No tiene la fama de Aquiles ni de Héctor, pero Eneas tiene gran importancia en un día como hoy, 21 de abril, cuando se cumplen 2771 años de la fundación de Roma. Te contamos en este #Hilostoria la odisea del héroe troyano y su magnánimo destino.
Eneas es considerado troyano, pero realmente nació en Dardania, otra ciudad de Asia Menor que recibe su nombre de Dárdano, hijo de Zeus y fundador mítico de la ciudad.
Un descendiente de Dárdano, llamado Anquises, estaba cierto día cuidando su ganado cuando la diosa Afrodita se enamoró de él. Así de facilones son siempre los dioses griegos, sí. Fruto del amor entre Afrodita y Anquises nació Eneas.
Eneas acabó tomando en matrimonio a Creúsa, hija del rey Príamo de Troya. Por eso, cuando Agamenón y Aquiles, con los demás griegos, entraron en guerra contra los troyanos, Eneas acudió a defender la ciudad de su suegro al frente de los dardanios.
Eneas participó en la Guerra de Troya. Homero, en la "Ilíada", nos cuenta que fue herido por el griego Diomedes, un grandullón que le lanzó una piedra enorme. Afrodita intentó ayudar a su hijo Eneas, pero lo suyo no era la guerra y solo consiguió llevarse otra herida de guerra.
Fue gracias a Apolo y su intervención por lo que Eneas consiguió salir con vida. Sí, ya sabéis que Homero era muy dado a colocar dioses luchando al lado de los mortales, así que Apolo logró detener tres veces a la mole Diomedes antes de que destrozara a Eneas.
Sin embargo, el enfrentamiento más duro para Eneas fue contra el mismísimo Aquiles. Poca broma. Aquiles regresó al combate en busca del príncipe troyano Héctor para llevar a cabo su venganza. Pero antes, Apolo lanzó a Eneas contra Aquiles. Un graciosillo este Apolo…
Eneas vs Aquiles, ambos semidioses, se entablaron en una lucha de la que Eneas no hubiera salido con vida de no haber sido por la ayuda de Poseidón. Sí, no lo estamos dejando muy bien al pobre Eneas, pero tranquis que lo bueno se hace esperar.
Poseidón envolvió en una nube a Eneas y lo rescató de la furia de Aquiles. Entonces el dios de los mares profetizó que los troyanos sobrevivirían a aquella guerra a través de la estirpe de Dárdano: Troya sería destruida, pero Eneas se salvaría para fundar un nuevo pueblo.
Así fue como Eneas cargó en hombros a su padre Anquises y, con su hijo Ascanio de la mano, huyó al monte Ida mientras la ciudad de Troya ardía a sus espaldas.
Desde el monte Ida, Eneas emprendió su periplo por el Mediterráneo hacia lo desconocido. Un largo viaje que podemos leer en la “Eneida” de Virgilio, cargado de peripecias, tempestades, enfrentamientos con Harpías, oráculos y hasta un descenso a los infiernos.
Eneas pasó entre otros lugares por Tracia, la isla de Delos, Creta, las islas Estrofíades y Cartago. En la ciudad cartaginesa, debido a la intervención de Afrodita, la reino Dido se enamoró perdidamente de Eneas, y quiso unir sus linajes y pueblos.
Pero Zeus se opuso y envió a Hermes para avisar a Eneas que debía seguir con su viaje y cumplir su destino. El héroe troyano obedeció y se marchó de Cartago, llevando a la desesperación a la reina cartaginesa, que se suicidó. Pobre Dido.
Finalmente, Eneas llegó a Italia, la auténtica meta del viaje y su destino. Consiguió poner pie en un lugar llamado Palanteo, y en aquellos lares encontró una muerte gloriosa y su consagración como héroe.
Palanteo se alzaba sobre la colina Palatina, el mismo sitio en el que un descendiente de Eneas, Rómulo, fundaría la ciudad de Roma. Y hasta aquí este #Hilostoria. Compartid vuestras impresiones sobre Eneas y esperamos que os haya gustado.
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