1. Erving Goffman, empleó el concepto de reivindicación para dar cuenta de la forma en que un individuo (o un grupo) reclama el “derecho” de poseer, controlar, utilizar o transferir un bien determinado ante las demandas de un “contrarreinvindicador”.
#Sociología
2. En el caso del texto "Los territorios del yo", el bien que se reivindica es el espacio en la interacción.
3. Así, Goffman considera al cuerpo y a su perímetro, así como a los objetos o sujetos que acompañan dicho cuerpo, como señales que definen el espacio, es decir, ordenan el acceso a las personas y a las cosas en un lugar determinado.
4. En este sentido, el autor señala que la organización de los territorios “[…] varia. Algunos son ‘fijos’ [como casas, cuartos de hotel, etc.]; […] otros son ‘situacionales’ [pueden ser bancas en un parque, sillas de un restaurante, asientos en el cine, entre otros]...
5. por último existen las reservas ‘egocentricas’, que se desplazan junto con el reivindicante, el cual ocupa su centro [estas van desde el cuerpo mismo hasta las pertenencias personales como bolsos]”.
6. A partir de la clasificación anterior, Goffman señala que, hay ocho tipos de reservas o territorios a custodiar.
7. Empecemos por el llamado espacio personal, el cual refiere específicamente al cuerpo de los actores. Se comprende mejor cuando p.e. vamos caminando y sentimos que una persona que viene detrás de nosotros ya está “demasiado” cerca.
8. En 2o lugar tenemos el recinto. Este remite a la apropiación de un espacio determinado que en sentido estricto no es de nuestra propiedad, pero que fungirá como tal en el lapso de tiempo durante el cual lo utilicemos, p.e.: una mesa en un restaurante, los asientos en el cine.
9. Muy relacionada a ésta tenemos otra reserva, el llamado espacio de uso, el cual hace referencia al espacio necesario para que un actor lleve a cabo determinada actividad. Este se puede entender muy bien en función del espacio que requiere un@ músic@.
10. La siguiente reserva ordena la mayor parte de nuestras acciones, generalmente cuando llegamos a un lugar tratamos de identificar el orden que sigue dicho espacio y buscamos un turno para acceder al servicio prestado. Así, el espacio se organiza comúnmente en filas.
11. Las siguientes tres reservas, pueden ser consideradas como extensiones del cuerpo, es decir, remiten a objetos cargados de la “agencia” de sus poseedores.
12. En primer lugar tenemos el envoltorio, asociado con la ropa que cubre al actor.
13. En segundo lugar tenemos el territorio de posesión, que se identifica generalmente con los objetos personales y su función permanente de substitutos del cuerpo.
14. Por último tenemos las reservas de información, es decir aquellos datos personales, sobre los cuales los actores quieren tener el control y que puede accederse a ellos no sólo mediante preguntas indiscretas sino también hurgando en: bolsillos, carteras, mochilas, cajones,etc.
15. La última de las reservas, pareciera no regular el espacio. Sin embargo, si se pone atención se puede ver que es más común (y espacial) de lo que parece. La reserva de conversación, lo que aquí se protege es la elección de quién puede hablar con uno o...
16. ...en su defecto con el grupo, por ejemplo, si un grupo de personas están hablando por lo general (sobre todo si están de pie) cerraran un círculo, donde será difícil colarse a menos que se sea muy próximo a los participantes.
17. Así, el espacio se encuentra más regulado y ordenado de lo que aparenta y todos tenemos un sistema de referencias a través del cual podemos decodificar dicho orden. Conocemos, pues, aquellas señales que nos dejan ver que un espacio determinado está ocupado por otra persona.
18. Respecto a estas reservas espaciales Goffman señala: “Una decisión aparentemente autoderminada y activa acerca de cómo se utilizarán las reservas de uno permite que esas reservas constituyan las bases de un idioma ritual.
19. Así, toda la posibilidad de utilizar los territorios del yo de forma doble, evitando las tomas de contacto como medio de mantener el respeto y entrando en contacto como medio de establecer afecto, gira en torno a la cuestión de la voluntad y a la autoderminación.
20. Y en esta dualidad reside la posibilidad de conceder significado a los acontecimientos territoriales y a la viabilidad de concedérselo".
Goffman, Erving, "Los territorios del yo", en "Relaciones en público. Macroestudios del orden público", Madrid, Alianza: 1979.
*Microestudios 😓
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