¿Qué sabes sobre los Templarios?
1.
Los templarios ('les templiers' en francés) los vinculamos con el periodo de la Historia denominado Baja Edad Media, entre los siglos XII y XIV. Fue la primera orden militar fundada en el seno de la Iglesia católica, aunque sus inicios son confusos.
La Orden del Temple fue fundada por el francés Hugo de Payns en 1119. Parece que los primeros templarios fueron un grupo de 8 caballeros que se unieron para honrar a Dios y servir a Cristo.
Su nombre original de “Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón”, hace referencia al permiso que les concedió el rey Balduino I, 2º de Jerusalén (1118-1131) para instalarse en la zona palacial cerca del antiguo templo de Salomón, acabarían disponiendo de todo el complejo y daría nombre a la orden: “Más tarde construyeron una hermosa y lujosa residencia junto al palacio, que fue destruida por los sarracenos cuando tomaron la ciudad…Fue así como los templarios fueron llamados a partir de entonces templarios” (“Crónica de Ernoul y de Bernard el Tesorero” op.cit.)
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2.
Su misión era la de proteger, de cualquier peligro y por las armas, las rutas y peregrinos que cruzaban Europa con la intención de visitar los santos lugares donde vivió y murió Jesucristo.
En los sellos templario aparecen dos caballeros a lomos de una misma montura como representación de pobreza y humildad. Hemos de recordar que los templarios eran monjes guerreros que vivían en comunidad bajo la Regla Cisterciense (la de san Benito) y cuyos votos monásticos eran: pobreza, castidad y obediencia.
Será en 1129, en el Concilio de Troyes, cuando se apruebe oficialmente por la Iglesia la Regla de la Orden del Temple. Vivían como monjes pero dedicaban su vida a morir como mártires en nombre y defensa de Cristo. Y como dato curioso decir que sólo respondían y estaban sujetos a la autoridad papal.
Decía Bernardo de Claraval (desempeñó un papel importantísimo en la redacción de la Regla de la Orden: “Abrigo serias dudas acerca de si deben ser llamados monjes o caballeros; tal vez sería más apropiado para mí llamarlos de ambos modos”.
Al principio su vestimenta no se diferenció en nada de los caballeros seculares, pero a raíz del concilio citado se les concederá portar un hábito con un manto o capa de color blanco, símbolo de pureza. Será con el papá Eugenio III (1145-1153) cuando porten una cruz paté roja dibujada en él que simbolizaba la sangre de Cristo.
Vestían, pues, con austeridad y debían llevar el pelo corto y aseado.
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3.
Militarmente sus miembros se encontraban entre las unidades mejor entrenadas que participaron en las cruzadas.
Con 14 años pasaban a ser escuderos y aprendían el arte de las armas. A los 21 ya ingresaban en la orden de pleno derecho.
Su equipación consistía en un casco de barril o “casco de cruzado”; cota de malla; armadura de metal que cubría el torso y espalda; guardabrazo; codal, protegía el codo; guanteletes, para manos; muslera; greba y escarpe, esta última portegía el pie.
La espada de doble filo, era el arma por excelencia de todo caballero, el mango con terminación redonda servía para golpear. Además incluían lanzas largas, hachas y mazos.
La orden edificó por todo el Mediterráneo y Tierra Santa una serie de fortificaciones, además, obtuvo innumerables castillos por compra a los nobles que, arruinados por las cruzadas no podían seguir manteniendo dichas plazas. También se beneficiaron de testamentos y donaciones de nobles cuyas fortunas entraban a formar parte de la orden.
Poco a poco, fueron acumulando mucho poder y riqueza. Ofrecían préstamos a los reyes o pagaban sus rescates, por ejemplo Luis IX apresado por el sultán de Egipto durante la 2ª, fue puesto en libertad gracias al dinero de los templarios.
Fueron los precursores de la banca en Europa y alrededor de 1220 ya era la fuerza económica más importante de Europa contando con unos 30.000 caballeros.
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4.
La riqueza y el poder que acumularon empezaron a ser objeto de sospecha y envidias. Su éxito se vinculaba estrechamente a las cruzadas, así la caída de Acre en 1291 su cuartel general, y de otras muchas fortalezas y hombres, fue un durísimo golpe para la cristiandad y por ende para los templarios. La pérdida de Tierra Santa derivó, entre otras muchas causas, en el fin de los apoyos a la orden.
Los rumores en torno a secretas ceremonias iniciáticas y ritos blasfemos que, aunque nada tenían que ver con la realidad, fueron minando su credibilidad. Hacerse caballero templario no era complicado. Una vez que el interesado quería abandonar el mundo para ingresar en la Orden, se le leía la regla y entonces era cuando el maestre y los demás hermanos determinaban si habían de recibirle o no. Después de unas breves y sencillas preguntas que el aspirante respondía de forma satisfactoria, pronunciaba los tres votos antedichos de pobreza, castidad y obediencia, se le entregaba el manto de la Orden con la cruz y la espada, y los caballeros que habían asistido a la ceremonia le recibían con el abrazo o acolade y el ósculo de fraternidad. Ya era uno de ellos.
Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con la orden y atemorizado por su creciente poder, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que tomara medidas contra sus integrantes.
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5. Las acusaciones (ver foto 1):
El viernes 13 de octubre de 1307, Felipe IV de Francia mandó detener, apresar sin previo aviso y de forma repentina a todos los templarios del país e inducidos bajo tortura, a confesar los cargos que se les imputaba: Negar a Cristo como Dios, la crucifixión y la cruz; pisotear, escupir y orinar en un crucifijo; prácticas homosexuales; sodomía; la adoración de ídolos (la cabeza de “bafomet”…
Parece ser que la cabeza que sí guardaban y veneraban era la reliquia de Santa Eufemia: “Nunca ha conocido, ni conoce ídolos o cabezas de ídolos en la dicha orden; pero dijo que en la orden está la cabeza de Santa Eufemia” (según declaró en el proceso Juan de la Ville, pañero de la Orden).
La mayoría no resistieron el tormento, las acusaciones falsas terminaron por condenarles a la pena del fuego y el 12 de mayo de 1310 fueron quemados vivos cerca de París.
En 1312, Clemente V disolvió la orden.
Jacques de Molay, el último gran maestre del Temple, murió en la hoguera el 18 de marzo de 1314 en París, frente a la catedral de Notre Dame.
Dicen que antes de encomendarse a Dios, se retractó de nuevo públicamente de todas las acusaciones, además de maldecir a los culpables de la conspiración, emplazándolos ante el juicio de Dios en el plazo de un año.
Leyenda o no, la maldición se cumplió, y el papa Clemente V falleció el 20 de abril de 1314 y el 29 de noviembre fallecía Felipe IV, víctima de un accidente de caza.
Su abrupta erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas, fueron acusados de herejía, sodomía y satanismo, pero devotos y con una fe basada siempre en Cristo y su madre la Virgen Maria, su patrona, su fin y anhelo no fue otro que dejar su vida en el campo de batalla en defensa de la Cristiandad.
Han pasado a la historia por su arrojo y por su combatividad manteniendo vivo hasta nuestros días el nombre y la leyenda de los caballeros templarios.
6.
Espero que os haya gustado o, al menos interesado.
Muchas cosas habrán quedado en el tintero, aquí podéis encontrar información si el tema os interesas.
Y, como siempre, gracias por leerme.
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-“Los templarios: Una nueva historia”, Helen Nicholson, Ed. Planeta, Barcelona 2011.
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-Los Templarios. Auge y caída de los Guerreros de Dios. Dan Jones. Ed. Ático de los libros, Barcelona, 2021.
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Fotos.
WikipediaCommonse-torredebabel.com/iniciacion-en-…
e-torredebabel.com/regla-de-los-c…
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