Genio y figura de la ahora directora de Notimex: me consta en carne propia que así opera: Directiva de NOTIMEX ataca periodistas y organiza campañas de desprestigio en redes sociales aristeguinoticias.com/1205/mexico/di…
ABRO HILO: Allá por el 2006 o 7, al poco rato de haber tomado yo la dirección editorial de la redacción de Milenio en Monterrey, se presentó en mi oficina Sanjuana Mtz. Me llenó de elogios y al poco rato me dijo que quería colaborar.
Pensando en aportarle pluralidad a una ciudad tradicionalmente godínez, y al amparo de su fama, no tuve la precaución de escudriñar más a fondo su trabajo y le dije que sí. Al poco rato, de todos lados, me llegaron los “aguas”. No les hice caso, equivocándome rotundamente.
Sus textos llegaban bien escritos y provocativos pero insustentados y viscerales, como es su trabajo. Al tiempo un rediseño mandado desde la CDMX redujo considerablemente las pgs editoriales regias; salieron muchos, entre ellos mi propia columna, que dejó de publicarse en Mty.
Como aportaba poco le ofrecí que en vez de editorial hiciera reportajes -se supone es lo suyo- y accedió. El primero llegó ok, y después todo fue cuesta abajo: enviaba textos sin el mínimo dato duro, que tenía mi redacción que investigar y añadir para hacerlos publicables.
Un día me llegó con un supuesto bombazo: una casa de veraneo en las afueras de Mty que sería refugio de sacerdotes pederastas. ¿El sustento? Una sola testiga anónima que había visto sacerdotes allí. ¿La prueba? Que ella había querido entrar a investigar y la habían rechazado.
Le dije que necesitaba más pruebas, que con eso no bastaba, que si no resultaba cierto la pifia nos iba a desprestigiar a todos. Se enojó harto y salió corriendo de mi oficina. Me siguió insistiendo de publicar el texto y le seguí diciendo que necesitaba mucha más solidez.
Lo último que supe fue que me dijo que otra publicación estaba interesada, que era mi última oportunidad; le respondí lo mismo, y le dije que, como estaba el texto, se sintiera libre de publicarlo en otro lado.
Entonces no existían del todo las bendirtas redes sociales, pero a los pocos días comenzaron a inundar mi correo e unos mails nauseabundos, que me decían que merecía morirme, que debían violarme a mí y a mis hijos y amabilidades por el estilo.
Entendí qué estaba pasando cuando los correos comenzaron a exigir que se “recontratara”, cuando nunca se le despidió, a Sanjuana Martínez. El vómito cáustico siguió por meses, con llamada indignada de Reporteros sin Fronteras...
...marchas de grupos LGTB con pancartas a las puertas de la redacción acusando de censura, Abraham Nuncio y otros ilustres enviando cartas encendidas por la censura contra la ínclita periodista y otras bellezas similares.
Fueron los peores 6 meses de mi vida profesional. Luego me enteré de que la quema y roza y el grito de censura al amparo de su entonces estatus de supertar activista comprometida, etc, era su modus operandi para tapar su chambonería.
Ahora veo que su rencor vivo la llevó a envenenar la milpa incluso de las que eran sus cercanísimas, -Cacho, Aristegui et al-, a quienes veía como hermanas en la adversidad; con la diferencia de que ellas sí fueron censuradas y sí dejaron el pellejo por hacer la chamba.
Y bueno, amiguitos, eso es lo que tenemos hoy a la cabeza de la agencia de noticias mexicana. Lo lamento por los excelentes colegas que allí trabajaron, y espero que, cuando esta pesadilla termine, Notimex vuelva a ver mejores días.
