Que lo están anulando. Una jugada maestra (por lo tanto no ideada por López) para al fin despojarlo de los reflectores, quitarle el "control" de la crisis del Covid19 en México, y luego tirarlo al olvido hasta que otro partido lo acoja.
Gatell lo sabía de antemano, que tarde o temprano sería despojado del control del Covid19, sin embargo siguió con el juego amañando las cifras y usando un sistema obsoleto no apto para las pandemias.
Resistió y se prestó a la mentira para suscitar el efecto "bombón" que usó Peña en su tiempo. Más que el Covid19 trabajó su imagen, trabajó su dicción mentirosa y política, fue en otras palabras un eficiente flautista de Hamelín que hipnotizó el oído de tantos millones.
Y hacía dónde llevó a esos millones? Desde luego a la isla de la fantasía y a las tumbas. Para él lo importante fue siempre su imagen, y algo muy importante: la revancha jurada con Calderón.
Gatell (como buen gato Gatell) sabe cómo caer bien parado, no perdió tiempo, reitero: trabajó a tope su imagen, eligió reporteros a modo (al estilo de López en las mañaneras) y luego aguardó hasta la presidencia por fin le quitara el juguete.
Sabe el Gato Gatell que con López la tiene perdida. Pero sabe también que su imagen, dicción, y sus títulos (y hasta su chemise Lacoste) han encandilado a millones de ingenuos que creen creerle todo ignorando que al gato le vale sorbete la crisis del Covid.
Gatell siempre ambicionó dos cosas: la revancha con Calderón (cuando el expresidente lo sacó del equipo control de la crisis de influenza H1N1 por obvias razones) pero más que todo el poder, la escalada al poder, SU escalada al poder.
Una escalada imposible con López, pero nada imposible con la oposición. Descontemos a México Libre, Calderón lo detesta. Queda entonces el PAN y lo miro improbable, Gatell, señoras, señores: tiene cara de PRI.
