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Farmacéutico, bipadre y del atleti. Hilos sobre historia de los medicamentos, curiosidades, farmacología. En busca de la excelencia.

Feb 17, 2023, 10 tweets

Un gentleman británico, una enfermedad de transmisión sexual y un peculiar club 👇🏻

“Star and Evening advertiser” anunció en 1874 sobre un excéntrico caballero que invita a todo aquel con una curiosa similitud física.

Todas estas personas compartían un rasgo común, estaban sin nariz por causa de la sífilis.
La falta de tratamiento frente a la infección por sífilis, transmitida por contacto sexual hacían que la enfermedad se fuera agravando con el tiempo.

Pasados unos años, su enfermedad evolucionaba hasta llegar a sífilis terciaria, que provocaba un reblandecimiento de los tejidos blandos, deformando la nariz hasta casi su destrucción total. Su aspecto tan característico, les creaba el estigma social.

Si bien, las prótesis nasales se extendieron para todo aquel que podía permitírselo, surgieron tratamientos variopintos.
Una de las técnicas, expuesta en “De Curtorum Chirugia per insitionem” ( 1597), el cirujano Gaspare Tagliacozzi unía el brazo a la nariz 15 días…

Para hacer una especie de injerto, era una manera de eliminar el estigma.

La religión y moralidad regían la sociedad y estas personas eran apartadas de ella. Así este caballero pretendía reunir a todos y que no se sintieran excluidos.

Según este caballero, el Sr. Crampton, había que “agrupar a todas las personas que se habían rendido al Dios Príapo y a la lujuria y habían caído desafortunadamente en la tendencia de la cara plana”.

“¿Por qué no verlos a todos reunidos en un glorioso lugar sin nariz?”
El club hacía fiestas que hacía que los “sin nariz” se olvidaran de su aspecto y estigmatización.

Este rechazo social que vivieron por sufrir determinada enfermedad no ha desaparecido con el tiempo, y se ha señalado a colectivos o grupos de personas. El VIH señaló a un colectivo en concreto, y con la sífilis y gonorrea se culpaba a las mujeres de su propagación.

Se llegó a publicar un libro, “Degeneración” ( Max Nordau, 1895) en la que afirma que la lujuria es incompatible con el intelecto y genio artístico.
Afortunadamente los tiempos poco a poco van cambiando.
FIN.

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