Somos también ese futuro lleno de expectativas que planificamos.
Sin esa chance, nos queda solo un presente diario y una sensación de incertidumbre renovada.
Como Sisifo, siempre nos falta para llegar a la libertad
Sin poder estar cerca de ellos, el porvenir propio puede ser visto como mero deterioro personal, sin perspectiva.
De modo que esa angustia atraviesa en diagonal a las generaciones. No se encuentran corporalmente, pero sí en ese anhelo de un futuro próximo juntos.
Por eso tenernos paciencia a nosotros mismos se torna crucial para atravesar este laberinto, absolutamente novedoso e impensado... este abismo.
Por eso los ejecutivos se sienten encerrados trabajando en sus livings, deseando huir.
En algo estamos juntos: estamos irritados y no estamos a gusto.
Si realmente lo registro, seré menos peligroso y no intentaré maltratar a otros para descargar mi propia ira.
Si me comprendo dentro, es posible que lastime menos al afuera.
Conocer nuestros vericuetos internos, la filigrana de lo que nos pasa, nos da poder de acción, nos permite respirar mejor: ser más dueños de nosotros y menos instrumentos de nuestra angustia