Hoy se cumplen 200 años de la Batalla de Ibarra, enfrentamiento entre realistas quitenses y el ejército colombiano. Enfrentó a los bizarros y empecinados Agustín de Agualongo y Estanislao Merchancano con Bolívar en el único combate dirigido por éste último en el actual Ecuador🧵
Las élites de la gobernación de Popayán, en la Provincia de Quito, traicionaron al pueblo a inicios de 1822. Temerosos del reclamo de derechos políticos de indios y negros y testigos del avance del ejército guayaquileño y de sus aliados Colombo-sudamericanos, pactaron con Bolívar
Paradójicamente, la constitución colombiana garantizaba los privilegios para ejercer el poder que la Constitución de Cádiz, vigente en la Provincia de Quito, había alterado, dando ciudadanía a todo hombre libre y fomentando gobiernos locales en poblaciones de 1000 o más almas.
El pueblo llano del sur de la gobernación de Popayán, profundamente realista y anticolombiano, rechazó las decisiones de las élites regionales y espero pacientemente al mejor momento para contraatacar con cuadrillas en modo guerrilla. Ese momento llegó a mediados de 1823.
Fresco seguía el recuerdo de la Navidad Negra de 1822; de cuando Sucre y su séquito mascararon al pueblo pastuso por su resistencia.
Junio pareció ideal para contraatacar, pues pensaban que Bolívar ya había zarpado al Perú y que las defensas de la ciudad de Quito eran mínimas.
Agualongo y Merchan Cano tomaron Pasto el 12 de junio. Rearticularon su red, buscando apoyo, del Patía a Otavalo. Derrotaron a Juan José Flores y avanzaron hacia el sur. Los motivaba el apoyo (supuesto) del brigadier sevillano Sebastián de la Calzada, ¡con 2000 hombres!
Pero cometieron un error de cálculo. Bolívar no había zarpado y tras conocer la derrota de Flores resolvió de una vez por todas aplastar personalmente a los pastusos.
En tanto, la guerrilla crecía. Agualongo tomó sin resistencia alguna la ciudad de Ibarra el 12 de julio.
Muy temprano en la mañana del 17, Bolívar y su ejército rodearon Ibarra, evitando un ataque urbano directo que habría significando pérdidas importantes.
Los realistas, por esa razón, se desorganizaron varias veces. Agualongo trató de minimizar pérdidas, pero les fue imposible.
El ejército realista era poco organizado. Eran campesinos, principalmente, que portaban fusiles, sí, pero con escasa preparación militar. Aunque en ambos ejercitos primó el uso de armas blancas, los llaneros del ejército colombiano, bien preparados, buscaban venganza por Bomboná.
Bolívar partió al Perú, dejando a cargo del aniquilamento de los pastusos a Salem, Flores y Obando.
Lo que quedaba del ejército realista retornó a defender Pasto.
Agualongo lideró la guerrilla dos años más, hasta caer en una trampa y ser traicionado, otra vez, por Obando.
Share this Scrolly Tale with your friends.
A Scrolly Tale is a new way to read Twitter threads with a more visually immersive experience.
Discover more beautiful Scrolly Tales like this.