Si les gusta analizar la realidad, el coronavirus es lo mejor que van a pasar en sus vidas. Hoy, les voy a hablar del storytelling, del relato del virus. En otras palabras, de cómo se crea y se promociona una historia para explicar lo que nos sucede desde el poder. Dentro hilo!
El relato es la versión de la historia que se quiere promocionar como la “oficial”. Es simplificar la realidad a algo digerible. El objetivo es controlar la percepción de la realidad, y que la nuestra, y no otra, sea la versión que pase a formar parte de los libros de historia.
Si lo piensan, en la mayor parte de los casos no conocemos la realidad: conocemos el relato que de ella nos llega. Esto es porque, en muchos casos, no estábamos allí. Un ejemplo es la estupidez esa de que Colón descubrió América. Venga, desmontemos ese relato:
Primero: Colón no “descubrió”. Se descubre lo desconocido. Colón invadió, cosa diferente. Y, ya puestos, Colón no descubrió, ya que 500 años antes llegaron los vikingos. Y miles de años antes, llegaron los llamados “nativos”, que cruzaron desde Rusia por el estrecho de Bering.
En cambio, en España llevamos 500 años vendiendo ese relato porque favorece sus intereses. Ven? Un relato es una versión que se quiere promocionar. No necesariamente es cierta o falsa: sencillamente, a alguien le interesa vender esa forma de contar qué pasó, y no otras.
A veces, tenemos la suerte de no depender del relato. Sucede cuando algo lo hemos vivido directamente. A mí no me hace falta un relato sobre Catalunya o del Referéndum del 1 de Octubre en Catalunya: estaba allí, lo viví. Por eso, cuando sabes de algo, el relato parece absurdo.
En el mundo moderno, el relato es una arma arrojadiza: todo el mundo quiere establecer la verdad de la historia, para quedar como “los buenos”: en los USA hay un oficio completo, los “spin doctors”, dedicados a “girar” las historias para vendernos un relato concreto.
El coronavirus es un caso de libro de relato. Ha pillado a todo el mundo por sorpresa, y por eso todos intentan controlar el relato. Porque como ya dije las crisis fabrican nuevos héroes y destruyen viejos. Todo el que ansía el poder está intentando usar el virus para quedar bien
El relato del coronavirus pivota sobre dos temas: culpa y control. Por un lado, los países se esfuerzan en no quedar como los culpables de esto. Por otro, por fingir que tienen la situación bajo control y que son unos grandes líderes. Especialmente si no es así. Vamos por partes:
Este virus tiene origen chino, concretamente en Wuhan. Nadie lo duda. Pero fíjense que en los primeros días la lucha fue para evitar llamarlo “virus chino”, sino para darle un nombre más aséptico. Nadie quiere pasar a la historia como el origen de una pandemia mundial.
Aquí la OMS ayudó a China, con el nombre de Covid19, que tiene sentido: asociar enfermedades a países (como sucedió con la gripe española del 1918) fomenta el racismo y además puede ser erróneo. La gripe española, por ejemplo, ni siquiera surgió de España. history.blog.gov.uk/2018/09/13/the…
Fíjense como Trump, en guerra verbal hasta con su sombra, hace poco usaba la terminología “Chinese Virus”, para desgastar a China. Intentaba girar el relato. Pero vean como la última semana ha dejado de hacerlo. Sabe que quizás necesite información o suministros médicos chinos.
Luego viene la parte de control: aquí cada presidente usa diferentes narrativas en diferentes momentos para dar a entender que todo está controlado, y que ellos son unos líderes maravillosos. Con 11.000 muertos en España! Controlado una leche.
El relato de control que describiré se repite, en momentos diferentes, en cada país. Pero vean cómo los episodios del relato son siempre los mismos. Esto empieza con el “esto no va conmigo”, cuando los países creen que no les afectará. 1: El gobierno intenta ignorar el problema.
Luego llega 2: “afectará, pero será algo poca cosa”. Como Boris Johnson o Trump diciendo “dejaremos que la población se inmunice”. O a nuestro propio gobierno diciendo “no hay para tanto”. Bolsonaro sigue en esa fase. Veréis qué risa. Que mire a Boris Johnson y verá el futuro.
Pasamos a 3: “afectará, pero estamos preparados”. Este fue el relato dominante en España. Lógico, tras décadas repitiendo el relato de que nuestra sanidad es la mejor del mundo, nada podía salir mal. Si no fuese por los recortes, la infrafinanciación y la falta de planificación.
Porque esa es una característica del relato: tú puedes vender lo que sea, cierto o falso. Luego la gente te creerá o no. Aquí nos han vendido que todo estaba preparado, cuando es evidente que el virus pilló desprevenido al gobierno y ha arrasado el país durante unas 3 semanas.
El problema del relato del “estamos preparados” viene cuando llegan mil o dos mil muertos. Este virus no está por tonterías, y entonces los gobiernos tienen que pasar al relato 4: el “sacrificio heroico en unidad”. Estados Unidos dice que esto es el nuevo Pearl Harbor…
… el gobierno de España lanza campañas de “Unidos” (en serio? No había otro eslógan, para un virus que requiere que nos separemos?). Fijáos cómo España ha metido militares a hacer ruedas de prensa. Cosa inaudita y, para mí, censurable. Pero los uniformes venden el relato heroico
Estamos en momentos de heroísmo y sacrificio. Esa es la película. Y de ahí estamos migrando al relato 5 y final, que es el de “nadie podía preveer esta epidemia, pero unidos vencimos”. Fíjense ayer el ministro Illa, repitiendo machaconamente “la mayor epidemia en 100 años”…
… y los otros ministros repitiendo a coro “al resto de países también les ha afectado”. El relato es que el gobierno lo hizo genial, y que si no lo hizo mejor porque el fenómeno era tan inusual que todo el mundo sucumbió igual. No se podía hacer mejor. El gobierno es la leche.
Bien, ante todas manipulaciones, desconfíen. España lo ha hecho mal. La planificación de compras ha sido un desastre. El abastecimiento ha sido un caos. Se debería haber preparado el terreno en Febrero, se deberían haber prohibido los eventos antes, faltó de todo.
Ese es mi relato. Qué pasa? Que al final los relatos, como he dicho, no son ciertos o falsos: se imponen o fallan. Yo soy sólo un twittero dando mi opinión. El gobierno cuenta con toda la artillería mediática para hacer que su relato cale. Y se venderán como héroes.
En cierto sentido me recuerda al Rey: si recuerdan, durante 30 años Juan Carlos era poco menos que Jesucristo reencarnado, y así lo vendía la prensa. En los últimos años, ese relato se ha desmoronado, no han sido capaces de defenderlo entre líos de faldas y comisiones.
Pero lo bueno del relato del coronavirus es que ustedes, amigos míos, estuvieron ahí. Saben lo que se hizo bien y se hizo mal. No dejen que manipulen la historia, este es uno de los sucesos más importantes de los últimos 100 años. Es su historia.
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