Para que un/a menor llegue a creer que ha nacido en un cuerpo equivocado tiene que haber adultos que le hayan hecho creer que es un error de la naturaleza.
Pero ¿quién sería capaz de hacer algo así?
1. Sus padres. Por homofobia y sexismo.
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2. Sus padres. Por homofobia y sexismo travestido de diversidad.
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3. Sus padres. Por homofobia y sexismo travestido de diversidad BIS.
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4. Sus padres. Por homofobia, sexismo travestido de diversidad y Münchausen por poderes.
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5. Los transactivistas y los centros educativos. Por homofobia, sexismo travestido de diversidad, Münchausen por poderes y dinero, dinero, dinero.
6. Los transactivistas y el negocio transpharma. Por homofobia, sexismo travestido de diversidad, Münchausen por poderes y dinero, dinero, dinero y más dinero.
7. Los transactivistas adoctrinadores y los partidos políticos que los subvencionan. Por homofobia, sexismo travestido de diversidad, Münchausen por poderes y dinero, dinero, dinero y más dinero.
8. Ante toda esa avalancha de homofobia, sexismo travestido de diversidad, Münchausen por poderes y dinero, dinero, dinero, no es de extrañar que las niñas que no se identifican con los roles sexistas de género se crean que han de mutilar su cuerpo para ponerse unos pantalones.
9. Y que una vez mutiladas y convertidas en pacientes/consumidoras/clientes del negocio clínico farmacéutico de por vida, para convertirse en lo que nunca serán, se crean que por fin pueden lucir orgullosas un cuerpo que les han hecho creer que estaba equivocado.
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10. Llegadas a este punto, deberíamos destacar el amplio porcentaje de estas menores que se encuentran dentro del espectro autista, han sufrido abusos o tenían problemas psicológicos previos, tal y como se demostró en el Juicio de Keira Bell contra Tavistock.
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11. Algo de lo que ya había advertido en numerosas ocasiones David Bell, ex jefe de personal de la propia clínica, siendo acosado por ello.
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12. Muchas al madurar detransicionan y se arrepienten de haberse sometido a las operaciones y tratamientos irreversibles de reasignación.
Chicas como Chloe son las víctimas del negocio clínico farmacéutico que se sustenta en el sexismo y la homofobia travestida de diversidad.
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