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Sep 13, 2022, 24 tweets

Seth Rollins y el éxito en la derrota.

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Octubre de 2019. Hell in a Cell. El aclamado luchador, el Arquitecto, el campeón Universal, el que derrotó a Brock Lesnar en SummerSlam se ve sumido en una de las más polémicas decisiones de WWE en los últimos tiempos. El final de su combate ante The Fiend es una losa.

Su credibilidad se ve dañada, se enfrenta al aficionado de Sacramento, el público canta “AEW” y, casi sin creerlo, pierde su título en Crown Jewel solo tres semanas después. Seth Rollins había tocado fondo.

Su ‘heel turn’ estaba al caer. El público no lo sostenía, no tenía campeonato y necesitaba un cambio. Resurgir de las cenizas.

Se unió a Authors of Pain con la premisa de “sacrificar a sus oponentes por el bien mayor”. Era decirle al aficionado que él había sido víctima del mismo proceso, meses atrás, y que había sido un daño colateral en el sinsentido del ascenso de The Fiend.

Era, a todos los efectos, el Monday Night Messiah.

Reclutó a Buddy Murphy, se rehizo, volvió a ganar los títulos por parejas y plantó la semilla. Atacó a Rey Mysterio, a Samoa Joe, a Kevin Owens. Y dio un gran combate ante éste último en WrestleMania. Con la pandemia encima, volvieron las dudas.

El Mesías era un personaje que buscaba el desprecio de la gente. Su combustible eran los abucheos, la reacción a sus homilías, el darle la mano al público en tono displicente. Si eso desaparece, también lo hace su persona.

Tenía que ser más agresivo, menos retórico, más retorcido. No buscaba reacción, buscaba venganza. Reinventarse por enésima vez. Le quita el ojo a Rey Mysterio, destroza a su hijo en SummerSlam y se sacrifica en Survivor Series. Es el protagonista sin estar en la órbita titular.

Su permiso de paternidad llega, y con él una nueva oportunidad. Del Mesías al Visionario. Y la misma tónica desde la decepción de HiaC 2019: trabajo, foco y relevancia más allá de títulos mundiales.

Empieza una rivalidad con Cesaro, el único que no le da la espalda cuando “abraza la visión”. Lucha con Shinsuke Nakamura en Fastlane; con el suizo en WrestleMania. Pierde, porque eso no es relevante. La experiencia Rollins va más allá de victorias o derrotas. Su momento llegará.

Y si, le llegó en Hell In A Cell de 2021, como recompensa a lo sufrido en ese PPV. Sería por poco tiempo. Iniciaría una rivalidad con Edge y perdería en SummerSlam. También en Crown Jewel. Tendría victorias entre medias, pero ninguna en un gran escenario.

De ahí a Day 1 como retador de Big E, hasta que llegó el COVID y todo saltó por los aires con Brock Lesnar saliendo campeón. Fue el parche para Royal Rumble, con guiño a The Shield, y se quedó, supuestamente, sin rival para WrestleMania.

La realidad es que estuvo trabajando, sin ayuda e incesantemente, en construir a su oponente misterioso. La jugada salió bien, y es que la sorpresa fue Cody Rhodes. Evidentemente, perdió.

También en WrestleMania Backlash. Y en Hell in a Cell, con Cody con el pectoral roto en lo que fue una clase magistral de ‘storytelling’.

De ahí, viró a Matt Riddle. Se pospuso el enfrentamiento en SummerSlam en pos de uno más gutural en Clash at the Castle. Y ahí se llevó su ansiada victoria.

El camino de Seth Rollins ha sido tortuoso, difícil y, desde luego, diferente al resto. Su capacidad de adaptación, de entender su entorno y de mimetizarse es supina. No tiene miedo de cambiar, de probar, de saltar al vacío. Confía en sus habilidades.

Un tipo como él, afianzado, que fue miembro de una de las facciones más relevantes de la historia de WWE y múltiples veces campeón mundial podría sentarse y ver la vida pasar. Y estaría bien. El talento lo tiene.

Sin embargo, trabaja en pos del espectáculo; también de la empresa. Está donde le necesitan. Asume su rol y lo eleva a la máxima potencia.

Consigue añadir capas a su actuación. Coloca la vestimenta en un lugar troncal del desarrollo de personaje. Entiende la industria y cómo ser relevante.

Le da igual perder. Le da igual el ‘main event’. Sabe que no influye. Le llegarán las oportunidades. Mientras tanto, la historia y el wrestling asumen el papel protagonista. Lo importante no es el quién, sino el como.

Tener esa sangre fría después de la catástrofe de 2019 es, como poco, sorprendente. El éxito está en la relevancia que toman tus actos. Si tiene que ser con luchadores en el segundo nivel, que así sea. Si tiene que ser en derrota, que así sea.

Es Seth Rollins y la capacidad de comprender tu entorno; de mirar más allá de uno mismo independientemente de la situación.

Si os ha gustado este hilo, os recuerdo que tengo un podcast diario de wrestling, #UHEP, donde analizamos la actualidad de esta apasionante industria. bit.ly/PodcastUHEP

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