1764), Simón de Rojas Clemente y Rubio (1777-1827) Mariano Lagasca y Segura (1776-1839) Antonio José Cavanilles y Palop (1745-1804)
Dividiendo el jardín está el Pº de Carlos III. En 1981 el RJB decide colocar una estatua del Rey Carlos III coincidiendo con 2º centenario de su fundación, (réplica de la escultura realizada por Alfonso Bergaz en 1783 para la Plaza Mayor de Burgos, costeado por fundación March)
En el centro, frente al P. Villanueva está la Plaza de Linneo, con un estanque. Allí se alza una columna de granito con 4 caños. En la parte superior hay un busto en bronce de Carlos Linneo , investigador sueco del siglo XVIII y que es considerado padre de la taxonomía.
A los lados de esta plaza, están las Glorietas de los Tilos. Se trata de 2 bellos rincones del jardín donde podemos hacer una paradita y descansar. En una veremos una estatua dedicada a la dalia, planta mexicana cultivada en Europa por 1ªvez en este jardín.
El monumento recuerda que este Jardín Botánico forma parte de la asociación “Jardines por la Paz”. Es una escultura de una niña con una dalia en la mano, se trata de la hija del escultor Julio López Hernández que es el que realiza la obra.
Al otro lado está la Glorieta de Lázaro ya que la escultura que allí colocaron está dedicada a Blas Lázaro, profesor, farmacéutico, botánico y micólogo. Esta obra es de Frederic Marès Deulovol y fue Premio Nacional en 1923.
La terraza de las escuelas está bordeada por un emparrado de hierro forjado, construido en 1786 y que sirve de apoyo a diversas variedades de vid, algunas de edad considerable.
En la glorieta de la noria descubrimos en el suelo una reja que tapa el antiguo pozo que formaba parte de la noria que tirada por un animal, utilizaban para regar el jardín. El pozo tiene unos 25 metros de profundidad.
En 1801 se hace un estanque para acumular el agua que se sacaba del pozo. Y se hace esta rotonda. Hoy se sigue regando, en parte, con el agua de este estanque.
Algunas curiosidades del Jardín Botánico que no podemos ver pero sí es interesante saber:
Tiene mas de 5000 especies botánicas de todo el mundo.
Tienen un banco de Germplasma, donde se almacenan semillas para poder conservar las especies.
Tiene un importante herbario que ayuda a estudiar el mundo vegetal con importantes láminas de dibujos de distintas expediciones. Importante es la José Celestino Mutis(1732-1808)
1942, cuando es declarado Jardín Artístico.
Terminamos merendando en la nueva cafetería, es un lugar muy agradable para reponer fuerzas. Como hemos salido esta mañana creo que lo mejor sería tomarse un cafecito con bizcocho. 😉
Antes de irnos del todo, al salir del recinto nos podemos fijar en las verjas del jardín, en ellas aún se pueden ver los balazos de la guerra que dejaron heridas permanentes.
Espero que os haya gustado, os doy las gracias por llegar hasta el final y ya sabéis que compartir es muy bonito, no dudéis en hacer Rt. por si lo quiere ver mas gente. Pasad una buena semana ¡Salud!
os dejo la flor de temporada, un granado.
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