¿Sabían que el mayor genocidio de judíos y otras minorías en la IIGM no lo llevaron a cabo alemanes sino lituanos?
¿Que en el siglo XXI altos cargos nazis reciben homenajes póstumos en Estonia?
¿Que desfiles en honor a la SS se permiten en Letonia, miembro de la UE?
¡Va hilo!
A veces, Bruselas y los medios hegemónicos critican a diversos gobiernos de la Unión Europea, ya sea a Grecia, al Reino Unido (antes de su salida), Italia, Polonia en el pasado, o actualmente a Hungría, entre otros.
Salvo Alemania, parece que ningún país se libra de ser objeto de críticas. Sin embargo, hay un trío de naciones en el seno del organismo que pareciera que nunca en su vida hubieran roto un plato.
Cuando la realidad es que rompieron vajillas completas. Y lejos de esconder los restos debajo de la alfombra, en numerosas ocasiones parecieron más bien que los exhibieron con orgullo.
Hablamos de las 3 naciones bálticas: Lituania, Estonia y Letonia.
Para nadie es un secreto, ojo, para los grandes medios e historiadores del Occidente colectivo tampoco, el papel que las Fuerzas nacionalistas, letonas, estonias y lituanas jugaron en la Segunda Guerra mundial, como entregados aliados de Hitler en la contienda.
Cuando en 1941 las tropas alemanas invadieron la Unión soviética, movimientos nacionalistas bálticos los recibieron como libertadores del dominio soviético y se convirtieron en entusiastas colaboradores del Tercer Reich.
Tan entusiastas, que se formaron numerosas divisiones bálticas integradas en las Waffen SS:
es decir, no solo estaban colaborando militarmente con los nazis en la guerra, sino que también adoptaron y se identificaron con la ideología nazi, siendo parte activa del nazismo puro
Tal es el caso de la Legión Estonia y la Legión letona, esta última era tan entregada a la causa que seguía activa, combatiendo meses después de que Hitler se suicidara.
Aunque oficialmente las Fuerzas Nacionalistas Lituanas se unieron a las SS a nivel individual, prescindieron de ese trámite burocrático, ya que prefirieron mostrar su fidelidad al Tercer Reich en la práctica.
De los 210.000 judíos que había en Lituania antes de la Invasión nazi a la Unión Soviética en junio de 1941, apenas sobrevivieron unos 15.000 al finalizar la guerra, casi 4 años después.
Proporcionalmente, la ejecución de la "Solución Final" estuvo más avanzada en Lituania que en cualquier otra parte, superando los porcentajes de genocidio en Alemania, Austria, Polonia y otros lugares.
Y todos los historiadores reconocen que jamás podría haber logrado esas cifras sin el decidido apoyo de los nacionalistas locales.
Tras la derrota del Tercer Reich, muchos de quienes se integraron -formalmente o no- las filas de la SS, tomaron dos caminos aparentemente distintos, pero que terminaron confluyendo y, como veremos, hoy lucen casi inseparables.
Por un lado, decenas de miles de exnazis (o nazis a secas, como preferían) permanecieron en el área báltica y establecieron grupos armados para luchar contra las autoridades soviéticas.
Desde 1945 en adelante, las formaciones nacionalistas locales combatieron más o menos coordinadas entre sí, como durante la IIGM y, debido a su principal zona de actuación, lo hicieron bajo la denominación de Hermanos del Bosque.
Retengan ese nombre que volveremos a él.
Sin embargo, para mediados de la década de 1950 ya habían sido derrotados por las fuerzas policiales y militares soviéticas.
Ese fue el destino del primer grupo de exintegrantes de la SS, o en el caso de los combatientes lituanos, de alumnos de la SS que superaron al maestro.
Por otro lado, quienes no se quedaron a combatir, emprendieron el exilio hacia Occidente, pero por su pasado como colaboracionistas, los nazis inicialmente optaron por llevar una vida discreta, ya que temían ser castigados.
¡Tan ingenuos!
Porque pese a sus precauciones, los servicios de inteligencia occidentales rápidamente los ubicaron y los visitaron. No fue para llevarlos a juicio por su colaboración con Hitler y crímenes de guerra, sino para utilizar sus "servicios".
Así fue como en Reino Unido, Estados Unidos, la propia Alemania y demás, un grupo de personas con un historial "difícilmente enmarcable" en los valores democráticos occidentales comenzaron a ser contratados por los países que más dicen defender esos valores.
La idea era utilizar su experiencia como exnazis, perdón, como antisoviéticos, contra Moscú en la Segunda Guerra mundial, en el marco de la nueva contienda global, la guerra fría.
Algunos de ellos, de hecho, regresaron a los territorios bálticos para infiltrarse o combatir, aunque con escaso éxito en la mayoría de los casos. Estos eventos quedaron difuminados en la historia.
Pero después de que las 3 naciones bálticas obtuvieron su independencia en 1991, por vía parlamentaria, en las repúblicas bálticas comenzó una especie de “revival” de aquellos grupos nacionalistas y su papel en la lucha por lograr naciones independientes.
Desde entonces, placas conmemorativas, desfiles de veteranos y más, fueron tolerados (a lo menos) o auspiciados (a lo más) por autoridades locales, siempre argumentando que colaboraron con los nazis, pero también lucharon por la independencia de sus países
¡Nadie es perfecto!
El # de exmiembros de la SS lituanos, estonios o letones que a día de hoy tienen el estatus de héroes nacionales (oficiales u oficiosos) y de cuyo pasado nazi lo más feo que se dice es, si acaso, “controversial” o “polémico”, es más elevado que en ningún otro país,
salvo 🇺🇦
Ni siquiera la entrada de las 3 naciones al unísono en la Unión Europea en 2004 logró apaciguar ese renacer revisionista, sino a lo máximo disimularlo algo.
Pero ese estatus, entre comprensivo y heroico, no solo existe dentro de esos países, sino también en quienes fueron exempleadores extranjeros de esos “héroes”.
En 2018, la OTAN, a la que las naciones bálticas también se unieron, lanzó un cortometraje elogiando a los Hermanos del Bosque:
¿Recuerdan?
Aquel grupo de excolaboradores nazis que continuó combatiendo contra los soviéticos más de una década después de la caída de Hitler.
La publicación de ese vídeo confirmaba un giro paulatino occidental que venía dando desde el final de la guerra Fría: el viejo consenso entre aliados de la Segunda Guerra mundial se estaba resquebrajando.
De la década de 1990 para acá, el discurso hegemónico de que la derrota del nazismo fue posible gracias a la alianza soviética y occidental comenzó a virar hacia que, en el Fondo, la Alemania nazi y la URSS eran el mismo perro con distinto collar.
Así, el discurso de Occidente sobre las repúblicas bálticas y su papel en la IIGM pronto comenzó a justificar el colaboracionismo con los nazis en el hecho de que tuvieron que elegir entre el yugo nazi y el soviético.
Y bueno, eligieron, nadie es quién para criticarlos.
🙈
Obvio, ¿no ven que el Ejército rojo ingresó en las repúblicas bálticas en 1940?
Hecho que para los "excelentísimos historiadores occidentales" constituyó una clara invasión militar,
(me acordé de Polonia)
que otros historiadores maticen afirmando que fue producto de las divisiones políticas internas entre procomunistas y anticomunistas en Letonia, Estonia y Lituania, pues claro, no importa mucho.
😅
Durante el siguiente casi medio siglo, en esas repúblicas, entonces integradas en la URSS, se hablaron las lenguas locales, se hicieron películas, libros, discos en ellas y la dirigencia fue siempre local:
dirigentes lituanos que hablaban lituano en Lituania, dirigentes letones que hablaban letón en Letonia y dirigentes estonios que hablaban estonio en Estonia,
si me permiten el trabalenguas...
Un dato impactante como ejemplo:
De los presidentes, todos ellos prooccidentales, que tuvo Lituania desde su independencia en 1991 hasta la actualidad, 4 de 5 fueron miembros del Partido Comunista gobernante en la URSS, en su momento.
Incluido el presidente actual.
Una forma bastante pintoresca de luchar contra los invasores, ¿verdad?
Repasar la historia de las repúblicas bálticas nos ofrece un claro panorama del paulatino, pero decidido giro discursivo occidental respecto al papel de Rusia en la derrota del nazismo.
No solo porque nos permite comprobar cómo ese discurso hegemónico, de forma lenta, pero segura, ha ido igualando a la Unión Soviética y la Alemania nazi, sino porque es una señal de alarma de que ese giro pretende ir todavía más allá.
Y es que, con el tiempo, los que comienzan diciendo que el Tercer Reich y la Unión Soviética Fueron dos caras de la misma moneda, invariablemente en momentos de definiciones, terminan prefiriendo la primera.
FIN.
Todo, absolutamente todo el hilo, es cita literal y gráfica del genial vídeo publicado por @ahilesvainfo.
Contrasté cada dato.
En el hilo cito también las mismas fuentes de noticias y artículos.
Lo dejo por acá ❤️
ANEXO 1
¡Césaire tenía razón!
ANEXO 2
la URSS no solo combatió a Alemania, sino a una coalición de países nazis, colaboracionistas de Hitler, que ayudaron en la invasión de Rusia: Finlandia, Dinamarca, Bélgica, Francia, España, Italia, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Rumanía...
ANEXO 3
¡Finlandia fue aliada en crímenes del nazismo!
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