–Mi marido es infiel. Necesito pruebas
–No soy investigador privado
–Están en este portátil
–Yo vigilo que se cumpla la LOPD, no la transgredo
–Soy la propietaria
–No es el tipo de caso que yo...
–Ella tiene 13 años
–Caso aceptado
Acompáñame en este #revival de mi investigación y resuelve conmigo el que fue el caso más kármico al que me he enfrentado (con un final poético y, lo creas o no, que te sacará una sonrisa).
[Recuerda que altero, elimino y añado datos para proteger el anonimato del expediente]
Aquél diálogo fue el que mantuve con Sonia, una mujer de 43 años (muy bien situada económicamente) y que estaba convencida de que su marido (Rafa, un tipo de 35) tenía secretos que podrían condicionar mucho el proceso de divorcio que estaba a punto de empezar.
Fase de consulta:
Sonia quiere que investigue un portátil de su propiedad que tiene en su casa. Rafa es la persona que más lo utiliza, así que está convencida de que, sin una orden judicial que nos permita requisar su móvil (nunca pasará), es la mejor fuente de pruebas.
¿Ahora?
La gente va votando "que te cuente más", así que eso haremos.
Sonia me cuenta que cree que su marido acosa a una niña de 13 años llamada Cris porque, en las notificaciones de pantalla bloqueada del móvil de Rafa, vio una vez la previsualización de un WhatsApp que se lo hizo creer
Como el portátil es de su propiedad, lo pone a mi disposición para que investigue los datos y archivos que contenga.
Pero... ¿puedo?
Pues no es sencillo (y se va notando en las respuestas de la encuesta).
El dispositivo es de Sonia, por lo que es propietaria de sus archivos.
Los datos son de Rafa, por lo que tiene derecho a la privacidad sobre sus datos.
¿Entonces?
Tenemos que recurrir a la jurisprudencia.
Y encontramos que, dado que el dispositivo es de uso común para la familia, todos los usuarios dan su consentimiento tácito (dejando los datos y archivos a disposición de los demás) para acceder a la información, salvo aquella que esté protegida explícitamente.
Dicho de otra manera: si pintas en la pared de tu casa el contenido de tu diario, no puedes culpar de revelación de secretos a las personas que viven contigo por ver tus interioridades. Y, menos que eso, al dueño de la casa.
¿Pero qué significa "que esté protegido explícitamente"?
Para ahorrar tuits... que requiera de una contraseña privada e individual, patrón, reconocimiento de huella o de cara.
Pero... ¿y borrar los archivos?
Está claro que si los borra es para que eliminar su acceso. Luego, no quiere que la gente los vea. ¿Debemos preservar su intimidad?
Aquí hay más indecisión entre mis lectores, por lo que veo.
La respuesta es que no es necesario preservar la intimidad de estos archivos (a pesar de que sea la intención tácita de Rafa al borrarlos).
Esto se debe a que, un archivo borrado, no es un archivo que desaparezca 😎
Muchos preguntan si, ante la sospecha de Sonia, no sería oportuno "llevar el portátil a comisaría".
Oportuno es denunciar de inmediato (y se hizo), pero su intuición sobre la edad de la Cris no está confirmada y llegó a esa conclusión espiando.
Necesitamos fundamento.
Conclusión de lo anterior:
No podemos acceder a las cuentas de RRSS de Rafa (aunque tengamos sus contraseñas guardadas en caché).
Pero... con los archivos no encriptados... ¡Hay buffet libre!
Y, os pregunto a todos vosotros, mis tuiteros peritos asistentes ¿qué hacemos ahora?
Fase de extracción de evidencias:
Centrémonos en los archivos del portátil.
¿Cómo lo hago?
Cuando el peritaje es judicial, suelo clonar los discos para molestar lo menos posible a sus propietarios. No es el caso.
Desmontar el disco para llevármelo o ponerme a analizar allí mismo los datos, me harán estar más tiempo en casa de Sonia, que no me apetece por si llega Rafa.
Me llevo el portátil.
¿Alguna consideración a tener en cuenta, peritos tuiteros?
Todas:
El portátil es introducido en una bolsa antiestática (para proteger los datos), y cerrada con un sello de cadena de custodia que especifica quién está presente y cuándo se clausura. El sello es firmado por Sonia.
A partir de ahora, cada vez que se saque, sello.
En el laboratorio empiezo a husmear.
¿Por dónde empiezo?
Historial de internet.
La verdad es que el marido entra en muchas zonas y redes sociales de chateo con desconocidos.
Y hay mucho porno.
Porno gay.
Tanto (y una total ausencia de pornografía heterosexual), que empiezo a preguntar si Cris no será Cristian, en vez de Cristina.
Flipo con que ni siquiera use la pestaña de incógnito para el materia para adultos: en esa casa hay menores.
No me ha dado información relevante para el caso.
¿Ahora?
¿Parece que los peritos tuiteros quieren saltarse los pasos más fáciles antes de meterse a recuperar los datos?
Yo los di (y aconsejo darlos), pero la verdad es que ni la fototeca ni los archivos presentes me proporcionaron la más mínima información.
Recuperemos archivos.
Habéis tenido una buena intuición.
Encuentro fotos de Cris.
✅ Es un chico
✖️ No es un menor
✅ Sí que hubo una relación
✅ Hay sexting entre ellos
✖️ La relación se cortó meses antes que el WhatsApp que vio Sonia
✅ La comunicación ha continuado
Rafa lo borró todo el día que Sonia le confesó su intención de separarse.
Pero aquí... tenemos un tesoro de prueba 👿
Rafa ha recogido TODOS sus mensajes con Cris y los ha copiado, uno detrás de otro, en un archivo de Word (que borró).
Sonia ya tiene la infidelidad demostrada.
Pero yo no entiendo las respuestas.
¿Por qué iba Rafa a recoger todas sus conversaciones con Cris (la mayoría muy íntimas) en un archivo de texto?
El documento es enorme.
Hago scroll hasta el final para ver cuánto se prolonga y ME LLEVO LA SORPRESA DE MI VIDA
Lo último que ha copiado Rafa en ese archivo (el de sus conversaciones con Cris) son MIS datos de contacto.
Mi nombre, mis apellido, mi dirección de corre profesional...
¡¿Pero qué?!
Las últimas tres palabras del escrito son "Perito Judicial Informático".
Cuando me recupero de la impresión, comprendo que Rafa ha estado buscando a un informático forense y que ha encontrado mis datos en internet.
¿Pero por qué me busca y por qué lo copia en ese archivo?
Buena intuición, peritos tuiteros.
Efectivamente, Rafa estaba siendo chantajeado por Cris con contar su relación.
De hecho, encuentro pruebas de transferencias bancarias que tienen toda la pinta de constituir el pago.
Pero eso, aunque lo recojo, ya no es asunto mío.
No preguntéis por la sentencia de divorcio, que yo, a esas cosas, no les hago seguimiento
Solo diré que Sonia se sintió muy feliz de haberme contratado
Tanto... que no puedo evitar plantearme si, lo de que Cris era menor, fue una mentira porque sabía que yo me especializo en eso
Tras la experiencia, decidí no volverme a inmiscuir en casos de infidelidades (salvo petición judicial).
Sé que, siendo profe, lo que voy a decir a continuación es equivalente a inmolarse.
Pero otra compañera agredida (más) y un alumno sumido en una crisis de ansiedad es motivo como para no callarme:
Si tú hij@, por la condición que sea (incluidas las médicas), es un peligro extraordinario porque agrede a los demás, no puede estar en un aula ordinaria.
PUNTO.
El sistema no te da mejores opciones y buscas lo mejor para tu hij@.
Tienes toda mi simpatía. Tienes toda mi conmiseración. Tienes mi comprensión.
Pero hasta ahí.
Apelando a la vocación, no puedes exigir a los docentes que soporten patadas de tu hij@, día sí, día también.
Antes de estudiar el último, lista de cambios que Elon Musk ha perpetrado en Twitter y consecuencias:
⚠️La verificación de cuenta ya no requiere prueba de identidad, sino pagar (RESULTADO: Los ciberacosadores, haters, trolls y suplantadores consiguen apariencia de veracidad).
⚠️Amnistía a todas las cuentas canceladas y borradas (RESULTADO: Todos los ciberacosadores, haters, trolls y suplantadores que habían sido localizados y eliminados, vuelven a la red en masa).
⚠️ Los “me gusta” se vuelven anónimos (RESULTADO: Los ciberacosadores, haters, trolls y suplantadores que se limitaban a dar “me gusta” a las publicaciones que te perjudicaban para pasar desapercibido a tu radar, ahora son totalmente invisibles).
Al final, queda la sensación de que la gente que tiene razón debe callarse para no molestar a los equivocados 😞
No me quito de encima la sensación de que tuvimos mucha suerte con los agentes que atendieron la llamada.
Lamento las erratas del hilo, pero es que me ha puesto muy nervioso revivirlo: Durante todo el tiempo estuve recordando un caso que atendimos en @CiberProtecter hace 3 años de dos adolescentes que grabaron a una niña pequeña de fondo cuando bailaban en la piscina.
Si mañana se hace viral (más les vale que no) el vídeo de “un boomer increpando a tres pobres niñas que solo querían grabar un TikTok en la playa”, al menos ya sabéis la historia completa 🤷🏼♂️
Nadie del circo romano me dijo “pues tenía usted razón”. Ni disculpas.
Una señora se fue murmurando “pero tampoco tenía que haberse puesto así de gilipollas” (recuerdo que yo solo pedí que no se publicase la cara de mi hijo y, ante la agresividad, recordé que era ilegal 🤷🏼♂️).
Al final, queda la sensación de que la gente que tiene razón debe callarse para no molestar a los equivocados 😞
Recientemente he visto un debate/cara a cara que ha organizado un famoso influencer, en el que enfrentaba dialécticamente a influencers de la conspiración y el terraplanismo con divulgadores científicos.
Hay algo que me gustaría comentar:
Obviamente, los “argumentos” de los primeros no se sostenían, no ya a un análisis científico, sino a una conversación informal con mínimos de rigor científico. Hasta aquí, no hay sorpresas.
Pero ellos lo perciben: No hay sorpresas.
Entre ellos, los hay que quieren creer y los hay que quieren que los demás crean, así que, ya sea por autoprotección de su creencia (no se la vaya a desmontar la realidad) o de su chiringuito (no vaya a perder a sus consumidores), luchan, no por dirimir, sino por tener razón.
Hace tiempo pusieron un casino en mi barrio. Imagináoslo: el típico con la puerta y escaparates llenos de luces de neón.
Llamaba mucho la atención y, los críos que pasaban por allí, sentían curiosidad. ¿Qué niño no se siente atraído por lo prohibido?
El casino, que se llamaba Chanín, tenía una pésima reputación.
Además del juego, dentro se movía una gran cantidad de "negocios delicados": Strippers, alcohol, otras sustancias, prostitución...
El barrio lo sabía: Su dueño era un intocable jefecillo de los negocios turbios al que todos llamaban Big Fran y del que siempre se podía esperar que explotase este tipo de "actividades económicas".