Breve comparativo moral entre Felipe Calderón y López Obrador a partir de algunos puntos clave de sus biografías:
(Hilo)
Se quiere resaltar la "superioridad intelectual" del expanista con respecto al Peje diciendo que el primero "estudió en Harvard" y el segundo "tardó en titularse".
Eso es falso:
López Obrador estudiaba y trabajaba desde joven; ingresó a la UNAM por examen en 1972 y si bien no se tituló en tiempo, aun antes de hacerlo fue un aceptable profesor de sociología en la UABJT en inicios de los ochenta y escribió un libro riguroso de historia tabasqueña.
Calderón provenía de una familia panista de abolengo; pero siempre fue un mediocre universitario. Reprobó el examen de admisión de la UNAM y también el de la Universidad Michoacana. Debió entrar a una escuela privada (la Libre de Derecho). Más que estudiante, fue cliente.
Además de intelectualmente incompetente, Calderón es un hombre mezquino: rencoroso contra la UNAM (escuela que evidenció su incapacidad), en 2012 la calumnió mintiendo con que ésta lo "rechazó por ser michoacano", y en 2006 su partido buscó reducirle el presupuesto.
En un mismo parámetro -el examen de la UNAM-, se observa que AMLO sí superó el filtro de admisión. FCH no.
Curioso resulta que pese a eso, hoy AMLO esté a favor de la educación pública para todos, mientras FCH, despectivamente, llama "ninis" a quienes no tienen esa oportunidad.
Los mentores políticos de ambos fueron tres intelectuales mexicanos: en el caso de AMLO, el profesor Rodolfo Lara y el poeta Carlos Pellicer. En el caso del expanista, el escritor Carlos Castillo Peraza.
AMLO siempre ha exaltado con gratitud a sus dos mentores (y hoy guarda amistad con Lara, que llegó a ser Secretario de Educación en Tabasco).
Calderón, en cambio, traicionó a Castillo Peraza, y hoy los hijos de éste llaman "oprtunista, egoísta" e "incongruente" a FCH.
En 1998 ambos presidían sus entonces partidos: AMLO el PRD; FCH el PAN. Ahí fueron críticos del atraco llamado Fobaproa.
Pero mientras AMLO destinó todo su esfuerzo y recursos logísticos en oponerse a eso, y comprometió a Calderón a hacer lo mismo...
... al final el panista traicionó a su palabra (a pesar de comprometerse públicamente en el programa de radio de Guitérrez Vivó de "no apoyar al Fobaproa") y al final cedió y su partido votó, junto al PRI, aprobar ese latrocinio, en diciembre.
Ambos fueron candidatos presidenciales en 2006. En ese lapso, afloró su rostro:
AMLO hacía campaña a ras de suelo, y pedía al IFE que quitara recursos de partidos para apoyar con ellos a damniificados del huracán Katrina.
Calderón, en cambio, rogaba más dinero a empresarios.
Desde entonces contrastaron sus estilos de hacer política:
AMLO confirmó preferir las andanzas a ras de suelo, viendo el México real.
Calderón, por su parte, prefirió la invectiva y la campaña sucia, no sólo en la fascista imputación del "peligro para México" contra AMLO...
... sino también contaminando la discusión pública: desde 2005, el panista invirtió carretadas de dinero y -ya como presidente espurio- recursos logísticos, pues como mostró Jaime Avilés, desde la SEGOB calderonista se difundían calumnias e infamias VS AMLO y seguidores.
Para finalizar, una cuestión importante.
Calderón buscó en su "guerra vs narco" la legitimidad que las urnas le negaron. Bañó al país de sangre y hoy emplea lenguaje francamente nazi para justificarse diciendo que los muertos -muchos inocentes- eran "animales venenosos".
AMLO, a partir de la crisis desatada por esa "guerra", ha propuesto desde 2009 a la educación cívica y al empleo juvenil como solución al problema del narco e inseguridad agravado por FCH.
Hoy AMLO es presidente y su partido representa una mezcolanza donde existen personajes indeseables, algunos incapaces e intrigas indignas (como la que hoy gesta Monreal). Sin embargo, también existe ahí un influjo humanista que busca con tesón revertir el desastre heredado.
Calderón, en cambio, representa fielmente lo peor de la élite política que en 2018 mandamos al basurero de la historia: el fraude electoral, la traición y el oportunismo como credo y la difamación fascistoide como único recurso argumentativo.
En efecto, a Calderón hasta el mote de "comandante Borolas" le queda grande.
Deberíamos recordarlo como el tipo cuya pequeñez moral fue inversamente proporcional a los grandes problemas que nos legó.
Y recordarlo con el único fin de nunca ensalzar a nadie que se le parezca.
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El EZLN y AMLO, algunos encuentros y desencuentros:
-En 2005, el EZLN fue el primer actor en acusar que el desafuero contra AMLO era "un golpe de estado". Tuvieron razón.
-López Obrador, en 2006, puso, con razón, el respeto a los acuerdos de San Andrés como prioridad.
(Sigue)
-Marcos publicó su primera crítica pública y extensa contra AMLO en el famoso texto del otoño de 2005: "La ¿imposible? geometría del poder". Ahí señaló, con razón, que el PRD era un refugio de hampones en Chiapas. Aparte de ello, declararon su lógica no electoral.
El texto de Marcos se equivocó en dos cuestiones: le dio un peso inmerecido a la alianza de AMLO "con el salinismo" (Camacho y Ebrard). A la larga, no hubo tal salinismo.
Se equivocó Marcos en insinuar que AMLO era fascista ("el huevo de la serpiente").
-Un día ven a MC como esquirol pejista. Al otro, como aliado al cual rogarle declinación.
-Un día lloran por ver a Xóchitl “sin su esencia” en el debate y al otro la glorifican por escupir calumnias.
(Sigue)
-Un día firman con sangre permanencia de programas sociales; al otro despotrican contra los “huevones” que los reciben.
-Un día exigen porte presidencial y al otro aplauden que Gálvez interrumpa y haga chumeleadas en el debate.
-Un día acusan que “López y Claudia están desesperados” con base en cómo van vestidos (o alguna idiotez parecida) pero al otro día exigen declinación de Álvarez Maynez y “voto cruzado”; asumiendo, quizá sin querer, su gran, merecida y legítima desventaja en encuestas.