Bienvenidos a “Mirando curvas”. Los datos que aparecen hoy tienen el sesgo para abajo de los fines de semana así que los vamos a dejar pasar. Como ya dijimos, esas alteraciones intrasemanales son un índice de normalidad: como el mundo no se termina, vale descansar los weekends.
Lo que está pasando en la Argentina es un violento cambio de discurso. Los contagios siguen como siempre, los famosos que tienen el virus lo atraviesan sin síntomas, las camas siguen mejor que hace un año y los fallecidos no suben. Lo que cambió es el discurso.
Miren a Berni. ¿Se acuerdan cuando decía que esto era como una bomba nuclear? Ahora dice que la cuarentena ya hizo lo suyo que era armar el sistema de salud y que ahora depende de la prudencia de los ciudadanos. ¡Bienvenido Sergio Berni a nuestro discurso tres meses tarde! 
Esto me hizo acordar a una nota de Gina Kolata, la periodista científica del @nytimes, sobre cómo habían terminado históricamente las pandemias.
nytimes.com/es/2020/05/12/…
nytimes.com/es/2020/05/12/…
Dice Kolata: las pandemias pueden terminar por razones médicas o por razones sociales. Es decir, a veces se termina cuando la gente se pudre del miedo y aprende a convivir con el miedo.
Algo de esto debe estar pasando en nuestro país para que justifique semejante cambio de discurso.
Como comentábamos, estamos atravesando el poco frío que se sufre en estos lares en invierno. Nos preguntábamos cómo habría sido años anteriores con las enfermedades respiratorias. Recordemos que en 2018, por ejemplo, murieron 38 mil personas por influenza y neumonía.
Allí se ve que si uno hubiera puesto la lupa día a día en las enfermedades respiratorias del período 2015-2018, en los meses de invierno se habría pegado un julepe mayor al del coronavirus. Promedio de 87 muertes diarias.
Los datos del coronavirus se resaltan aún más por varias razones.
En fin, quizás estemos entrando en una era de convivencia con otro virus respiratorio y empecemos a dejar de tener miedo. Es lamentable que el vocero del cambio sea un tipo como Berni, pero es lo que hay, nuestro canario en la mina.
Seguimos mañana, saludos.
