Thread by @Movilizateya

Peripatético cómo intentan darle la vuelta a la tortilla, los psicópatas que nos gobiernan, corruptos, mentirosos compulsivos y que atentan contra la salud pública, pretenden que los psicópatas son los que se atreven a denunciarlos y se rebelan.
#PLANdemia
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Estos psicópatas políticos actúan así. Y para manipularnos invierten el dinero y los medios que sean necesarios, incluyendo a expertos a sueldo.

El poder político atrae al psicópata. La política es un medio fantástico para que se desarrollen los psicópatas, el ambiente ideal.

Dado que los psicópatas tienen una necesidad hipertrófica de poder y prestigio, son especialmente atraídos por la actividad que más poder permite ejercer y que, además, paradójicamente, menos requisitos objetivos (morales o profesionales) exige para ejercerlo.

Por tanto, si la política es el ambiente ideal para el psicópata, el ciudadano perspicaz guardián de su propia libertad estará siempre atento al comportamiento de los gobernantes para identificar aquellos signos que los expertos utilizan para diagnosticar la psicopatía.

Por ejemplo, el psicópata político tiene una tendencia patológica a mentir sin escrúpulos con mentiras muchas veces patentes, exageradas y burdas, rompe promesas flagrantemente y practica el victimismo para justificarse.

Puede mentir para obtener un beneficio, pero también por mera diversión mientras observa sonriente el estupor que produce su comportamiento. Una y otra vez, el abuso extremo de la mentira confunde a sus interlocutores, incapaces de comprender que no están ante una persona normal.

Además, todos los psicópatas son narcisistas, (aunque no todos los narcisistas son psicópatas) con un falso complejo de superioridad. Y aún entrenados para camuflar su irritabilidad cuando son contrariados, puede exhibir un lenguaje verbal o corporal de clara violencia contenida.

Otro de sus rasgos es que carecen de empatía y consideran que los límites éticos son una incomprensible debilidad de los demás así que, aunque en ocasiones pueda hablar de ética, se tratará siempre de palabras huecas, de un mero disfraz destinado a lograr sus objetivos.

Nunca admitirán su culpa, sino que siempre culparán a los demás. Por último, para estos psicópatas políticos nada tiene valor salvo cumplir sus objetivos por encima de cualquier límite.

La psiquiatría tiene claro que al psicópata político no le frenan argumentos morales o lógicos ni el miedo a producir daño a sí mismo o a otros, ni tampoco el pudor ante el descubrimiento de sus felonías: al psicópata político sólo le pone freno la ley.

Por ello, estos yonquis del poder, estos psicópatas políticos, intentan destruir la ley, cambiándola a su antojo a golpe de decretazo.

Recuerdas al psicópata y sádico comandante del campo de concentración, que le dice a Schindler: “Tenemos el poder de matar, por eso nos temen”. Pero Schindler le corrige: “Nos temen porque tenemos el poder de matar arbitrariamente”

En efecto, el mortal veneno de la arbitrariedad, de apuntar a su antojo al blanco de sus ataques, que siempre conduce a la tiranía, es lo más temible, el gran enemigo de la libertad, de la justicia, del orden y de la paz.

¿Estamos en un Estado de Derecho en el que manda la ley o en un Estado en el que sólo manda la voluntad del poderoso mientras la ley es despreciada, distorsionada, modificada constantemente y violada con descaro, de la forma más furtiva?

En tal caso, el ciudadano atento debe despertar al hecho de que su libertad y su paz pueden estar amenazadas, y que ni una dialéctica ingeniosa, ni una retórica florida, ni una apelación escandalizada a principios morales o al orden legal lo protegerán.

Sólo una implacable RESISTENCIA basada en la defensa de la ley natural y los derechos inalienables podrán defendernos.

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