Niké de Samotracia Profile picture
Yo también bailo cuando nadie me ve.

Nov 19, 2022, 29 tweets

La palabra "Museo" significa "lugar consagrado a las Musas"; estas eran nueve, hijas de Zeus y de Mnemósine. Presiden el pensamiento en todas sus formas y las ramas del conocimiento.
Acompañadas por Apolo, inspiraban a los hombres mediante un susurro.
#Prado203

El Museo Nacional del Prado celebra su 203 aniversario recibiéndonos con un trampantojo creado por el grafitero DiegoAS.
Foto © Museo Nacional del Prado.

Pasear por sus salas es adentrarse en un mundo lleno de belleza mezclada con admiración, asombro y respeto.
Admirar las pinceladas de Rubens y Velázquez, la delicadeza de Tiziano, la amargura de las pinturas negras de Goya te van acelerando el corazón a cada paso.

El Bosco con su Jardín de las Delicias, El carro de Heno o La Mesa de los pecados capitales, El paso de la laguna Estigia, de Patinir, Robert Campin con su San Juan Bautista, El triunfo de la muerte de Bruegel hacen que tengas que parar para tomar aliento.

La Anunciación de Fra Angelico es una auténtica maravilla.

El Cid de Rosa Bonheur es tan maravilloso que parece puedes acariciarle. Qué mirada.

El Cristo crucificado de Velázquez es absolutamente maravilloso, tienes que pararte, es imposible pasar de largo.

Diana y Calisto, Perseo y Andrómeda, Las tres Gracias, El juicio de Paris, Ceres y dos ninfas, Inmaculada Concepción, La Adoración de los Magos, la Lucha de San Jorge y el dragón... de Rubens son un espectáculo para los sentidos.

Madre mía La fragua de Vulcano, Velázquez.
[Suspiro]

Doña Juana la Loca, de Pradilla; Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, de Antonio Gisbert; La muerte de Séneca, de Manuel Domínguez... ¡qué sala!
Esta gente no era humana, en serio.

Hay una pintura que me fascina.
Flevit super illam, de Enrique Simonet.
Esta enorme pintura me reconcilia con el mundo, qué paz.
(305 cm × 555 cm)

Pero si hay una pintura en todo el Museo del Prado que me deja completamente petrificada y clavada en el suelo es...

El Descendimiento, de Rogier Van der Weyden.

Esta tabla que originalmente era un tríptico, parece una representación de una escena como si de un teatro se tratase.
Una composición casi imposible recreada en una caja dorada que traspasa el lienzo y te hace partícipe de ese dolor que muestra (creas o no).

San Juan y María Magdalena enmarcan la escena como si la estuviesen poniendo entre paréntesis.

José de Arimatea pidió a Poncio Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesucristo para enterrarlo y junto a Nicodemo sujetan el cuerpo de Jesucristo.
(Las venas de la frente)

En la escena central vemos el cuerpo de la Virgen desfallecida por el dolor en la misma posición que su hijo sin vida.
La Pasión de Cristo y el Dolor de la Virgen.

María de Cleofás y María Salomé no pueden aguantar el llanto.

Por favor, esas lágrimas.

Esas caras. Cuánto dolor expresan.

Esa pena te traspasa.

Si nos detenemos en la fugura de Jesucristo podemos ver el trabajo tan sublime de van der Weyden.

Veamos su cara. La corona de espinas clavada en la frente tan real.

Y sus heridas de los clavos.

Aún goteando.

La herida del costado hace un reguero de sangre hasta las piernas manchando el paño de pureza. No diréis que no es sublime.

El Evangelio de San Juan 19:34 dice: "Pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y enseguida salió sangre y agua".

Sangre y agua.
¡Agua! No tengo palabras para describir lo impresionante que es van der Weyden.

Esta obra fue encargada por la Cofradía de Ballesteros de Santa María Extramuros de Lovaina y aquí vemos los detalles que le hacen alusión.

Espero que os haya gustado tanto como a mí.
Y no dejéis de visitar ese Paraíso que es el Museo Nacional del Prado.

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