Guerra en la Universidad Profile picture
Arqueología del mundo contemporáneo. Arqueología del conflicto. África.

Jun 18, 2023, 34 tweets

En el siglo XVI el alemán Hans Staden pasó nueve meses entre caníbales y sobrevivió para contarlo. Seguidme en esta aventura que pone a prueba nuestros prejuicios. Hilo:->

En 1549, Staden se enrola en una flota española rumbo a Río de La Plata, se topa con una tormenta y acaba en un puesto remoto de la costa de Brasil: São Vicente.->

Aquello entonces era un territorio prácticamente ignoto para los europeos, que apenas controlaban un puñado de localidades costeras rodeadas por grupos indígenas.->

La mayoría, simples fuertes con chozas alrededor. Staden consiguió empleo en el de São Vicente como artillero (tenía experiencia de un viaje anterior a América).->

Imaginaos: una docena de europeos en la selva, a 5.000 kilómetros de la metrópoli, a varios días de viaje del fuerte más cercano. Y rodeados por miles de indígenas. En guerra. Y caníbales.->

La antropofagia ritual estaba muy extendida entre los grupos de la familia tupí-guaraní. Algunas comunidades consumían los restos de sus familiares muertos, otros devoraban a sus enemigos.->

A mediados del XVI, los portugueses se habían aliado con uno de los grupos, los Tupiniquín, contra sus vecinos, los Tupinambá, que habían sufrido las razias esclavistas portuguesas y naturalmente estaban enfadados.->

Los Tupinambá se habían aliado a su vez con los franceses para luchar contra portugueses y Tupiniquín. En este mundo complicado vivió Staden durante dos años sin contratiempos. Hasta que un día se internó en la selva para cazar.->

Y fue capturado por una partida de guerreros tupinambá. Se lo llevaron a su aldea, Ubatuba. Que hoy es un sitio de surferos tal que así.->

Por suerte para Staden (y para nosotros), había aprendido la lengua tupí, lo que le fue muy útil para sobrevivir, entender lo que estaba sucediendo y contarlo.->

Sus captores pretendían matarlo y comérselo, como solían hacer con sus enemigos. Y Staden, por supuesto, tenía intención de escapar a su suerte de cualquier manera. Lo logró por dos golpes de suerte.->

Primer golpe: fue capaz de prever un ataque tupiniquín a la aldea. Segundo golpe: los jefes de la aldea, enfermos por una de las epidemias traídas por los europeos, se curaron tras los rezos de Staden.->

El prisionero ya no corría riesgo de ser devorado, pero los Tupinambá no tenían ninguna intención de dejarlo ir, ahora que lo consideraban un chamán. Y esto nos ha venido de perlas a historiadores y antropólogos.->

Porque durante su estancia en Ubatuba, Staden fue testigo de muchas cosas que narró a su vuelta con extraordinario detalle etnográfico. Entre otras, una fiesta caníbal.->

Cuando los Tupinambá capturaban a un enemigo, no se lo comían inmediatamente. Se lo llevaban a su aldea. Y lo adoptaban. Lo que le sucedió a Staden, de hecho.->

El prisionero se convertía en uno más. Se casaba con una mujer local. Tenía hijos. Vivía años con sus captores. Hasta que llegaba el momento de su sacrificio.->

Y entonces se organizaba una fiesta. Venía gente de aldeas vecinas. Se preparaba licor de mandioca. Y el arma de ejecución: un garrote pintado y emplumado. Por la noche, bebida y baile.->

Al día siguiente, el verdugo, garrote en mano grita a la víctima: “Aquí estoy, quiero matarte, porque los tuyos también mataron a muchos de mis amigos y los devoraron". A lo que la víctima responde que sus amigos le vengarán.->

Tras un mazazo mortal, cortan piernas y brazos al cadáver. Abren el tronco y lo evisceran. Con los intestinos hacen un caldo que beben mujeres y niños. A ellos corresponde también consumir el cerebro y la lengua.->

El resto de la carne, repartida entre las distintas familias, se consume en cada cabaña. Ahora vamos más allá del morbo. Vamos a tratar de entender lo que Staden vio y narró.->

Primero, la interpretación de Staden: el ritual caníbal como un ciclo de venganza infinito, a través del cual los varones tupinambá saldaban deudas y adquirían prestigio: el nombre del cautivo ejecutado pasaba a su captor.->

Pero la cosa es más compleja. Porque detrás del canibalismo hay una filosofía. Lo que el antropólogo Viveiros de Castro llama "metafísica caníbal".->

Porque los tupinambá no solo canibalizaban el cuerpo de los cautivos. El caníbal se convertía en el otro (el enemigo) al consumir su carne, quien a su vez se transforma en “yo”. Lo que se canibaliza, por tanto, es el punto de vista del enemigo.->

A esto Viveiros lo llama "prehensión semiofísica" del punto de vista del otro y forma parte de la cosmología más amplia de los pueblos amerindios, en la que humanos y no humanos, amigos y enemigos, pueden intercambiar perspectivas y subjetividades.->

Staden logró escabullirse de la aldea tupinambá y huir en un barco francés. Llegó a Europa y publicó su libro. El impacto fue brutal. Y sirvió para justificar la conquista de América por el salvajismo de los nativos. Pero no todos estaban de acuerdo.->.

Uno de los que no estaba de acuerdo era un sabio francés llamado Michel Eyquem de Montaigne y más conocido como Montaigne.->

En “De los caníbales” publicado en 1562, siete años después de la obra de Staden, el sabio francés sugiere que cada sociedad ve al otro como salvaje y se considera a sí misma civilizada.->

Y que los caníbales tupinambá no eran necesariamente más salvajes que los europeos, por ejemplo, cuando quemaban vivos a aquellos a los que consideraban herejes.->

El canibalismo nos horroriza. Pero el prisionero entre los Tupinambá podía vivir años bien tratado y sufrir una muerte rápida. En cambio, los portugueses obligaron a los indígenas a vender a los cautivos como esclavos.->

La vida de los esclavos en la colonia era tan dura como corta: tratados peor que animales en plantaciones y minas, acababan muriendo extenuados o enfermos, en un entorno extraño. Sin el honor que suponía que te devorara tu enemigo.->

Todavía en 1718, la mortalidad de esclavos indígenas en una región minera de Brasil suponía el 26.6% de todos los decesos, pese a que los indios solo representaban un 10,5% de la población.->

Consideramos el canibalismo más salvaje que la muerte realizando trabajos forzados. Pero quizá no haya una buena razón para ello.

Si queréis saber más, podéis leer el libro de Hans Staden, que es apasionante. Sobre el canibalismo amerindio han escrito páginas brillantes además de Viveiros, los antropólogos Carlos Fausto y Neil Whitehead.

Esta historia, por cierto, es una de las que se quedaron fuera de "Tierra Arrasada". Si queréis leer otras parecidas (incluidas algunas de canibalismo), quizá os interese:
planetadelibros.com/libro-tierra-a…

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