Thread by @arpaeditores

A algunos les ha sorprendido la defensa de @sanchezcastejon sobre la importancia del PCE en la construcción de nuestra democracia.

Os vamos a contar un episodio especialmente importante en ese papel 👇🏻

El 7 de noviembre de 1962 es detenido en Madrid Julián Grimau, uno de los responsables del PCE en el interior. Grimau había pertenecido al SIM (Servicio de Información Militar). La policía franquista acaba de detener a un policía de la República. No tienen piedad con él.

Mientras lo están interrogando en la Dirección General de Seguridad, Grimau cae esposado desde una ventana. Lo tiran por la ventana. No lo matan, pero se destroza las manos. Entonces deciden liquidarlo con la pena de muerte.

Manuel Fraga, nuevo ministro de Información y Turismo, quiere mostrarse como un propagandista más eficiente que su predecesor, Rafael Arias-Salgado. Intenta convencer a la prensa extranjera de que Grimau, “exquisitamente tratado por la policía”, se ha lanzado solo por la ventana.

La movilización internacional para salvar a Grimau es enorme. 800.000 telegramas reclaman la paralización del juicio. John F. Kennedy, el premier británico Harold Wilson y el papa Juan XXIII piden clemencia. Nikita Jrushchov envía un mensaje a Franco llamándole “Excelencia”.

El contexto internacional es muy importante: una pena de muerte 24 años después de la Guerra Civil no es la mejor carta para pedir el ingreso de España al Mercado Común.

En algunos puertos extranjeros, los estibadores se niegan a descargar barcos españoles.

Pero de nada sirve.

Tras un proceso lleno de irregularidades, Grimau es ejecutado el 20 de abril de 1963. Esposado, gravemente lesionado, pide que no le tapen los ojos. Los soldados, asustados, disparan mal y solo le hieren. Es rematado con tres tiros del oficial. Nace un mito del antifranquismo.

Radio España Independiente emite un programa sobre el asesinato que pone la piel de gallina a mucha gente. Jordi Solé Tura, uno de los padres de la Constitución española de 1978, es uno de los redactores de aquella emisora Pirenaica ubicada en Bucarest.

En Radio España leen solo el nombre de Franco y de los ministros que han aprobado la ejecución, añadiendo después de cada nombre la palabra asesino. “Repetimos el programa docenas y docenas de veces aquellos días”, cuenta Solé Tura.

Al cabo de varios días, Carrillo aparece en Bucarest, en la emisora. Hace “un análisis muy sereno de la situación, de las consecuencias del asesinato, de las movilizaciones en todo el mundo y de la línea política que había que seguir en ese momento difícil. Al final, les dice:

“Me conmovió profundamente vuestra reacción, pero aquel programa en el que calificabais de asesinos a todos los ministros es un error político. Para derrocar al franquismo y construir la democracia, algún día nos tendremos que entender con algunos de ellos”.

Quince años después, Carrillo y Solé Tura pactan la nueva Constitución española con el partido de Manuel Fraga.

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