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Historia de la República Argentina 🇦🇷

Jan 19, 2023, 175 tweets

El 19 de enero de 1906 falleció el general Bartolomé Mitre en su domicilio de Buenos Aires. Mitre fue político, historiador, militar y periodista. Presidente de la Nación entre 1862 y 1868, convirtiéndose en el primer presidente constitucional en gobernar una Argentina unificada.

Nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1821 en el hogar de Ambrosio Mitre y Josefa Martínez Whertherton. Paso gran parte de sus días en el exilio por su oposición al gobierno de Rosas, viviendo en Uruguay, Bolivia y Chile, donde se desempeñó como hombre de letras y de armas.

Fue bautizado el 28 de junio de 1821, dos días después de su nacimiento, en la Parroquia de San Nicolás de Bari (donde actualmente se encuentra el Obelisco) y su padrino de bautismo fue el general José Rondeau, cercano amigo de su padre Ambrosio.

Mitre vivió sus primeros años de vida en Carmen de Patagones, en donde su padre tuvo un papel protagónico en la defensa de la ciudad durante la guerra del Brasil. Más tarde, su padre lo envió a trabajar en la estancia de Prudencio Ortiz de Rozas, hermano de Juan Manuel de Rosas.

Sin embargo, Mitre fue devuelto por Prudencio Ortiz de Rozas a su padre bajo la advertencia de que “este jovencito no sirve para nada: en cuanto ve una sombrita se baja del caballo y se pone a leer”. La familia Mitre se exilió hacia Montevideo en 1831, donde vivirían muchos años.

Mitre era el mayor de cuatro hermanos; Federico nació en Carmen de Patagones en 1822 y falleció en Buenos Aires en 1901, Emilio también en aquella ciudad en 1824 y falleció en Buenos Aires en 1893, y su hermana, Edelmira, en Montevideo en 1833, y falleció en la misma en 1926.

Mitre ingresó en la Escuela Militar de Montevideo en 1839, de donde se graduó con el grado de alférez. Se afilió al Partido Colorado y allí frecuentaba a los exiliados argentinos y escribía en diarios dirigos por los mismos.

En 1842, Mitre, viviendo en Montevideo durante el Sitio Grande, conoció al revolucionario italiano Giuseppe Garibaldi, a quien admiraba. En 1846 llega a Bolivia, donde fue contratado para armar y organizar la artillería del ejército. Mitre se sumó al círculo social y político

del presidente José Ballivián como jefe de su estado mayor. Más tarde, el gobierno de Bolivia declaró al argentino "benemérito en grado heroico y eminente de la República". Pero finalmente Ballivián fue derrotado y Mitre terminó expulsado.

En 1848, previo paso por Perú, recae en Chile donde se gana la vida escribiendo para los diarios de aquel país. En el país trasandino se desempeñaría como corredactor de Juan Bautista Alberdi en el diario El Comercio de Valparaíso, y publicó para Blanco Encalada y Cochrane.

A su labor en El Comercio, Mitre agregó, estando en Santiago de Chile, un nuevo trabajo como redactor del periódico de Domingo Faustino Sarmiento, El Progreso, desde donde pregonó la indivisibilidad territorial de la soberanía americana, defendió el derecho de pensamiento

de los extranjeros, y la democracia en un sentido integral, y emprendió campañas para mejorar social y económicamente al pueblo. En la primera editorial que Mitre escribiría al asumir la dirección del diario chileno El Progreso en 1848 diría lo siguiente:

Más tarde, se convirtió en el nuevo dueño del periódico, y desde sus páginas participó del debate político en ese país. En 1851, apoyó la Revuelta de los Liberales contra el presidente chileno electo Manuel Montt, de extracto conservador, lo que le valió ser expulsado del país.

En noviembre de 1851 llegaría a Montevideo nuevamente donde se reuniría allí con su familia y con las fuerzas del Ejército Grande. El 3 de febrero de 1852 participa de la Batalla de Caseros bajo las órdenes del general Justo José de Urquiza.

Ya coronel del Ejército después de Caseros, al iniciarse abril de 1852 funda Los Debates uno de los tantos medios que utilizó desde siempre en el periodismo para difundir su pensamiento.

Allí exhibe sus ideas en materia política, militar, judicial y administrativa; se ocupa de reformas económicas, financieras y comerciales; sostiene la libertad de comercio, el establecimiento de una Aduana federal, el impuesto al capital, la consolidación del crédito,

la reorganización financiera y conversión del papel moneda. Desea atraer la inmigración europea, la educación y curar, en la beneficencia pública, las llagas existentes “desde la cuna del expósito hasta el lecho del enfermo y el asilo del mendigo”.

En síntesis escribía: “Suceda lo que suceda, desde hoy consagramos nuestra pluma y nuestra inteligencia a la libertad, como antes le hemos consagrado nuestra espada”.

En ese mismo abril de 1852, Mitre integró la triunfante Lista Amarilla, también conformada por Vélez Sarsfield, Pastor Obligado, entre otros, de tendencia anti urquicista, en las elecciones para conformar una nueva Sala de Representantes en Buenos Aires.

En mayo de 1852, luego que se celebrara el Acuerdo de San Nicolás el cual otorgó a Urquiza la suma de poderes nacionales, provinciales y las fuerzas militares de las provincias, se generó una reacción instantánea en Buenos Aires demostrando inmediatamente su repudio en los

periódicos y la Legislatura porteña lo rechazó. En consecuencia, el gobernador Vicente López, apoyado por Urquiza, optó por renunciar a la gobernación. Ello hizo que el Director de la República disuelva la Sala de Representantes y asuma provisoriamente la gobernación, realizando

como primera medida la clausura de periódicos opositores junto al arresto de Mitre, Vélez Sarsfield y Ireneo Portela deportándolos a Montevideo. Luego repuso en el gobierno a Vicente López, quien no toleraría por mucho tiempo la situación y presentó nuevamente su renuncia en

julio, hecho que provocó nuevamente la asunción provisoria de Urquiza en la gobernación. Al llegar a la provincia, el grupo de los exiliados encabezados por Mitre y Vélez Sarsfield inician la Revolución del 11 de septiembre que a su vez fue acompañada por Valentín Alsina.

Tras su éxito consiguieron reponer la legislatura y establecer la separación de Buenos Aires de la Confederación. Mitre se destacaría en la defensa contra el sitio que impuso el ejército de Urquiza a Buenos Aires, entre 1852 y 1853.

En junio de 1853 en una de las tantas escaramuzas que se producían afuera de la ciudad recibiría un balazo en la frente que amortiguó gracias a la escarapela de metal de su quepis, tejida por su esposa Delfina de Vedia, salvándole la vida y dejándole una cicatriz de por vida.

En esa época Mitre se integraría al Partido Liberal de Buenos Aires y participaría en la política porteña ocupando los cargos de miembro de la Legislatura provincial y ministro de Guerra, de Gobierno y de Relaciones Exteriores del gobernador Pastor Obligado.

Tuvo participación en la redacción de la constitución de Buenos Aires en 1853. Como ministro de Guerra frenó las distintas invasiones provenientes desde la Confederación y encabezó ataques y defensas contra las poblaciones indígenas de las pampas.

En 1856, lideraría junto a Vélez Sarsfield y Sarmiento la línea interna progresista, llamados Pandilleros, del Partido Liberal, quienes sostenían la unión nacional y la tolerancia por el adversario, en contra de la línea conservadora, o llamada Chupandinos, quienes no

aceptaban la fusión ni el diálogo con los federales a la vez que proclamaban por la guerra a las provincias, liderada por Valentín Alsina. Los Chupandinos ganarían las elecciones de Buenos Aires, y lograron proclamar a Alsina como el nuevo gobernador de Buenos Aires.

En 1857 publica su primera obra maestra historiográfica: la Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina. Un proyecto que buscaba llevar a cabo desde sus días en el exilio en Uruguay.

En 1859, Mitre deja el ministerio de Guerra y es designado general en jefe del Ejército provincial cuando la Legislatura le ordenó invadir la provincia de Santa Fe, ocasión en que enfrentó al general Urquiza en la batalla de Cepeda.

La Confederación gana la batalla de Cepeda y se firma el Pacto de San José de Flores. La Legislatura presiona a Valentín Alsina a renunciar, este renuncia y el resto de su mandato fue completado por Felipe Lavallol. En mayo de 1860 debía elegirse un sucesor.

Para entonces, la figura de Mitre como candidato estaba instalada. Desde el Club Libertad se conformarían las listas para la elección porteña a la legislatura y el joven general, que había alcanzado la presidencia del club, se aseguró la mayoría por sobre Pastor Obligado.

Finalmente, el 3 de mayo de 1860 Mitre es elegido por la Asamblea General del Estado de Buenos Aires como gobernador de la provincia con el encargo de terminar el proceso de incorporación de la provincia en la Nación Argentina.

Presionó sobre el presidente Santiago Derqui y obtuvo una modificación de las cláusulas del Pacto de San José de Flores. Mantuvo relaciones cordiales con este (Derqui incluso incorporó dos ministros de Mitre al gabinete nacional) y le otorgó el grado de general.

Las relaciones entre Buenos Aires y el gobierno nacional se cortaron abruptamente tras los sucesos de San Juan a fines de 1860/principios de 1861 con el asesinato del interventor Virasoro, seguido por el fusilamiento de su sucesor Aberastain y la intervención federal.

Estos hechos y algunos cruces más entre porteños y la Confederación en 1861 derivaron en la batalla de Pavón. El 17 de septiembre tuvo lugar la batalla en la que el ejército comandado por Mitre vence a las tropas de la Confederación.

Tras la batalla de Pavón el gobierno de la Confederación colapsó y Mitre tomó el gobierno el 12 de diciembre de 1861, bajo el título de Gobernador de Buenos Aires Encargado del Poder Ejecutivo Nacional.

Mitre manejo de gran forma los problemas en las provincias derivados de la batalla de Pavón y respeto el poder de Urquiza, no interviniendo Entre Ríos, como muchos de sus allegados deseaban.

A lo largo de la primera mitad de 1862 se celebraron elecciones de diputados y senadores en todo el país, y el nuevo Congreso de la Nación se reunió oficialmente a fines de mayo en Buenos Aires.

Uno de los mayores problemas que enfrentaba Mitre, como presidente provisional de la Nación, era la indefinición sobre la capital federal del país, que impedía tener un lugar donde establecer el gobierno federal.

El 7 de junio de 1862, Mitre envió un mensaje al Senado de la Nación solicitando la ley de Capital de la República y el 20 de agosto el Congreso votó la ley federalizando todo el territorio de la provincia de Buenos Aires.

Mitre admitiría años después que su idea era establecer la idea de Capital Federal que intentó aplicar Bernardino Rivadavia en 1826, que abarcaba los actuales territorios de CABA, partes de las zonas oeste, norte y sur del GBA, y el actual Gran La Plata.

El resto de la provincia de Buenos Aires quedaría dividida en dos nuevas provincias: la de Paraná, al norte, con capital en San Nicolás de los Arroyos, y la del Salado, al sur, con capital en Chascomús.

Mitre, como gobernador de la provincia y en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional, le solicitó a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, que aceptara la federalización, pero los diputados provinciales rechazaron de plano la ley nacional.

El intento de federalización dio comienzo a los problemas que llevarían a la división del Partido Liberal, entre los federalistas encabezados por Mitre y los antiguos unitarios encabezados por Valentín Alsina.

En los años subsiguientes el Partido Liberal terminaría dividiéndose entre el Partido Nacionalista, que encabezaba el general Mitre, y el Partido Autonomista, que lideraban Adolfo y Valentín Alsina.

El conflicto fue solucionado por medio de la Ley de Compromiso del 3 de octubre de 1862. La Ley de Compromiso aplazaba la discusión sobre la capital por cinco años, mientras permitía al gobierno nacional residir en la ciudad de Buenos Aires y recaudar los derechos de aduana.

Mitre era apoyado por las clases medias y altas urbanas y rurales, y por los inmigrantes que se asentaban en la ciudad y en el interior de Buenos Aires, principalmente por los italianos que lo veían como el Garibaldi argentino.

En agosto de 1862 se realizaron las elecciones de electores presidenciales y el 5 de octubre se reunió el Colegio Electoral, eligiendo por unanimidad a Mitre como presidente constitucional de la Nación. Como vicepresidente fue elegido Marcos Paz.

Mitre asumió la presidencia el 12 de octubre de 1862. Conformó su gabinete con Guillermo Rawson en Interior; Rufino de Elizalde como Canciller; Juan Andrés Gelly y Obes en Guerra y Marina; Eduardo Costa en Justicia y Inst. Pública; Dalmacio Vélez Sarsfield en Hacienda.

El 20 de octubre de 1862, en su primer mensaje al Congreso, Mitre dijo lo siguiente: “Cuan nueva y majestuosa solemnidad da a este acto la circunstancia feliz y providencial de hallarse por primera vez la familia argentina sin que falte ninguno de sus miembros”.

Durante los años de la presidencia de Bartolomé Mitre el país progresó enormemente. Luego de cuarenta años, se había regresado a la convertibilidad, lo que en la época era considerado por todos como el sistema monetario estable y adecuado.

Las exportaciones se habían ampliado enormemente: crecieron más de un 50% entre 1862 y 1868. La expansión ferroviaria se consolidaba y, aproximándose a Córdoba, alcanzaba al interior. La colonización agrícola superaba su fase primitiva y auguraba avances más sólidos.

La Sociedad Rural promovía la modernización bovina, en tanto la exportación de lana se asociaba con las tendencias crecientes de la inmigración y la superación de la era del cuero.

En su gobierno se instauró la Corte Suprema de Justicia y reglamentó el funcionamiento del Poder Judicial Nacional, se adoptó a nivel nacional el Código de Comercio del Estado de Buenos Aires, se encomendaron los códigos civiles y penales, se formó el ejército nacional, etc.

En 1862 se inició la construcción del Ferrocarril del Sud y el Central Argentino hacia Córdoba y Rosario. También fue fundado el Ferrocarril Andino, siendo así el primero del Estado Nacional que permitió enlazar las provincias de San Juan, San Luis y Mendoza con Rosario.

En 1863 se sancionó la Ley de Aduanas que reducía aranceles en general, y los eliminaba para algunos productos de primera necesidad, y concedía franquicias al comercio con Europa. Esto elevó las rentas nacionales de siete a catorce millones de pesos oro.

En cuestiones de instrucción pública se fundaron colegios nacionales en Catamarca, Salta, Tucumán, San Juan, Mendoza y se nacionalizó el Colegio Nacional de Buenos Aires. Por una inclinación personal, Mitre se interesó directamente en la gestión de los colegios.

Durante su gestión se inició el proceso de colonización europea de las tierras, y en especial se inició la Colonización Galesa del Chubut, uno de los primeros asentamientos argentinos en la Patagonia.

En 1865, Argentina entró a la guerra del Paraguay luego de la invasión paraguaya a Corrientes y allí fue nombrado como Comandante de los Ejércitos Aliados. Mitre tuvo que regresar a Buenos Aires en enero de 1868 tras el fallecimiento de su vicepresidente Marcos Paz por cólera.

En 1867 se acercaba la sucesión presidencial y Mitre, que estaba en Paraguay, es presionado por amigos y allegados a que apoye la candidatura presidencial de Rufino de Elizalde, miembro del sector mitrista del Partido Liberal. Mitre se niega.

En una carta a José María Gutiérrez, en lo que luego se publicaría bajo el nombre de testamento de Tuyú Cué fechada el 28 de noviembre de 1867, Mitre declara:

Para Mitre el candidato presidencial es el Partido Liberal y dice que este “no puede triunfar con base en el fraude, la corrupción y la violencia, porque ello traicionaría todo lo que representa y ya no tendría razón de ser”.

Por tal razón, las elecciones de 1868 fueron las más competitivas que hubo en el país hasta el establecimiento de la ley Sáenz Peña en 1912. Las elecciones fueron ganadas por la fórmula integrada por Domingo Sarmiento y Adolfo Alsina.

El 12 de octubre de 1868 delega el mandato presidencial a Sarmiento. Durante la presidencia del sanjuanino, Mitre se convertiría en el principal líder de la oposición al gobierno de su ahora ex amigo. En mayo de 1869 asumió como senador nacional.

El Senado se convirtió en el principal lugar de la oposición para expresarse. Desde allí, Mitre tuvo varios encontronazos con el oficialismo respecto a su rechazo de proyectos enviados por ellos.

Desde el senado expreso su enojó por el veto de Sarmiento a la aprobación de un proyecto presentado por sus aliados que buscaba acotar la facultad intervencionista del Ejecutivo en las provincias.

Mitre también votó en contra de un proyecto de ley para que el Estado promueva mediante incentivos la inmigración.

El 4 de enero de 1870, mientras ejercía como senador, Mitre funda el diario La Nación. Desde allí aprovechó para dar conocimiento sobre sus posiciones políticas al resto de la sociedad argentina.

El periódico se formó como continuador del diario La Nación Argentina, que era propiedad de José María Gutiérrez. Un grupo de amigos de Mitre, incluyendo a Gutiérrez, aportó el dinero para la compra de la imprenta, y recibieron a cambio acciones de la nueva sociedad anónima.

Esta se constituyó el 15 de marzo de 1870 con un capital de 800.000 pesos, dividido en 32 acciones que se dividieron en notorias figuras del mitrismo como Mitre, José María Gutiérrez, Antonio Lezica, Anacarsis Lanús, Rufino de Elizalde, Cándido Galván, Delfín Huergo, entre otros.

Mitre no era un hombre rico, ya que sólo contaba con el sueldo de senador durante los cinco meses al año en que sesionaba el Congreso. En carta a Wenceslao Paunero cuenta que debió desprenderse de muebles, obras de arte y libros para contribuir con su parte a la sociedad.

Ese mismo año Mitre sufrió una de las peores tragedias de su vida al suicidarse su hijo Jorge en Brasil a los 18 años, mientras ejercía como secretario de la Legación Argentina en Río de Janeiro, a cargo del general Wenceslao Paunero.

Al año siguiente Mitre fue uno de los pocos políticos que se quedó en Buenos Aires, junto a su familia, durante la epidemia de fiebre amarilla. Formando parte de la Comisión Popular para ayudar a los enfermos. Él mismo enfermó y sobrevivió a la enfermedad

En ese mismo año de 1871, fue miembro de la convención reformadora de la constitución provincial de Buenos Aires.

Entre junio y noviembre de 1872 se estrena como diplomático al ser enviado por el presidente Sarmiento al Brasil, para negociar el apoyo de ese país a las exigencias argentinas sobre límites en el Paraguay, desempeñando un gran trabajo.

En su tarea como diplomático en Brasil apaciguo los ánimos con ellos luego de las declaraciones ofensivas del canciller Carlos Tejedor sobre aquel país. En 1873 representó a la Argentina en una misión diplomática en Asunción del Paraguay.

En mayo de 1873, aceptó la candidatura para ser candidato a presidente por el Partido Nacionalista junto al senador correntino Juan Eusebio Torrent como compañero de fórmula. Su fuerza se localizaba en Buenos Aires, San Juan, Santiago del Estero y San Luis.

Mitre declaró tener “consideraciones de un orden superior” para aceptar tal ofrecimiento. Veía en peligro el principio de la soberanía popular y la pureza del sufragio por parte de “ligas bastardas de mandatarios”.

El resultado de las elecciones dieron como ganadores a la fórmula integrada por Nicolás Avellaneda y Mariano Acosta. Los partidarios del mitrismo acusaron al gobierno de realizar fraude, principalmente en las elecciones de febrero de Buenos Aires, y en las presidenciales.

Mitre llama a sus militantes a aceptar los resultados y apaciguar los ánimos, pero entre sus aliados políticos se comienza a realizar la conspiración revolucionaria contra el gobierno nacional.

La conspiración fue dirigida políticamente por Eduardo Costa, Rufino de Elizalde y Norberto Quirno Costa, y militarmente por los generales José Arredondo, Ignacio Rivas y Juan Andrés Gelly y Obes, y los coroneles Boerr, Murga y Borges.

La revolución contra las autoridades nacionales termina estallando el 23 de septiembre de 1874, cuando Mitre se encontraba en Montevideo. Mitre tomando el mando de la revolución el 26 de octubre, luego que Sarmiento abandonara la presidencia.

Pero tras las derrotas de Arredondo en la batalla de Santa Rosa y de sí mismo en La Verde, Mitre se rinde en Junín, el 3 de diciembre.

Mitre, Arredondo, Ignacio Rivas, Juan Andres Gelly y Obes, y demás oficiales fueron arrestados, sometidos a consejo de guerra y dados de baja del Ejército. Mitre pasó dos años detenido en Luján, Chivilcoy y luego en Retiro, ciudad de Buenos Aires.

Un almacenero gallego de Tandil y Lobería, llamado Manuel Suárez Martínez, ferviente mitrista, rememoraría muchos años después los hechos que se desarrollaban durante aquellos tiempos y provee una buena interpretación de lo que ocurría.

Diciendo: "La revolución fue un aborto, falló por su base, Mitre lo había previsto, pero sus amigos lo comprometieron pensando que las fuerzas de línea, al solo nombre ¡tan Glorioso! del general Mitre, se pasarían, sin pelear contra él".

En prisión, Mitre comienza a escribir su libro Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana. Ese mismo año, publica en La Nación un relato sobre la muerte de Falucho, un soldado porteño de origen africano, fusilado en Perú, durante un motín de soldados en 1824.

El Falucho de Mitre fue un reconocimiento real a los soldados, principalmente negros, que formaron parte de los ejércitos independentistas y que morían en los campos de batalla.

La estrecha relación de aprecio que existe entre Mitre y la sociedad afroporteña quedaba retratada en las numerosas distinciones que recibiera de asociaciones afroargentinas.

Y esa relación se fortalecía con los gestos de Mitre, en este caso con el reconocimiento a Falucho, hacia la comunidad afrodescendiente en general, y hacia militares e intelectuales afrodescendientes, en particular.

En 1876 sale de la carcel y comienza a escribir una segunda edición de su primera obra maestra historiográfica: la Historia de Belgrano o de la Independencia Argentina. El juicio en su contra es suspendido por una amnistía promovida por el presidente Avellaneda.

Su partido se lanzó a una oposición a todas las iniciativas presidenciales mientras se abstenía de participar en elecciones. Finalmente, gracias a la “Conciliación de Partidos” promovida por Avellaneda en 1877, el mitrismo vuelve a las elecciones y se alinea con el autonomismo.

En abril de 1877, semanas después de la muerte de Rosas, nacionalistas y autonomistas participaron de un funeral por la memoria de las victimas de Rosas, el que fue encabezado por el mismo Alsina, Mitre, Tejedor y Roca.

Ese día Alsina y Mitre se dieron un histórico abrazo, simbolizando la conciliación entre los partidos hasta ese entonces ferozmente enfrentados. El 7 de octubre autonomistas y nacionalistas hicieron una manifestación conjunta.

Con la muerte de Adolfo Alsina en diciembre de 1877, la "Conciliación de Partidos" quedó trunca y a partir de ese momento empezaron nuevamente los conflictos entre el mitrismo y el gobierno nacional.

En 1880, el Partido Nacionalista y el sector lírico del Partido Autonomista, dirigido por el general Martín de Gainza, se fusionaron para formar el Partido Liberal, y proclamaron la fórmula conformada por Carlos Tejedor, gobernador de Buenos Aires, y Saturnino Laspiur.

En junio de 1880, el Colegio Electoral dio como ganador a Julio Argentino Roca, lo que llevó a la revolución que encabezó Tejedor en junio de ese año.

Cuando quedó en claro que la revolución estaba perdida y la ciudad de Buenos Aires estaba sitiada, Tejedor nombró a Mitre como jefe de la defensa de la ciudad.

Desde ese cargo, Mitre logro firmar con Avellaneda un acuerdo por el cual se ponía un alto al fuego a la revolución, se otorgaba una amnistía a los rebeldes, se aseguraba la renuncia de Tejedor a la gobernación de Buenos Aires

se reconocía el triunfo electoral de Roca y la federalización de la ciudad de Buenos Aires. En 1882 fallece su esposa Delfina de Vedia y al año siguiente viaja al interior del país y Chile para estudiar los campos de batalla de la campaña de José de San Martin.

Con esa información termina de escribir su segunda gran obra: Historia de San Martín y de la Emancipación de América, publicado en 1887.

Durante esos años, el Partido Liberal que dirigía Mitre se encontraba en abstención electoral en denuncia al fraude que le imputaban el gobierno nacional en los diferentes comicios que se realizaron.

Debido a esta situación muchos dirigentes del partido, principalmente Norberto Quirno Costa, Luis María Drago y Juan Agustín García, hiceron su salto desde las filas mitristas hacia las el oficialismo, y luego ocuparían cargos dentro del gobierno de Juárez Celman y de Roca.

A fines de 1885, Mitre y el Partido Liberal jugarían un papel activo en la formación de un frente opositor que combatiera la candidatura de Juárez Celman. Ese frente opositor incluía a los liberales, a los católicos y a los partidarios de Bernardo de Irigoyen y de Dardo Rocha.

La alianza opositora fue llamada Partidos Unidos y fueron elegidos como presidentes honorarios de la misma el general Mitre, Bernardo de Irigoyen, Dardo Rocha, Benjamín Gorostiaga, Domingo Faustino Sarmiento, Luis Sáenz Peña y Vicente Fidel López.

Los Partidos Unidos acordaron proclamar como candidato a presidente de la República a Manuel Ocampo acompañado en la fórmula por Rafael García. La candidatura de Ocampo tuvo lugar luego de la renuncia de Mitre, Rocha, Irigoyen y Gorostiaga a ser candidatos.

A principios de 1886, Mitre reconoce el gran gobierno de Roca en un manifiesto publicado en La Nación y rechaza una candidatura presidencial diciendo:

Los Partidos Unidos resultaron derrotados en los comicios contra la fórmula oficialista integrada por Miguel Juárez Celman y Carlos Pellegrini. Mitre que había sido candidato a diputado nacional por la Capital Federal tampoco fue elegido para el cargo.

En 1889, Mitre no asistió pero adhirió por escrito al acto del 1 de septiembre de 1889 en el Jardín Florida, donde se reunieron los principales opositores al gobierno de Juárez Celman. Mitre si asistió al acto del 13 de abril de 1890 en el popular Frontón Buenos Aires.

Durante ese mitin, del que Mitre fue uno de sus oradores, se constituyó la Unión Cívica, fuerza que amalgamaba a todos los opositores a Juárez Celman.
Ese día, Mitre dijo:

En abril de 1890, un tres antes de la Revolución del Parque, viaja hacia Europa por primera y única vez en su vida. Mitre, desde Europa, proclamaba que la revolución había sido apenas una protesta contra la desorganización de las finanzas del país

y que el nuevo gabinete de gobierno de Pellegrini era representativo en todos los sentidos, y que contaba con el apoyo del pueblo. Tal gabinete conformado por Pellegrini, contaba con dos mitristas: José María Gutiérrez y Eduardo Costa.

En marzo de 1891, regresa al país donde es recibido por una multitud y propuesto como candidato a presidente por la Unión Cívica junto a Bernardo de Irigoyen para las elecciones de 1892.

Dos días después de su arribo, Mitre y Roca anunciaron públicamente que habían celebrado un acuerdo por el cual el PAN y la Unión Cívica se presentarían juntos en las elecciones.

Mitre sería el candidato a presidente de la Nación por al fórmula del acuerdo, y su compañero se definiría luego. La decisión de Mitre de negociar con el PAN era comprensible. Era el candidato de una organización política cuya unidad siempre había sido frágil, y dentro de la cual

su candidatura lejos de ser unánime, había encontrado fuerte resistencia interna.

Mitre dudaba de las posibilidades de éxito que tenía la Unión Cívica para competir contra el PAN en la elección presidencial o, inclusive, de su capacidad para actuar como partido de gobierno si triunfaba. En carta a Bernardo de Irigoyen en junio de 1891, decía:

"Sera difícil mantener cohesión con un rumbo fijo que nos conduzca a una solución definitiva, en el orden electoral primero y en el orden gubernamental después".

Dentro de la Unión Cívica el acuerdo tuvo distintas respuestas, cuando aún el acuerdo eran rumores los alemnistas hicieron todo lo posible para boicotearlo. Pero luego que se confirmará

las relaciones entre Alem y Mitre se deterioraron irreparablemente. El hecho de que inmediatamente el general Manuel J. Campos, nuevo presidente de la Unión Cívica en la provincia de Buenos Aires, hubiera formado una coalición local con el PAN sin consultar

a Alem, quien era presidente del partido, no contribuía a tranquilizar los ánimos. El 17 de mayo, Alem envió una energética carta a Mitre en el que le informaba que no participaría más en las deliberaciones que se venían celebrando desde abril entre él, Mitre e Irigoyen.

Cuando Mitre respondió que él seguiría adelante, la ruptura entre los dos fue definitiva. Esto no provocó, sin embargo, la inmediata escisión de la Unión Cívica ya que la facción de Alem era una minoría y Bernardo de Irigoyen continuaba apoyándolo a Mitre.

Mitre necesitaba el apoyo de Irigoyen ya que este tenía contactos importantes en las provincias y porque necesitaba la unidad de la Unión Cívica para conservar una sólida posición en las negociaciones con Roca.

Mientras el acuerdo le garantizaba a Mitre la candidatura presidencial, éste estaba dispuesto a ofrecerle la vicepresidencia a Bernardo de Irigoyen pero temía que Roca exigiera el puesto para un miembro o aliado del PAN.

El 29 de junio fue programada una Convención Nacional del partido para tratar el arreglo electoral con el PAN, los mitristas confiaban en que serían mayoría y que el acuerdo se aprobaría pero a medida que se acercaba la fecha los anti acuerdistas se iban haciendo más fuertes.

A mediados de mes, Mitre perdió el apoyó de Bernardo de Irigoyen cuando se hizo evidente que no podía ofrecerle la vicepresidencia en la fórmula del acuerdo, ya que esta era reclamada por el PAN.

Finalmente y sabiendo que no ganarían la votación, los mitristas resolvieron escindirse del partido, el 27 de junio de 1891, dos días antes de la Convención partidaria prevista, La Unión Cívica quedo, en consecuencia, dividida entre "acuerdistas" y "anti acuerdistas".

La división partidaria eventualmente dio lugar respectivamente a la formación de la Unión Cívica Nacional, que agrupaba a los mitristas, y la Unión Cívica Radical, liderada por Alem y Bernardo de Irigoyen.

La Unión Cívica no era la única que atravesaba una situación adversa. En la mayoría de las provincias los partidarios del PAN no pudieron superar las dificultades prácticas que supone compartir el poder con la oposición, y por lo tanto rechazaron el acuerdo con los mitristas.

Para junio el acuerdo se había derrumbado en Tucumán, Santa Fe, Mendoza y Catamarca. El 15 de octubre de 1891, frente a la creciente oposición al acuerdo, Mitre retiró públicamente su candidatura, y Roca lo siguió de inmediato anunciando también su retiro de la vida pública.

Pero dos meses después, Mitre y Roca se veían obligados a dar marcha atrás. El 18 de diciembre de 1891, un grupo de ex juaristas que se hacían llamar "modernistas" lanzó la fórmula Roque Sáenz Peña-Manuel Pizarro para la próxima elección presidencial.

Mitre, Roca y Pellegrini jugaron una última y desesperada carta: a menos de dos meses de las elecciones, le ofrecieron a Luis Sáenz Peña, el padre del candidato modernista, la candidatura presidencial. El padre aceptó y el hijo retiró su candidatura.

Reunidas separadamente el 6 de marzo de 1892 las convenciones del PAN y de la Unión Cívica Nacional, designaron a Luis Sáenz Peña candidato a la presidencia, en lugar de Mitre, cuya renuncia fue aceptada. José Evaristo Uriburu, mitrista, ocupó el segundo puesto en la fórmula.

En estos tiempos Mitre acompañaría la política de Roca como una especie de consultor. En mayo de 1894 fue nuevamente electo como senador nacional por Buenos Aires representando a la Unión Cívica Nacional.

Mitre pasó esos años dedicado a su trabajo como senador, a la dirección de La Nación y a la traducción de La divina comedia, de Dante Alighieri, al castellano. El 24 de agosto de 1893, Mitre asumió el cargo de Gran Maestre, de la Gran Logia de la Masonería Argentina.

En 1897 apoyó a la propuesta hecha por el radicalismo a su partido sobre la “política de las paralelas”, que podría llevar a una reunificación de la Unión Cívica de 1890. Esta política llevaría a la presidencia a Bernardo de Irigoyen, acompañado por cívico nacional y al ingeniero

Emilio Mitre, su hijo, a la gobernación de Buenos Aires, acompañado por un radical. Pero no hubo acuerdo debido a la intransigencia de Hipólito Yrigoyen y los radicales de la provincia de Buenos Aires, la política fracasó y Roca fue elegido presidente nuevamente.

En mayo de 1897, Mitre participó de la inauguración de la estatua a Falucho, junto a gran parte de la comunidad afroargentina. Se pronunciaron varios discursos que culminaron con el de Mitre, se ejecutó la marcha sinfónica Falucho, y se distribuyeron medallas conmemorativas.

En abril de 1901, renueva su banca como senador nacional por siete años más, periodo que habría de completarse en abril de 1908.

El 26 de junio de 1901, Mitre cumplió 80 años y el país fue una fiesta. Hubo actos en todo el pais en su honor, miles de ciudadanos se acercaban a su casa a saludarlo y el presidente Roca declaró al día como de fiesta nacional en honor al ya prócer viviente.

Se embanderaron las calles y las casas particulares, hubo discursos en frente de su casa, se renombraron calles y plazas con su nombre, aparecieron en todos los diarios del país homenaje al patricio y hubo una gran manifestación que terminó con miles de personas en su puerta.

En cada pequeño pueblo del interior se realizaron diversos homenajes. Algunos comerciantes porteños vendían chales, abanicos y pañuelos con la efigie del general, y hasta se fabricaron cigarillos marca "Mitre".

Además, se solicitó al Consejo Deliberante que cambiara el nombre de la calle Piedad, donde había nacido el ex presidente, por "Bartolomé Mitre". Así se hizo, y fue la única persona que tuvo una calle con su nombre cuando aún vivía.

El 26 de junio, también se celebró un Tedéum y varias funciones de gala. Mitre asistió a la del Teatro Ópera y en el trayecto pudo contemplar la ciudad abanderada con su cara. El gran tenor Enrico Caruso, dirigido por Arturo Toscanini, cantó Rigoletto en su homenaje.

El 31 de mayo de 1902, Bartolomé Mitre renuncia a su cargo como senador nacional por la provincia de Buenos Aires, afirmando en su carta que "hacía tiempo que había dado por terminada su actuación pública" y lo habría hecho antes de no haberse movido a

responder en "homenaje al acuerdo de las diversas opiniones de todos los partidos de principios, que se inspiraron en sentimiento nacional al dispensarle sus votos" haciendo referencia a su reelección como senador en 1901.

El Senado le rechazo la renuncia pero Mitre volvió a insistir en su renuncia en otra carta el 4 de junio en la que decía que esa era su "resolución definitiva, maduramente meditada, como necesidad impuesta por la ley del tiempo" , y al día siguiente el Senado aceptó su renuncia.

Por lo tanto la carrera política de Mitre, que había participado en los destinos políticos del país y del continente desde hacía más de cincuenta años, terminaba ese 5 de junio de 1902 y la Unión Cívica Nacional, partido que lideraba desde 1891, se disolvía definitivamente.

Los partidarios de Mitre, se reorganizaron formando el Partido Republicano en julio de 1902, partido que lideró Emilio Mitre, hijo del prócer, mientras que otra parte de ellos se sumó a los Partidos Unidos, agrupación política que lideraba Marcelino Ugarte.

En 1903, Mitre aconsejó a su hijo sobre las candidaturas que el Partido Republicano debía llevar para los comicios de 1904, convenciéndolo de llevar como candidato a José Evaristo Uriburu, y también a Roca sobre la candidatura de Manuel Quintana.

Además de su labor política, Bartolomé Mitre fue un reconocido historiador, traductor y lingüista. Su labor como historiador comprendió obras, memorias, artículos periodísticos, discursos y una intensa labor recopilando documentos y fundando instituciones.

Tras su retiro se dedicó a traducir al castellano la Eneida de Virgilio, las Horacianas de Horacio y también a autores de su época como Victor Hugo y Longfellow. También se siguió dedicando a su puesto como director del diario La Nación.

En su vida privada, Mitre contrajo matrimonio en 1841 con Delfina de Vedia y tuvieron 6 hijos juntos: Delfina (1843-1933), Bartolomé (1845-1900), Josefina (1847-1925), Jorge (1852-1870), Emilio (1853-1909) y Adolfo (1859-1884).

Su hijo Emilio Mitre fue un destacado ingeniero y su sucesor político, fundado el Partido Republicano en 1902. Fue diputado nacional entre 1896 y 1900, y 1906 hasta su muerte en 1909, siendo el autor de la destacada Ley Mitre, de tarifas de los ferrocarriles.

Fue muchas veces convocado para ser ministro de Obras Públicas, principalmente por Roca, pero siempre las rechazó aduciendo diferencias políticas. Muchos creen que de no morir en 1909 hubiese sido elegido presidente de la Nación en 1910.

Bartolomé (h), su hijo varón mayor, fue un destacado periodista, traductor y diplomático, trabajando muchos años dentro del diario La Nación y siendo el cofundador de la revista Caras y Caretas.

Su labor como bibliógrafo y lingüista le permitió reunir una de las bibliotecas más grandes del país cuyo Catálogo Razonado fue publicado póstumamente por el Museo Mitre que se creó en 1907 gracias a las donaciones que él dejó de su biblioteca, colecciones y archivos.

Bartolomé Mitre fue el fundador de la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina en 1893 y de la que fue su presidente hasta su fallecimiento.

Mitre pasó sus úlimos años de vida escribiendo en su despacho, asistiendo a reuniones donde muchas veces daba charlas o discutía de política con alguna visita.

También caminaba por las calles de Buenos Aires, donde era común verlo charlar con niños, mujeres y hombres que transitaban por ellas.

A fines de noviembre de 1905, el ex presidente enfermó gravemente, ya casi no comía y bebía poco. El 17 de diciembre se le dio la extremaunción, y pasó el resto de los días hasta llegar a su muerte en un estado de agonía.

El 19 de enero de 1906 Bartolomé Mitre fallecía en su histórica casa de Buenos Aires a las 4:40 am. El hombre que dio la novedad a los argentinos que aguardaban amontonados en la casa de la calle San Martín fue el comandante Fortunato, ayudante de Bartolomé Mitre.

Durante ese viernes 19 un tanto caluroso, fue velado en su famosa biblioteca. Gente de todas las clases sociales; ancianos, jóvenes, argentinos, extranjeros y niños, fueron a verlo por última vez. A las 10 de la mañana del día siguiente fue llevado hasta la Casa de Gobierno.

La capilla ardiente se instaló en el Gran Vestíbulo y ofrecía un aspecto imponente. El flujo de gente fue incesante y duró hasta las 3 de la madrugada del domingo 21, cuando comenzaron los preparativos para el traslado al cementerio.

Buenos Aires se llenó de gente que acudía en tren desde las provincias, y de los pueblos de los alrededores, para darle el último adiós. Filas casi infinitas de señoras y de hombres se inclinaban, besando la bandera que cubría los restos de Mitre, con lágrimas en los ojos.

El féretro donde descansaban los restos de Mitre fue trasladado en una cureña, escoltada por inválidos y veteranos de la guerra del Paraguay. Según diversos documentos para el funeral de Mitré se movilizaron más de 400.000 personas.

Las calles, los balcones, las terrazas, los faroles y todo lugar donde las personas alcanzaran, eran utilizados para ver pasar el cortejo hacia la Recoleta. Las calles porteños se enlutaron y muchos faroles, balcones y hasta los tranvías estaban cubiertos de crespones negros.

Los medios de todo el planeta recogieron la noticia. Tanto la prensa local como la extranjera también coincidieron en la más completa unanimidad en la admiración al prócer que había fallecido.

Estuvo presente el vicepresidente José Figueroa Alcorta. Estuvieron los representantes de los gobernantes de Chile, Uruguay y Brasil. Estuvieron presentes diferentes miembros del ejército de Alemania, de Italia y de Francia.

En el peristilo leyeron sus discursos Carlos Pellegrini (que también estaba enfermo y próximo a partir), el coronel uruguayo Gómez, el brasileño Bocayuva, Figueroa Alcorta y el doctor Agustín Álvarez, entre otros.

Fue ese uno de los acontecimientos más importantes de la historia argentina. Para miles de argentinos fue un fin de semana muy especial. El sentimiento de tristeza era de absoluta unanimidad. Esa fue la realidad durante ese trío de días entre el 19 y el 21 de enero de 1906.

En 1921 en su obra “Mitre, el Político”, Emilio Frers comparaba la acción política de Bartolomé Mitre con hombres de la talla de George Washington o Pericles.

“Los grandes hombres que han gobernado para el bien de los demás, han aspirado siempre al retiro, porque para ellos la tarea era un sacrificio, su vida el trabajo, su única recompensa la cosecha que otros recogerán.” Bartolomé Mitre.

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