Thread by @aitorehm

Tres cosillas sobre el dos de mayo de 1808 en Madrid:

1. Todo empezó porque un soldado francés se puso chulo con un infante de España.

En 1808 los nobles españoles estaban escandalizados por la manera en la que se había permitido la ocupación francesa de la Península y hartos del liderazgo inepto de Manuel Godoy. Tampoco gustaban los rumores de que Carlos IV iba a copiar a los reyes de Portugal y huir a América.

El 17 de marzo se lanza un pseudo-golpe en el sitio real de Aranjuez -- el célebre Motín -- y se consigue que Carlos IV destituya a Godoy y abdique en el príncipe Fernando. No era que Fernando era prometedor -- siempre fue un inútil -- pero cualquier cambio era bienvenido.

Fernando VII llega a hacer su entrada triunfal en Madrid (por la desaparecida Puerta de Atocha) pero su fiesta dura poco, porque le espera el General Joachim Murat con una notita de Napoleón, a quien no le ha hecho ninguna gracia la abdicación.

Napoleón convoca tanto al rey puesto como al depuesto a un encuentro en el (ya desaparecido) Castillo de Marracq en Bayona, y en mayo de ese año consigue que ambos renuncien a sus derechos y entreguen la corona al hermano del emperador, José. (Borbones: always useless.)

Pero el dos de mayo se produce cinco días antes de las abdicaciones de Bayona. Why? Pues porque Carlos había dejado a un par de infantes en Madrid, y Napoleón decidió que lo mejor era tener a toda la familia real española juntita en Bayona -- y así lo ordenó.

En Madrid quedaba la depuesta reina de Etruria, María Luisa y el infante Francisco de Paula. La Junta de Gobierno que Fernando VII había dejado atrás inicialmente se opuso al traslado pero, al recibir instrucciones firmadas de su parte, finalmente dio la luz verde.

El dramón que provoca el levantamiento se produce a primera hora de la mañana, cuando los infantes se están montando en el coche que les llevará a Francia. Un grupo de madrileños se congrega ante el Palacio Real a comentar los movimientos, y el ambiente está crispado.

Es importante tener en cuenta que la Plaza de Oriente que existe hoy en día todavía no existía -- fue obra de José Bonaparte -- y que el entorno del palacio era bastante más claustrofóbico. No era una situación ideal para tener a soldados nerviosos rodeados por gatos enfurecidos.

Pues, bien, parece ser que cuando se ponen a trasladar a los infantes al coche que les llevará a Francia, Francisco de Paula va con paso lento y uno de los soldados le da un empujón. Al grito de «¡Que nos lo llevan!», los madrileños asaltan el convoy.

Y, bueno, pasa lo que pasa. Los franceses empiezan a disparar, hay muertos por todas partes, y de ahí desencadena el levantamiento violento por toda la ciudad.

2. Las dos grandes obras sobre el levantamiento de Madrid deben su existencia menos a la vena patriótica de Goya y más al temor que le tenía a la represión fernandina.

Goya era un afrancesado de toda la vida. Si bien no se puede decir que era un colaborador de los invasores franceses, no renunció a su puesto de pintor de la Corte durante el reinado de José I, y aceptó la condecoración de la Real Orden de España que le otorgó el francés en 1811.

Tampoco rechazó encargos de los franceses, algo que le dejó en una situación comprometida después de la guerra. Acabó por pintar por encima de al menos un retrato que le hizo a un general francés para ocultar su cercanía con ellos una vez se retiraron las tropas napoleónicas.

Muchos de sus amigos iustrados -- entre ellos Meléndez Valdés y Moratín -- tuvieron que exiliarse cuando volvió Fernando VII y restauró el absolutismo oscurantista e incompetente en España. Goya contempló huir a Portugal pero acabó por quedarse.

La represión fernandina no fue ninguna broma: entre la policía del régimen y la Inquisición, se torturaba, exiliaba o ejecutaba a todo dios bajo sospecha de tener ideas progresistas. Y a Goya le tenían perfectamente fichado.

De hecho, la Inquisición se la tenía jurada por 'La Maja Desnuda', que fue confiscada en 1813 por obscena. Goya fue llamado a testificar sobre ella en 1815, pero no se sabe en qué quedó la cosa porque no han sobrevivido los documentos relacionados con la sesión.

Eso sí, es casi seguro que la obra sólo sobrevivió porque durante años estuvo perdida en los almacenes de la Cámara Secreta de la Inquisición. Apenas fue recuperada en 1836, cuando fue trasladada a las dependencias privadas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Anyway, restaurado Fernando VII, Goya tenía que demostrar que era "muy españoles y mucho españoles" así que se le ocurrió hacer dos obras que mostrasen "las más notables y heroicas escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa."

Lo del "tirano de Europa" es un poco too much para alguien que aceptó una condecoración del hermano de Napoleón tres años antes, but no worries: las obras que resultan son geniales, y notablemente destacan el sacrificio del pueblo -- no los nobles -- ante la amenaza invasora.

¿Funciona su estrategia? Hard to say. Las obras no le libraron de la audiencia ante la Inquisición en 1815, y todo indica que es exonerado en la depuración de funcionarios más por ser "un viejo sordo que vivía encerrado en su casa" y no porque se considerase que estaba "limpio."

Todo indica que lo pasó mal un rato, aunque eventualmente vuelve a conseguir encargos reales -- sus retratos de Fernando VII de este periodo son una maravilla de desprecio, al menos cuando los comparas con otros que hizo durante el mismo periodo.

(Último, porque por fin ha dejado de llover en Bruselas.)

3. Enero 1933, Pedraza (Segovia): José Val del Omar explicando 'Los fusilamientos del tres de mayo' desde el balcón del Ayuntamiento.

Foto de Guillermo Fernández coloreada por la inestimable @latinapaterson.

Goya entregó sus obras sobre los sucesos de Madrid a la Corona. Como todos sabemos, Fernando VII era un mierdas, y especialmente mierdas en todo lo relacionado con arte: aunque él sale en el frisio de la fachada del Museo del Prado, debemos la pinacoteca a su segunda mujer...

...la portguesa María Isabel de Braganza. La pobre murió mientras paría en 1818 y no vio la inauguración del Museo un año después. Esta inauguración fue un poco engañosa, porque el acceso al Prado era bastante complejo. Apenas se podía visitar unas horas, un día a la semana.

Cierra entre 1826 y 1828, y cuando reabre se permite visitar dos veces a la semana (a no ser que seas extranjero, en cuyo caso hay mayor flexibilidad). Aun así, no hay ni remotamente el acceso libre de los museos de Francia, que eran realmente accesibles al público.

Esto solo cambia después de la Revolución Gloriosa, cuando se amplían los horarios, y las obras dejan de ser consideradas propiedad privada de los reyes y se convierten en patrimonio de todos los españoles.

Si bien, poco a poco, el arte del Prado -- y los cuadros del levantamiento de Madrid -- se volvieron accesibles para el público madrileño, más de un siglo después de la apertura de la pinacoteca esa Cultura seguía fuera del alcance de los españoles en zonas rurales del país.

Las Misiones Pedagógicas de la Segunda República llevaron copias de esas obras a los sitios más remotos de la nación, y por primera vez pusieron imágenes icónicas como las del dos y tres de mayo en Madrid a disposición de todos los españoles.

Tal y cómo muestra la imagen inicial que colgué, con el pueblo entero ante el Ayuntamiento para escuchar el discurso académico sobre la obra, el interés del público rural era enorme.

Hoy también vale la pena celebrar ese esfuerzo para que la Cultura de todos llegue a todos.

Buenas tardes.

(Rendimos honores, como siempre, a @latinapaterson por la imagen, una joya.)