Empezamos.
-Te pasas el día leyendo.
-Te encanta que te obliguen a quedarte en casa.
-Has empezado a hablar con tus muebles de cocina y hasta le has puesto nombre a tu tetera.
-Aseguras que tu perro ha empezado a hablar.
-No ves el momento de que te dejen de salir de casa.
-Te pasas el día cantando para animar a tus vecinos.
-Has compuesto una versión propia del 'Resistiré' que tocas con un ukelele después de los aplausos en el balcón.
-Has descubierto en la repostería a tu gran aliada durante el encierro.
-Podrías pasarte Masterchef solo contabilizando los bizcochos y torrijas que llevas hechos (y digeridos) en la última semana.
-El vecino del 4ºA te hace ojitos (saltones) desde el balcón.
-El encierro te ha pillado por sorpresa.
-Tu única obsesión es que te dejen bajar la basura.
-Eso sí, si escuchas una vez más 'Resistiré' amenazas con tirarte a ella.
-No has conseguido hacer nada productivo en lo que llevas de encierro.
-Cada día consigues terminar un plan menos que el anterior.
-Has silenciado los grupos de whatsapp y estás a un par de días de dejar de cargar el móvil.
-Estás a punto de fundirte con las sábanas en una simbiosis perfecta.
-La siesta se ha convertido en una religión cuyo ritual abarca cada día más tiempo.
-No recuerdas cuándo fue la última vez que no estuviste en pijama.
-Has decidido matar el tiempo limpiando y ordenando rincones de tu piso que no recordabas ni que existían.
-Estás a punto de agotar todas tus reservas de material de limpieza.
-Ya no te arreglas ni para las videoconferencias de trabajo: el chándal vale para todo.
-No recuerdas cuándo es la última vez que pasaste la fregona o el cepillo por tu habitación.
-Esperas que, al frotar por accidente, entre el polvo aparezca algún genio que lo limpie por ti.
-Hay una pelusa tan grande en tu cuarto que hasta le has puesto nombre.
-Lo primero que harás en cuanto cese el confinamiento es ir corriendo a una peluquería.
-Has creado una rutina perfecta y llena de actividades para cada día del año.
-Todos los días estás puntual a las 19:58 en tu balcón.
-Estás pensando robarle el perro a algún vecin para poder salir a la calle.
-A pesar de estar teletrabajando sigues aprovechando tu armario para no perder las costumbres.
-Como cocinar se te da fatal y, además, no te apetece, estás haciendo una operación bikini fenomenal.
-Tus vecinos, que te consideran una persona serie y reservada, no te invitaron al flash-mob que grabaron cantando Resistiré la semana pasada.
-Desde entonces apuntas a los que no aplauden y a los que salen más de la cuenta.
-Te relajan la costura y la magia negra.
-Te enteraste de la cuarentena de casualidad, cuando ya lo sabía todo el mundo.
-Cada vez que anuncian una nueva prórroga del encierro, te llevas un chasco.
-Los debates de los epidemiólogos tuiteros espontáneos te dan alergia.
-Tu lema en estos días: sigue nadando.
-Haces deporte todas las mañanas.
-Todos los días dedicas una hora a meditar.
-Cultivas mente y cuerpo y gozas de un equilibrio y una armonía inquebrantables.
-Ayudas a tus vecinos mayores y hasta te da tiempo a colgar memes de gatitos para animar a tus seguidores en redes.
-Atiendes a tus hijos, la casa y el teletrabajo sin perder, por ahora, la cordura.
-Te encantan las cenas en que alguien, no falla, acaba armándola.
-Te prestarías para que probasen contigo la vacuna contra el virus con tal de que abran YA los colegios.
-Tenías hábitos saludables hasta que comenzó el encierro.
-Has encontrado en la cerveza, el vino y otras sustancias -dejémoslo ahí- aliados con quienes pasar la cuarentena.
-Usas zoom (¿datos comprometidos?, ¿qué datos?) para quedar a tomar copas con los colegas.
-Solo bajas la basura después de ajustarte la mascarilla, ponerte los guantes, limpiar con alcohol el ascensor y hacer un estudio riguroso de la seguridad del portal.
-Las pocas veces que sales a la calle te sientes como si estuvieras a punto de descubrir la Atlántida.
-Te pasas el día jugando. A lo que sea.
-Lo mejor que te ha pasado en todo 2020 son Tik-Tok y el Animal Crossing.
-¿Teledeberes? ¿Qué es eso?
-Comes chuches y frutos secos como si no hubiera mañana.
-No dejas de ver fotos antiguas de tu galería.
-Cuelgas todo el tiempo imágenes nostálgicas en tu Instagram.
-No soportas que te den la brasa con bobadas.
-Estás hasta las narices de que te reenvíen los mismos memes una y otra vez.
-Solo quieres que te dejen en paz.
-Desde que empezó todo esto cada día tienes más ganas de llorar.
-Estás deseando que te abracen y abrazar tú también.
-Has dejado de ver las noticias por salud mental.
-Amas leer, pero ahora mismo no consigues concentrarte en ningún libro, serie o película.
-Reenvías a tus grupos de whatsapp cuanto meme gracioso llega a tu móvil.
-Si fuera por ti, esta crisis jamás habrías sucedido.
-Tienes la solución para todo y no te cortas en expresarla, te la pidan o no.
-No lo sabes, pero te has convertido en un cuñado.
-Estás hasta las narices de que tus colegas de trabajo no te dejen ni respirar.
-Has dejado de mirar tu correo oficial, pero te siguen llegando sus notificaciones al whatsapp.
-Cuidas tu alimentación y tomas mucha fruta.
-La inactividad te provoca somnolencia.
-Si sigues haciendo caso a esa voz interna que te grita CÓMEME y BÉBEME puede que, cuando esto acabe, ya no puedas salir por la puerta ni al País de las Maravillas ni al portal de tu casa.
-El sofá y el mando de la TV son tus dos mejores amigos.
-Solo quieres irte de fiesta.
-No entiendes por qué tienes que seguir encerrado si tú estás bien.
-Estás pensando en coger el coche y largarte unos días a Benidorm, porque sí, porque tú lo vales.
-¿Insolidaridad? ¿Qué insolidaridad?
-Estás aprovechando la cuarentena para aprender idiomas.
-Todo el mundo cree que eres algo superficial, pero llevas días haciendo una reflexión profunda sobre el sentido de la existencia mientras haces zapping en Netflix.
-Como tiendes a la indecisión, solo ves tráilers.
-Eres quien mantienen el orden y la rutina sensata (o algo parecido) en tu casa.
-Te ocupas de la logística y hasta del ocio: seleccionas a qué se juega, qué música se oye y hasta qué series o películas se ven.
-Sonríes tanto que se te está poniendo cara de Tom Hanks.
-Te pasas el día compartiendo y buscando memes de gatitos.
-El tuyo, por cierto, es ya tu spirit animal.
-Tienes el look ideal -sofisticado pero informal- para cada día de cuarentena.
-Tu salida al balcón es lo más glamouroso que pasa en tu barrio cada tarde.
-Tu especialidad es difundir bulos y noticias falsas.
-En cuanto puedes, lanzas un rumor apocalíptico.
-Da igual de qué medida se trate y quién la proponga: todo el mundo lo está haciendo TODO mal.
-Tienes un autodoctorado en epidemiología.
-Estás viendo todas las pelis de dibujos de cuando eras un crío.
-Antes utilizabas menores -sobrinos, hijos- como excusa para verlas, ahora ya ni eso.
-Disney Plus es tu segunda piel.
-Puedes pasar horas explicando por qué Show Yourself es mejor que Into The Unknown.
-Estás esperando que con un chasquido de dedos tu cuarto se orden por sí solo.
-Por más azúcar que le pones, la píldora que nos dan sigue sin gustarte nada.
-Todo esto te resulta, como poco, supercalifragilísticoespialidoso.
-Has empezado a hablar con tu paraguas.
-Subes todos los días a tomar el sol en la azotea de tu bloque.
-Grabas vídeos cantando en tu terraza que luego cuelgas en YouTube.
-Has versionado ya el Resitiré y el Agapimú: ahora buscas un nuevo himno.
-Tus vecinos empiezan a quererte menos de lo que dicen.
-Cumples años en plena cuarentena.
-Te felicitan on line. Te cantan on line. Haces la fiesta on line.
-Has pasado de la comodidad de ir en pijama a la comodidad de ir, directamente, sin pantalones.
-No hay nada que no se resuelva con miel. O con chocolate.
-Nadie te conocía en tu barrio hasta que empezó la costumbre de los aplausos.
-Sales todas las tardes al balcón, aunque empieza a darte algo de pereza.
-Le pones entusiasmo para que los demás vecinos (que siguen sin saber de dónde has salido) no te miren raro.
-Estás encantado con no tener que socializar ni fingir buen rollo durante una temporada.
-Esperas que tras el encierro se valore mucho más la introversión y el respeto al espacio interior.
-Lo tuyo no es maldad, es solo que te pone de los nervios la hipocresía.
-Has intentado que te guste leer, pintar, cocinar..., pero como no lo has conseguido, decides ue lo que de verdad te gusta es dormir.
-Tu alimentación consiste en abrir bolsas con cosas que encuentras en casa y probar si se pueden masticar sin intoxicarse.
-Cada vez que toses piensas que puede ser coronavirus.
-Tienes el termómetro siempre al lado.
-Has decidido que te vas a aislar de todos por si acaso.
-Odias que los desconocidos te den dos besos desde siempre. Y ahora ya tienes claro que eso no va a volver a suceder.
-Entre las melenas desbocadas y la barba salvaje cada vez te queda menos cara visible.
-Ya eras poco social antes del encierro.
-Te pasas el día leyendo novelas gráficas y viendo cine de autor.
-El Nota de El Gran Lebowsky es tu spirit animal.