Si se me permite una pequeña reflexión, ¿realmente queremos vivir en un mundo en el que una pequeña infracción + la difusión de una grabación nos lleva a un juicio popular masivo y a un despido por causas ajenas a lo que hacemos en nuestro lugar de trabajo?
Yo prefiero vivir en un mundo en el cual, si este video se conoce, no se convierte en una ola de indignación masiva sino que, simplemente, la persona en cuestión es sancionada de manera proporcional y acotada (ej: no se le deja entrar en estadios del Mundial). Y nos olvidamos.
La sanción y la norma social son mecanismos poderosos para el cambio, sí, pero (1) muchas veces entran en tensión con las libertades individuales, admitámoslo: (2) en cualquier caso deben ser proporcionales a la gravedad del asunto en cuestión.
De hecho, la sanción social es un instrumento muy poderoso que deberíamos usar con cautela. Por ejemplo: en las últimas horas parecía que meter trago en un estadio era igual de indignante que denigrar a las mujeres. Y el que ha acabado despedido es el primero. No sé.
Por otro lado, ¿realmente queremos otorgar semejante poder a las empresas? ¿Qué pasa si un día lo usan contra alguno de nosotros por una conducta extralaboral que ellos consideran dañina para su imagen, pero para nosotros no lo es? Me parece una ruta peligrosa para el trabajador.
Por último: asociar todos los supuestos males de un país (¡y pretender purgarlos!) con un tipo que mete trago en un estadio y se vanagloria de ello me parece desproporcionado, e ignora que probablemente el % de personas de otros países que hacen eso es exactamente el mismo.
Hola Black Mirror 2x01.
