Los que somos mayores tuvimos abuelos que vivieron la guerra. Y seguro que algunos hemos oído historias de esa época. Del abuelo que se fue en bici por la provincia a buscar medicinas para una niña. Del abuelo que escondió refugiados en el sótano toda la guerra. Dentro hilo.
Quien más quien menos ha oído abueletes decirse “tú que hiciste en la guerra?”al encontrarse. Esos son los abuelos que están muriendo estos días. Mueren muchos de ellos solos, para no infectar, con un valor apabullante. Y no nos debería extrañar. Esta gente sabe lo que es sufrir.
Esta gente no vivió un virus: vivió una guerra que se llevó por delante cientos de miles de personas. Pensadlo cuando digáis que estáis aburridos en casa. O que tenéis que hacer la compra online. Dejad de quejaros: tenéis comida. Y no os bombardean. Humildad, señores.
Me viene a la cabeza, pensando en esos abuelos y en el homenaje que les debemos, una frase que me dijeron una vez: “la excelencia es aquello que haces cuando nadie te mira”. Qué gran verdad. No, señores, la excelencia no es postear fotos en Instagram de lo mal que lo pasas.
No es escribir hilos ingeniosos en Twitter. No es ese político o Rey que se hace la foto para que se le vea preocupado y quedar bien. Todo eso es vanidad y exhibicionismo. Ni uno de esos merece aguantarle la mirada a uno de esos abuelos. Hablemos pues de excelencia real.
Hoy quiero hablar de esa gente que un día podrá decir: cuando yo era joven hubo un virus, y yo hice algo que estuvo a la altura. Porque, visto lo visto, sería bueno que dejásemos de tomar ejemplo de según que ídolos con pies de barro, y elijamos mejor nuestros héroes.
Conste que he recibido cientos de historias. Por fuerza tenía que elegir unas cuantas. Así que no están todos los que son, pero he intentado reflejar la variedad de conductas admirables que están apareciendo estos días. Espero que os inspiren y os animéis a contribuir en algo.
Conste también que he omitido historias de América Latina, y es por un motivo: conozco menos los casos, y es más difícil diferenciar excelencia real de propaganda. Y por no cagarla, prefiero no meterme.
Hay en Teruel un policía, Ángel Loras, que se pasa por la casa de los niños confinados, y les felicita el cumpleaños. Se encarga de cantarle a cada niño el cumpleaños feliz. m.facebook.com/groups/7630864…
Sigo. En mi misma ciudad, os presento a los Health Warriors. Esta gente se dedica a llevar comida gratis para que coma el personal hospitalario en medio de esos turnos larguísimos. No creeríais que los médicos se iban de restaurantes, no?: twitter.com/_HealthWarriors
Y lo extraordinario existe en muchas capas de la sociedad. Conocéis SEAT? Más concretamente, el SEAT León? Y si os digo que los trabajadores han transformado su línea de producción de limpiaparabrisas en una fábrica de respiradores?
Hablamos de los cientos de sanitarios jubilados que, pudiendo quedarse en casa, se están reincorporando para ayudar aún con los riesgos que eso supone? Como sólo tengo espacio para una, sirva esta:
Para los que les gusta hablar del “virus chino”, o cuento historias de chinos que, como conocen el tejido de su país, están comprando material sanitario allí? O preferís ésta? elcorreoweb.es/sevilla/el-mis…
Y recuerdan cuando no había tests, y en cambio todos nuestros políticos se habían testeado? Héroes de pacotilla. Heroico es la gente que, sabiendo lo que hay, cede su puesto para salvar a otros: abc.es/sociedad/abci-…
Y hay héroes pequeñitos. Por ejemplo, un buen amigo mío: a su madre le extirparon un cáncer de páncreas hace 3 semanas y está en casa convaleciente. El padre está ingresado con coronavirus. Y el pobre va arriba y abajo intentando conseguir máscaras para protegerles.
Verán que no he hablado de políticos, y hay una razón: sucede con los políticos que, cuando más suben, más se alejan de la gente. La vanidad es el camino al lado oscuro, que diría Yoda. Si quieren encontrar excelencia, seguramente la encuentren más fácilmente en…
… políticos de pueblo pequeño, que son los que están en primera línea, arremangándose para sacar cosas adelante. Tienen que comprenderlo: entre estar en una residencia limpiando el culo a vejetes y salir por la tele, lo segundo es mucho más agradecido. Pero hay buena gente.
Por eso, en representación de todos esos que ven a sus vecinos de pueblo morirse y se están dejando la piel para salvarlos, usualmente sin medios, les traigo a este señor.
Llego ya al final. Sanitarios: si hubiese dignidad en este país, el Rey saldría, una vez acabe la epidemia, y repartiría todo el dinero que cobró su padre entre esta gente. Acto seguido, diría “no estuve a la altura”. Y se iría. Sería un pago para lo que esta gente está haciendo.
Y, entre ellos, recordemos a los héroes que han dado su vida para que otros vivan. La lista sería larga, elijo uno como representante. Hoy, recordemos al Dr. Antoni Feixa, de la Quirón en Barcelona, muerto ayer tratando coronavirus.
Así que, la próxima vez que se encuentren a uno de esos tan buenos, tan sacrificados y tan solidarios… ya saben. Pregúntenles: “Si, pero tú que hiciste cuando hubo la epidemia del coronavirus?”.
Y, del mismo modo, giren al espejo y pregúntense: “qué hiciste tú cuando hubo el coronavirus?”. Les he dado ideas. Hoy es el día en el que usted puede ganarse el derecho a decir “cuando hubo el coronavirus, yo estuve allí”. No pidas cambio: sé el cambio.
d
d
