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Cosaco del Spree

Jul 25, 2023, 37 tweets

Tras el desmoronamiento de Ucrania como estado, la paz global pasa a depender de un país muy importante en el conflicto del que prácticamente nadie habla.

Una estrategia ambiciosa, calculada y respaldada por EEUU:

POLONIA, LA RESURRECCIÓN DE LOS FANTASMAS 🇵🇱

HILO

Aclaración: vamos a contar datos históricos de Polonia que nunca se mencionan en los programas de estudios oficiales de Occidente.

Muchos polacos dirían que son falsos, pero estamos hablando del mismo país donde es delito afirmar que alguno de ellos participó en el Holocausto.

La ideología estatal y el proyecto político de la Polonia actual son idénticos a los que tuvo entre 1918 y 1939, cuando el país se llamaba Segunda República Polaca.

Antes de entrar en materia, conviene repasar brevemente qué tipo de régimen fue aquel.

Tras la Primera Guerra Mundial reaparece, a voluntad de los vencedores (🇺🇸🇬🇧🇫🇷), un estado polaco en el mapa europeo después de más de un siglo de ausencia.

El objetivo era instalar un estado afín a los intereses liberales entre la Alemania derrotada y la Rusia bolchevique.

Las potencias liberales temían un rearme revanchista de Alemania tras la guerra, pues era un país vencido y humillado al que pretendían extorsionar durante décadas imponiéndole desproporcionadas compensaciones de guerra.

🇺🇸🇬🇧🇫🇷 también querían combatir a la URSS por varios motivos.

Uno era el miedo a la extensión del comunismo.

Pero otro era que un posible entendimiento entre Berlín y Moscú habría sido nefasto para sus intereses.

De ahí la importancia de meter una cuña como Polonia.

Y aquella nueva Polonia era perfecta como ariete contra Alemania y Rusia, pues estaba dirigida por el ultranacionalista y futuro dictador Pilsudski.

¿Su proyecto de estado?

Restablecer (por la fuerza) las fronteras de la gloriosa Confederación Polaco-Lituana de 1569.

En 1919, aprovechando la debilidad de Rusia durante la guerra civil que daría origen a la URSS, Polonia atacó y anexó tierras habitadas por mayorías lituanas, bielorrusas y ucranianas.

La anexión de aquellos territorios fue alevosa e ilegal, ya que se encontraban al Este de la Línea Curzon (la frontera entre Polonia y Rusia que se había establecido mediante tratados internacionales).

Sin embargo, ni Reino Unido ni Francia protestaron demasiado.

Paralelamente, el gobierno de Pilsudski también financió insurrecciones armadas y grupos terr0ristas que, a base de atentad0s, intimidaciones y presiones entre 1919 y 1921, lograron la anexión polaca de Alta Silesia, un territorio alemán rico en industria y recursos minerales.

Tras estas ganancias territoriales, Pilsudski sacó a Polonia de los pactos sobre minorías étnicas que había suscrito la Sociedad de Naciones, lo que dio vía libre al gobierno de Varsovia para maltratar lituanos, bielorrusos, ucranianos y alemanes como si estuviesen en guerra.

No contento todavía, Pilsudski se alió con Hitler en 1938 para atacar Checoslovaquia.

Mientras el dictador nazi anexaba los Sudetes de Bohemia, el dictador polaco, pescando en río revuelto, usurpó Teschen, un territorio checo habitado por unas 250.000 personas.

Tanta agresividad imperialista no podía durar mucho sin respuesta.

En 1939 Alemania invadió Polonia dando inicio a la Segunda Guerra Mundial, ante lo cual el Ejército Rojo avanzó para recuperar los territorios robados por Pilsudski en 1919.

Pero lo peor vino de los ucranianos.

En 1943 paramilitares de la UPA (colaboracionistas de los nazis) realizaron una brutal limpieza étnica en Volinia y otros territorios ucranianos que habían estado bajo control de Varsovia desde 1919.

Más de 40.000 polacos asesinados de las formas más atroces que podáis imaginar.

El líder de la UPA, por cierto, se llamaba Stepán Bandera.

Un tipo que es una celebridad en la Ucrania actual, cuyo gobierno ha fundado calles, avenidas, parques, jardines y monumentos en su honor.

También existen sellos oficiales con su rostro.

El caso es que Polonia, tras aquel genocidio enmarcado en la Segunda Guerra Mundial, perdió los territorios ucranianos, los cuales pasaron a manos de la URSS.

Leópolis, Ivano-Frankivsk, Ternópil... Ahora pertenecen a Ucrania.

Pero la herida sigue abierta, como veremos...

Aquella Polonia expansionista (y suicida) de Pilsudski, tan germanófoba, rusófoba y ucranófoba, se regía por dos principios estratégicos que han sido recuperados en la Polonia actual.

Recordémoslos, pues serán esenciales para el futuro de Europa:

PROMETEÍSMO e INTERMARUM

PROMETEÍSMO

Ideología que defiende, bajo el liderazgo de Polonia, la unión de todos los pueblos euroasiáticos contra Rusia.

La inventó Pilsudski, quien gustaba de compararse con el titán que desafió a Zeus regalando el fuego a los humanos.

Un personaje humilde, vaya.

En última instancia lo que promueve el prometeísmo es la balcanización de Rusia en muchos estados más pequeños.

Un sueño largamente acariciado por EEUU durante la Guerra Fría que fue reavivado con la creación en 2022 del Foro de Naciones Libres Posrusas en Varsovia.

Recordemos también que la condición de EEUU para que Rusia entrase en la OTAN fue que se dividiera en tres estados.

Aquello dejó bastante claro que la OTAN es cualquier cosa menos una organización de consenso y defensa que aspira a la paz.

Una Rusia balcanizada al estilo yugoslavo significaría nuevas guerras y la aparición de republiquetas donde las corporaciones occidentales podrían intervenir a su antojo, libres del estorbo de un Kremlin que insiste en mantener tan enorme país libre de influencias extranjeras.

Si Polonia insiste en seguir patrocinando esto, debería recordar que Prometeo acabó con el estómago devorado por un águila de Zeus.

Parece seguir vigente la tradición pilsudskiana de amenazar estados más poderosos que pueden devolver el golpe multiplicado en cualquier momento.

INTERMARUM (en latín, Entremares)

Idea de crear un cinturón terrestre entre los mares Báltico y Negro para cercar Rusia y sus aliados.

Lo formarían Estonia, Letonia, Lituania, Polonia (líder) y lo que pueda quedar de Ucrania.

Una especie de subOTAN o Unión Europea alternativa.

Este proyecto, muy popular en los países involucrados, cuenta con las simpatías de Londres y Washington.

Tiahnibok, líder del partido nazi Svoboda (el más votado en los antiguos territorios polacos de Ucrania), se refiere al Intermarum como "corredor ario contra la mafia judía".

Aquí tenemos a Tiahnibok (izquierda) con la señora Nuland, la responsable estadounidense para Asuntos Europeos que dijo aquello de "Fuck Europe!" cuando le advirtieron lo que podía pasar si Washington favorecía un golpe de estado en la Ucrania de 2014.

Todo muy normal.

Intermarum sería un bloque patrocinado por la anglosfera donde la extrema derecha báltica, polaca y ucraniana actuaría como fuerza de choque y muro de contención contra Rusia en Europa.

Esto supondría el desplazamiento de Francia y Alemania como eje político y económico europeo.

No debemos olvidar la función histórica de Polonia en el último siglo: torpedear el desarrollo germanorruso y asegurar que nunca haya un acuerdo Berlín - Moscú que liquide la hegemonía anglosajona en Europa.

De ahí que Varsovia sea regada de dólares y armada hasta los dientes.

Esta reedición pilsudskiana ha hecho que Polonia vuelva a las andadas también contra Alemania.

¿Una de las últimas iniciativas? Exigir 1,3 BILLONES de euros a Berlín en concepto de reparaciones por la Segunda Guerra Mundial.

es.euronews.com/2022/09/01/pol…

🇺🇸 y 🇬🇧 dan Alemania por amortizada, arruinada como potencia tras haber autodestruido su industria para sostener el desequilibrio comercial energético de EEUU con la guerra de Ucrania.

La nueva apuesta anglosajona contra 🇷🇺 es el nacionalismo imperialista polaco, como en 1919.

Este es también el motivo por el que la 🇪🇺, instrumento anglosajón, hace la vista gorda con leyes reaccionarias de Polonia como los barrios libres de homosexuales.

Son los suyos y tienen impunidad.

Por algo fueron los primeros europeos en sugerir la invasión de Irak.

Falta una cuestión: como 🇷🇺 advirtió, 🇵🇱 planea quedarse con los territorios occidentales de 🇺🇦 al término de la guerra actual.

Alegarán que fueron suyos antes del genocidio de la UPA y, al igual que Pilsudski, estarán dispuestos a aprovechar un conflicto para ocupar tierras.

En primer lugar, la idea tiene apoyo anglosajón.

Para convencerse de ello basta con leer artículos de Foreign Policy como "Ya es hora de volver a la Confederación Polaco - Lituana", de Dalibor Rohac, el neoconservador que también escribió "En defensa del globalismo".

En segundo lugar, en enero de 2023 hubo conversaciones de paz en las que se propuso dividir Ucrania por la mitad siguiendo el río Dniéper.

La parte oriental sería rusa y la occidental, independiente e incorporada a la OTAN.

Polonia se negó en redondo y la negociación fracasó.

En tercer lugar, los antiguos títulos polacos de propiedad de aquellas tierras continúan siendo jurídicamente válidos en la Polonia de hoy.

Imaginad la fuerza política (empresarios, medios de comunicación, abogados...) de ese grupo de presión en Varsovia.

En cuarto lugar, los nacionalistas polacos estarían encantados con el proyecto: no solo por la oportunidad de agrandar el país, sino también de tomarse la revancha contra los ucranianos de Bandera.

De vez en cuando aparecen montajes como este en sus redes sociales.

Y, en quinto lugar, Varsovia enseñó la patita el año pasado cuando su Primer Ministro propuso a Zelenski entregar "temporalmente" el oeste de Ucrania a Polonia "para protegerlo bajo el paraguas de la OTAN".

Fue un buen intento, pero no coló.

Fe de erratas: cuando Polonia robó Teschen a Checoslovaquia, Pilsudski llevaba tres años muerto.

Sin embargo, el contencioso por aquel territorio había empezado en 1918.

Simplemente Pilsudski no vivió lo suficiente para ver su objetivo cumplido.

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