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A 200 kilómetros de Londres hay un pequeñito poblado que hoy apenas bordea los 10.000 habitantes. Allí, una mañana de invierno en 1845 nació Mary Rudge, una niña de talento deslumbrante que se adentró en espacios muy masculinos: en el mundo del ajedrez. 🧵⬇️
✍️@ramirodiez
Y fue gran novedad de aquel entonces que existieran mujeres enfrascadas en los misterios y maravillas del tablero. Al primer llamado aparecieron muchas, y se pudo organizar el Primer Torneo Internacional Femenino en el Ladies Club de Londres en el año 1897.
Allí participaron veinte jugadoras: la más joven tenía 19 años. Y la mayor, que se llamaba María Rudge, 55 años. Ella ganó el torneo con la fuerza de un huracán en plena madurez: 18 victorias y 1 empate y el premio en metálico fue 60 libras.
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Investigación y recopilación de imágenes: @Loboarda
Textos: ✍️Ramiro Diez @ramirodiez
Mary fue una pionera que pisó territorios sagrados para los hombres. El Bristol Chess Club no admitía mujeres en sus instalaciones. Mucho menos, en competencia contra los caballeros. Pero como de puertas para afuera los había derrotado a todos, terminó siendo aceptada en 1872.
María Rudge abrió la senda a otros talentos femeninos que, en su momento, bajaron del pedestal a muchos hombres de aquel exclusivo club. Pero Marie Rudge no solo vencía a los hombres de tú-a tú…También fue la primera mujer en ofrecer simultáneas de ajedrez.
En 1889, posiblemente inspirada por la Sra. Rowland, compuso y publicó problemas de ajedrez en Clontarf Parochial Magazine y realizó una exhibición simultánea, en la que ganó los 6 juegos. El resultado caía por su propio peso: pronto fue aclamada como la mejor jugadora del mundo.
En 1898, jugó contra el campeón mundial Emanuel Lasker en una exhibición simultánea en Londres. Lasker perdió porque no pudo terminar el juego con ella en el tiempo disponible, aunque hasta hora la honra masculina trate de insinuar que fue una galantería del campeón.
¿Y cómo jugaba María? Su juego fue descrito como constante y tenaz, no parecía importarle tanto cómo ganar, sino cómo hacer que su oponente perdiera. No era amiga de tomar riesgos, su estilo preferido era lograr pequeñas ventajas, controlar la posición y conseguir la victoria.
¿Quién ha dicho que la vida es justa? A pesar de que María Rudge fue la jugadora más destacada de su época, murió en la pobreza y casi olvidada. Poco antes de su muerte, sus compañeros ajedrecistas recaudaron fondos y consiguieron su ingreso al Streatham, hogar para Incurables.
Murió un 22 de noviembre hace justamente 103 años, desamparada y en soledad como pasará con el gran campeón Wilhelm Steinitz unos pocos años antes, sí… gran dolor. Que estas letras sirvan para pedirle perdón, y para agradecerle su talento y su pasión por el ajedrez.
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