Un ecosistema retroalimentado y descentralizado. Alejado de las publicaciones tradicionales y su tendencia a la hagiografía. En este ecosistema se enseñan cosas bonitas pero también he visto crítica y debate REAL.
Más allá del clásico muñeco de pimpampum que es Calatrava, en Twitter he visto críticas reales a popes de la arquitectura internacional. ESO NO SE VE EN NINGÚN OTRO SITIO.
De igual manera, con algunos de los hashtags que nombro en el artículo, he visto enseñar obras semidesconocidas y brillantísimas. Obras que, en muchos casos eran un descubrimiento también para mí.
Pero además, he visto hilos con curiosidades, con diversión y con análisis mucho más interesante y más avanzados que los que se ven en cualquier revista (y en más de una universidad).
Por eso creo que, pese al mal rollo y la toxicidad que a veces se respira en esta red social (y en casi cualquier otra), Twitter puede ser un lugar estupendo para pasarlo bien y descubrir cosas. Solo hay que querer crear un buen ecosistema.
A mediados del XIX, Chicago instaló su alcantarillado y, para ello, tuvo que elevar su trazado urbano. Sus calles y sus aceras. Y TAMBIÉN SUS EDIFICIOS.
MÁS DE 4 METROS.
Y A MANO.
En #LaBrasaTorrijos redux, el alzamiento (literal) de Chicago.
🧵⤵️
Que el coche se ha convertido en un problema para las ciudades modernas es algo que tenemos bastante claro pero, en realidad, la imposición del tráfico rodado sobre el trazado urbano es una cosa MUCHO más antigua.
He leído que a Tolkien no le gustó Dune, y es lógico porque:
1. Los personajes de Dune no pueden andar porque se los come un gusano gigante, y a Tolkien le gustaba que los personajes andasen mucho.
2. Los protas de Dune se llaman Paul y Jessica y no Violento Pellizcapitos.
(La respuesta correcta probablemente es que Dune se mueve en el espectro de los grises oscuros muy oscuros y todo el mundo es un cabronazo, mientras que lo de los dilemas morales no iba mucho con Tolkien).
*anduvieses, anduviesen. Otro clavo en el ataúd de Tolkien.